De enfermos, mineros y médicos

ºA veces las casualidades tienen efectos beneficiosos; gracias a una de ellas han llegado a mis manos en la misma semana estos dos libros, y justo por el hecho de esa coincidencia temporal y de la vinculación en el tema que les ocupa, me he decidido a hacer estas breves líneas de presentación y comentario. Son tantas las carencias en la historiografía en Castilla-La Mancha que la historia de la asistencia sanitaria y de la evolución de las condiciones de salud es sólo un capítulo más de lo que falta por hacer. Por eso deben ser bienvenidos estos dos libros que si bien se centran en dos territorios muy concretos (una ciudad importante, Talavera, y un complejo minero, importante también pero ya desaparecido, el de san Quintín, cerca de Puertollano) señalan el camino para posteriores trabajos y pueden ser buenos p untos de partida para ellos.

El doctor Juan Atenza es director-gerente del Instituto de Ciencias de la Salud de CLM y médico especialista en medicina preventiva y salud pública. Su amplia experiencia en atención médica y gestión sanitaria le ha llevado a realizar (entre otros varios) este amplio trabajo (su tesis doctoral) en el que nos describe con toda precisión la realidad sanitaria de Talavera en la primera mitad del siglo XX, comparándola en todo momento con las medias nacionales. Señala las graves insuficiencias en el saneamiento de aguas, alcantarillado y recogidas de basuras, y en otros riesgos ambientales (como la existencia de cebaderos de cerdos en corrales en el casco urbano).

Indica a este respecto cómo hubo que esperar hasta 1947 para la llegada de un sistema de abastecimiento de aguas mínimamente normalizado y cómo no hubo un alcantarillado digno de tal nombre hasta 1938. Nos habla también de las diversas instituciones de atención médica y sanitaria que hubo en la ciudad a lo largo del periodo estudiado y señala la crónica insuficiencia de recursos económicos, humanos y materiales para que las mismas pudieran ofrecer una atención te satisfactoria.

Concluye afirmando que la situación sanitaria de Talavera a principios de siglo (con 10.000 habitantes) era claramente «penosa» y afirma que las sucesivas autoridades fueron siempre conscientes de ella, pero fueron muy escasas las que dieron pasos adecuados para remediarla.

En cuanto al otro trabajo, de una extensión menor pero no por ello menos interesante, se centra en una explotación minera muy determinada, las minas de plomo de san Quintín, en el término de Villamayor, muy cercano a Puertollano y gestionada por la francesa Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, que se desarrolló a lo largo de medio siglo, entre 1884 y 1934.

El libro de Trujillo Valderas centra su interés en el esfuerzo de los médicos (y en concreto dos de ellos, los doctores. Eladio León y Castro y Ángel Ortiz Ramírez) los cuales «aun siendo contratados por las compañías mineras no siempre actuarán de acuerdo con los intereses empresariales». El primero de ellos, además, llegó a ser alcalde la localidad cordobesa (y minera también) de Peñarroya.

En la mina de san Quintín empezaron trabajando unos 250 mineros que no llegaban al centenar en 1933, poco antes de su cierre. No obstante la profesionalidad y los desvelos de los dotores citados y otros menos conocidos hicieron que la empresa minera, a regañadientes, tuviera que aplicar la insuficiente legislación laboral que de algún modo protegía a estos trabajadores. En resumen dos trabajos importantes para un tema tan esencial para el desarrollo de la vida como es la salud y sus circunstancias. Enhorabuena a los autores.

Jorge Juan Trujillo Valderas: Minas de San Quintín (1884-1934). Notas sobre la aldea, sus médicos y sus mineros. Biblioteca de Autores Manchegos; Diputación de Ciudad Real, 2016.

Juan Atenza Fernández: Salud Públicay asistencia sanitaria en Talavera durante la primera mitad del s. XX. Padre Juan de Mariana; Ayuntamiento de Talavera, 2016