El saxo como «música total»

Solos o en pareja, los hermanos Ismael y Benjamín Dorado se han convertido en toda una atracción musical que en sus conciertos está arrasando por la provincia y fuera de ella

Ismael y Benjamín Dorado ABC

A. M.

En el mundo del fútbol la «especie» más cotizada suele ser la denominada «futbolista total», capaz por tanto de lograr al mismo tiempo el «fútbol total». En el mundo de la música podría aplicarse esta visión a aquel artista o creador capaz por sí mismo de ofrecer la «música total», con todos los matices y estilos posibles. Eso que pude parecer complicado, existe. Y además en la provincia de Toledo tiene dos ejemplos contrastados y al mismo tiempo aplaudidos por el numerosos público que asiste sus conciertos a lo largo y ancho de la geografía provincial.

Se trata de los hermanos Ismael y Benjamín Dorado , dos saxofonistas de Villaminaya capaces de levantar el ánimo y la diversión allá por donde van. Ese instrumento y el acompañamiento electrónico de ritmos y acordes son suficientes para que la versatilidad del saxofón haga bailar sin parar al público que sobre todo ahora en verano acude a sus espectáculos, que tienen lugar casi todos los días de fiestas, no solo en Toledo sino en provincias como Cuenca o Albacete.

ABC ha conversado con Benjamín, el más pequeño de la familia, que nos explica su experiencia.

¿Cómo surge la idea de que un saxofonista o dos, con tu hermano Ismael, monten este espectáculo que está siendo tan bien recibido en muchos pueblos de la provincia y de otras colindantes?

Surge de tocar de tocar en muchos sitios, pero sobre todo de tocar en un montón de formatos. Los dos hemos tocado en orquestas u otro tipo de agrupaciones y al final en este formato individual lo que te permite es tener libertad total para adaptar el repertorio a cada tipo de evento y sobre todo a cada tipo de público, porque hay veces que los eventos que parecen similares luego no lo son.

¿Y este formato os satisface más que tocar en grupo?

No, en absoluto. Tocar con otros músicos es lo más grande que hay, y lo seguimos haciendo. Nunca nos podría satisfacer más tocar con música enlatada que con músicos reales. Eso es idílico, por decirlo de alguna manera, pero en este formato la verdad es que nos sentimos cómodos.

¿Por qué los dos hermanos con el mismo instrumento, el saxofón?

Mi hermano empezó tocando el saxo (en casa somos 4 hermanos y él es el segundo y yo el más pequeño) y yo le seguí. Él empezó a tocar el saxo un poco por casualidad y yo lo tenía cerca y al final me decanté también por ese instrumento.

En tu caso compaginas la docencia con el espectáculo del saxo ¿cómo se lleva esto?

Estoy dando clase de música en un instituto de Leganés e intento que me quede el mayor tiempo posible para poder seguir tocando, y a día de hoy puedo compaginar las dos actividades.

Modo de vida

¿Del espectáculo del saxo se puede vivir, o es un complemento?

Es complicado, porque el mundo de la música o cualquier otro espectáculo tiene muchas dificultades, pero la verdad es que en mi caso me siento muy afortunado porque a día de hoy, dentro de que también la docencia tiene la rama musical y soy profesor de esa materia, va todo relacionado. Así que de momento no nos podemos quejar.

¿Disponéis de diferentes tipos de espectáculos dependiendo del tipo de público o ambiente?

Así es. Aparte de que adaptamos el repertorio, también tenemos como unos formatos ya creados. Por ejemplo, hay un espectáculo en formato de concierto y otro más encaminado al baile y al movimiento. Por tanto, dependiendo de cada sitio aplicamos aquello de «allí donde fueres haz lo que vieres».

¿No sé si estáis a lo mejor cansados de que os consideren hombres orquesta, o eso os da igual?

No demasiado. Ni nos lo dicen tanto ni yo me siento así, porque soy saxofonista. Evidentemente, al trabajar solo es indudable que tienes que acompañarte de algún tipo de base musical, no te queda otra, pero esa base no la estás haciendo tú. El formato ese tan gracioso de hombre orquesta con el bombo detrás y los platillos no es comparable al trabajo que hacemos.

En el caso de los toledanos, ya que la mayoría de vuestras actuaciones son en esta provincia ¿se puede decir que es gente animada o hay que empujarles para que se animen?

En Toledo, por regla general, la gente es simpática, alegre, de esa como dice la canción que no me toques las palmas que me conozco, gente que empieza un poquito de movimiento y.... La gente de Toledo por lo general es muy alegre.

Pero no será lo mismo tocar a 35 grados a mediodía en verano, como os sucede, que en una sesión de noche...

Si digo que es lo mismo te engaño, tanto desde el punto de vista del que toca como del que baila. La predisposición de una persona en una noche de verano en la que corre un poquito de brisa no es igual que la que pueda tener una persona a las dos de la tarde cayéndole el sol. Pero voy a lo de que la gente de Toledo es muy alegre y al final asocia música con alegría y fiesta y esa sensación te hace que te animes a pesar de que no sea la misma situación. Al final da igual el horario si tienes ganas de pasártelo bien. Es más, creo que independientemente del horario o de la persona a la que estés escuchando, si vas con predisposición de pasártelo bien te lo pasarán bien. Eso depende de ti, no de otra persona, y lo del clima al final es un poco secundario.

Aparte de la música, en el espectáculo hay otra faceta muy importante como es la del baile y eso supone que habéis tenido que aprenderos todo tipo de bailes para contagiar y animar también al público.

De alguna forma creo que eso va dentro de la fiesta. No se trata de aprender esos bailes. El baile que nosotros podamos hacer, y no somos bailarines, es adaptarte a lo que es la pieza que estás tocando. Sí que es cierto que como tiene que sonar música de todo tipo y para todos los públicos tienes que ir un poco puesto en lo que le puede gustar a una generación o a otra. Dentro de los temas que pueden gustar muchos de ellos se han hecho famosos por la música y otros muchos por su baile o coreografía. Por tanto, es un poco adaptarte a cada generación.

Con el verano no termina la fiesta en vuestro caso ¿o sí?

Lo que cambia un poco es el formato. Ahora en el verano es muy típico encontrarnos al aire libre, pero en invierno hacemos muchos conciertos en una versión no diría que más seria pero sí más tranquila y sentados en un teatro o en un auditorio. Aunque un sábado de enero o de febrero no tiene por qué ser más tranquilo porque estés sentado, ya que puedes estar animado sin bailar.

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