'MAZAPANOIR' TOLEDO

César Pérez Gellida: «Los escritores no dejamos de ser un producto de 'marketing'»

El escritor vallisoletano presentará este jueves a las 19.00 horas en la Biblioteca de Castilla-La Mancha de Toledo, dentro del festival de novela negra 'Mazapanoir', su nueva novela, 'Astillas en la piel', un absorbente thriller psicológico

El escritor vallisoletano César Pérez Gellida ICAL
Mariano Cebrián

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La venganza es un plato que se sirve frío. Una frase y un sentimiento que sirve para resumir muy bien lo que el lector encontrará en ' Astillas en la piel ' (Suma, 2021), la nueva novela de César Pérez Gellida (Valladolid, 1974), quien es para muchos el principal representante ahora mismo del género negro en España. No en vano, con doce libros desde 2013 y tras importantes reconocimientos a sus espaldas, como el premio del festival Valencia Negra 2019 por 'Todo lo mejor', está en boca de muchos de los amantes de este tipo de literatura. De hecho, ya se ha acuñado un nombre para definir su estilo: «género Gellida».

El escritor vallisoletano llega este jueves a Toledo, al festival de novela negra ' Mazapanoir ', que vuelve a ser presencial tras la pandemia y que servirá para presentar en la Biblioteca de Castilla-La Mancha , a las 19.00 horas, su nueva novela, 'Astillas en la piel'. Se trata de un absorbente thriller psicológico en el que se confirma que César Pérez Gellida es el auténtico mago del engaño de nuestras letras. Al más puro estilo cinematográfico, el autor dinamita las expectativas del lector, llevando la trama por caminos inesperados y sembrándola de giros y sorpresas constantes. El forzado reencuentro de dos amigos de infancia con más de una deuda pendiente es el punto de partida de esta novela adictiva y asfixiante, que va mutando a medida que avanza.

Detrás hay una estructura milimétrica con saltos atrás en el tiempo que van recolocando sin descanso las piezas del puzzle del presente; profundidad en el retrato de los (imprevisibles) personajes; mimo en la descripción de los escenarios (descollando el modo en que la villa de Urueña (Valladolid) , con su caótico trazado medieval y bajo una impenitente cencellada, sirve de contrapunto geográfico de las emociones extremas que embargan a los personajes) y una prosa muy cuidada (como ejemplo, los conocimientos anatómicos y médicos que despliega el autor a lo largo del libro).

Espero que me venda su novela mejor que Álvaro, uno de los protagonistas de la misma, que es también escritor y llega a decir que «en la literatura no existe nada que no se haya escrito antes». ¿Lo cree usted así?

Estoy completamente de acuerdo con Álvaro. Eso no es una opinión, sino una certeza. El ser humano tiene once tipo de historias que es capaz de inventar y el resto son variaciones, cambiando escenarios, personajes, atmósferas y otros detalles. En cualquier caso, esto no es lo importante de una creación literaria, puesto que la percepción del lector es que cada historia la vive de una forma distinta.

Y con Juan Gómez-Jurado, ¿está de acuerdo cuando habla de usted como «el mejor autor de novela negra de España»?

Pasa lo mismo que con lo que he dicho antes. No es una opinión, es una certeza (se ríe). No lo sé, pero es su opinión y yo no la voy a desmentir. Él me conoce bien, tenemos cierta relación y ha leído toda mi obra. En cualquier caso, estoy en un grupo de autores de novela negra que tratan de liderar el género para que crezca en este país.

«Algo distinto pero reconocible». Así se ha referido usted a su nueva novela. ¿Por qué cree que es diferente a sus historias anteriores?

No hay una razón previa que yo tuviera en la cabeza para hacer este cambio, sino que simplemente la novela ha salido así porque los ingredientes son muy distintos. Normalmente yo acostumbro a manejar un elenco de personajes mucho mayor. En 'Astillas en la piel' tenemos dos protagonistas que se llevan el 80% de la carga dramática de la historia y hay un tercer personaje que también es determinante. Los escenarios también cambian e influyen en el comportamiento de los personajes. Sólo son dos: Urueña, el pequeño pueblo de Valladolid conocido por su gran número de librerías, y un internado de niños. Con todos estos ingredientes y por el hecho de que el motor narrativo nada tiene que ver con la investigación criminal, aunque sí esté presente, sino con un claro componente psicológico y el juego entre los lectores, los personajes y el autor, es algo radicalmente distinto a lo que he escrito hasta ahora.

De hecho, usted mismo ha reconocido que 'Astillas en la piel' estaba inicialmente ideada para ser un producto audiovisual. ¿Cuándo se dio cuenta de que esta historia merecía una novela?

Es cierto. Yo estaba haciendo un tratamiento de guión para una de las productoras con las que trabajo habitualmente, y no recuerdo el momento concreto, pero sí donde tomé la decisión, que fue en el 'Zerocafe', un escenario recurrente de mis historias anteriores. En todo caso, ya venía mascullando la posibilidad de que ésta se convirtiera en una novela porque los personajes protagonistas -Álvaro y Mateo- estaban creciendo mucho en mi cabeza. Eso no quiere decir que esta trama no pueda tener un desarrollo paralelo en el futuro en el mundo audiovisual.

Mucho se habla ya del «género Gellida». ¿Tiene muchos adeptos?

Estoy muy contento que se hable así de mí. Además, en parte, es culpa mía porque yo vengo del mundo comercial y desde el principio consideré que debería tener una marca propia, puesto que los escritores no dejamos de ser un producto de marketing y nuestra producción son nuestras novelas. Si éstas se ganan un espacio en las memorias de los lectores y en los lineales de las librerías con una marca propia, ya sería una ventaja como punto de partida. El «género Gellida» se caracteriza por una narrativa muy audiovisual, en la que yo vivo una escena en mi cabeza muchas veces y, cuando la tengo claro, la traslado al papel, y con las palabras juego un poco como con la cámara, con distintos tipos de enfoque, planos y otros elementos que me acercan muchas veces más al guión cinematográfico que a la estructura de una novela convencional.

Me habla de los escritores como productos de marketing y como marcas. ¿Qué opinión le merece el fenómeno Carmen Mola?

Creo que es una gran noticia. Más allá de la importancia del Premio Planeta, que la tiene, se está hablando de Carmen Mola trascendiendo los límites de la industria editorial. Eso es siempre positivo, que capte la atención de los medios por el motivo que sea, pero es que en este caso yo lo entiendo como algo legítimo, puesto que son tres guionistas que se han juntado y han elegido un pseudónimo casi al azar, una elección que yo conozco y es muy gracioso, casi hasta acertada. Después, que haya levantado ampollas en un espectro amplio de la población me cuesta más entenderlo.

Su nueva novela narra el reencuentro después de muchos años de dos amigos arrastrados por su pasado, que es lo que les mueve a actuar. De hecho, el título, 'Astillas en la piel' es una metáfora de lo que uno de los dos protagonistas vivió siendo un niño. ¿Cree, como ha dicho en alguna entrevista, que «hay recuerdos que se clavan como astillas y a veces no conviene extraerlos»?

Depende de la capacidad de cada uno. Hay personas que son capaces de gestionar mejor este tipo de emociones y otras que no. En el caso de Mateo, él decide tomar el camino de la venganza y traza un plan. La conclusión es que las vías que se eligen para solucionar un problema son determinantes y tienen sus consecuencias, por lo que hay que evaluar si conviene o no extraer determinados tipos de astilla o el momento en el que hacerlo.

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