ENTREVISTA

«Espero que los partidos no se contaminen por sus direcciones para reformar el Estatuto»

Cuando han pasado más de ocho meses desde que fuera elegido como presidente de las Cortes, Pablo Bellido hace balance para ABC de este tiempo y de los retos que tiene por delante

Pablo Bellido posa para ABC en el salón de pelnos de las Cortes de Castilla-La Mancha H. Fraile
Mariano Cebrián

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Aunque nacido en La Línea de la Concepción (Cádiz) el 23 de abril de 1976, Pablo Bellido se crió en Guadalajara y, en concreto, en Azuqueca de Henares , municipio en el que comenzó en esto de la política y donde fue primero concejal y luego llegó a ser alcalde por el PSOE. Ahora, tras ostentar varios cargos de responsabilidad en la Junta de Comunidades y dentro de su partido, y después de pasar por el Congreso de los Diputados entre 2016 y 2019 , lleva más de ocho meses al frente de las Cortes de Castilla-La Mancha , convirtiéndose en el presidente más joven del Parlamento autonómico, una institución que busca abrir a la ciudadanía .

¿Qué supone ser el presidente más joven de la historia de las Cortes de Castilla-La Mancha?

Es un privilegio y siento una gratitud absoluta hacia todos los compañeros que me han elegido, a los ciudadanos que lo hicieron posible en las elecciones y, por supuesto, como no, al presidente Emiliano García-Page. Por ello, me comprometo a devolver con esfuerzo y con generosidad posible toda la confianza depositada en mí. Ostentar este cargo está muy por encima de lo que jamás habría podido imaginar.

Desde el 2016 al 2019 estuvo como parlamentario en el Congreso de los Diputados. Según su experiencia, ¿qué diferencias y similitudes existen entre ambas cámaras?

Hay una diferencia objetiva, que es el volumen y la cantidad, ya que en el Congreso de los Diputados son 350 y aquí somos 33. Aquello es un universo de trabajadores enorme y las Cortes de Castilla-La Mancha es el parlamento autonómico con menos funcionarios de España. Pero, en cuanto a lo cualitativo, la responsabilidad, son bastante similares porque ambas son cámaras de representación territorial donde venimos a representar a los ciudadanos por encima de los intereses partidarios. Esto no significa desprenderse de tu visión de la vida o de la ideología de tu partido, pero sí construir un proyecto comunitario sumando los intereses de cada uno.

Creo que le debe bastante al presidente Emiliano García-Page. ¿Qué supone para usted su figura?

Emiliano es un amigo, pero además es una persona a la que admiro y valoro como uno de los mejores políticos que tiene ahora mismo España. Desde luego que tiene una enorme influencia en la decisión de que ahora mismo presida las Cortes e incluso sea diputado autonómico, ya que en un principio mi planteamiento no era venir aquí. Me dijo que yo podría ayudar y ser útil en la misión de encabezar la lista socialista por la provincia de Guadalajara y, como hay una enorme coherencia en los planteamientos políticos que defendemos, al final me sumé a este proyecto sin imaginar que sería el presidente de la Cámara. Si no llega a ser por la impronta, la personalidad y el liderazgo de García-Page, no solo yo no habría llegado aquí, sino que el PSOE tampoco gobernaría Castilla-La Mancha.

El Parlamento con más leyes

Parece que el ambiente en las Cortes no está siendo, de momento, tan bronco como en tiempos anteriores. ¿A qué cree que se debe esto?

Yo creo que es mérito de la actitud que están teniendo los tres grupos parlamentarios y cada uno de los diputados que representan a sus territorios, que lo están haciendo además con ánimo constructivo y cooperativo. Evidentemente, hay discrepancias, pero hay menos de las que la gente puede imaginar. Prueba de ello es que no sólo somos el parlamento autonómico que más iniciativas legislativas ha producido, con mucha diferencia, sino que somos el que más leyes ha aprobado por unanimidad y sin ningún voto en contra. Por lo tanto, debemos sentirnos orgullosos.

Prueba de ello también es que las primeras decisiones que tomaron todos los partidos fueron la modificación del reglamento de las Cortes para recuperar las retribuciones de los diputados y la modificación de la Ley del Gobierno y del Consejo Consultivo para no limitar el mandato del presidente autonómico. ¿Era tan necesarias estas medidas?

Son medidas instrumentales que reponen situaciones injustas había que superar. Además, con la recuperación de las retribuciones de los parlamentarios, lo que hemos hecho, en primer lugar, es devolverle a la oposición la capacidad de controlar al gobierno, ya que durante la legislatura de María Dolores de Cospedal sólo cobraban los diputados del gobierno, pero no los de la oposición. Por lo tanto, se recupera uno los principales requisitos de la democracia real, que es el control al gobierno, y nos sitúa en el umbral del resto de cámaras autonómicas. Aun así, somos el parlamento más austero de España y el más barato para sus ciudadanos, con menos diputados por habitante y el segundo con menos diputados en términos absolutos. Pero la austeridad no está enfrentada a la productividad porque, aunque tenemos un tercio de parlamentarios menos que en la Comunidad de Madrid, Castilla y León o en Murcia, hemos aprobado ya 10 leyes, cuando en las otras comunidades no se ha aprobado ninguna.

En las anteriores legislaturas uno de los temas más polémicos fue el número de diputados en las Cortes. Actualmente sigue habiendo 33 tras la reducción aprobada en la época de María Dolores de Cospedal. ¿Se va a modificar la Ley Electoral para variar de nuevo el número de escaños en el Parlamento castellanomanchego?

Lo primer que hay que hacer es aprobar una reforma del Estatuto de Autonomía que lo permita. Yo creo que hay que valorarlo, y se debe hacer sin prejuicios y de manera constructiva. Al final, lo importante es que la ciudadanía se sienta representada y que los diputados puedan hacer bien su trabajo en provecho de la sociedad. Por lo tanto, el número de escaños es un debate abierto que, sin ser la prioridad absoluta, es un melón que hay que abrir, con tranquilidad y con un amplio consenso, ya que Cospedal los redujo a 33 no porque quisiera ser austera, sino porque pensaba que con ese número ganaría las elecciones, lo cual era sólo tacticismo interesado.

El presidente de las Cortes, desde la tribuna de invitados del Parlamento regional H. Fraile

Precisamente, el 3 de marzo será la primera reunión para abordar el futuro del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. Se plantea una reforma o sacar adelante uno nuevo. ¿Qué considera que es lo más oportuno y, en cualquier caso, qué cree que va a ocurrir?

Es un asunto que les corresponde a los grupos parlamentarios y a los partidos políticos. Mi función será de arbitraje y de colaboración equilibrada entre lo activo y lo pasivo. Pero, personalmente, creo que hay que hacer una reforma del Estatuto para blindar los servicios públicos, los recursos naturales y el agua, así como crear un marco competencial justo entre la comunidad autónoma y las diputaciones provinciales y los ayuntamientos. Yo no me atrevo a hacer un pronóstico, pero por ahora nos hemos encontrado una actitud muy positiva de todos los grupos, y espero que sigan así y no se dejen contaminar ni envenenar por sus direcciones nacionales.

Si ha habido un consenso en Aragón, en Valencia, en Murcia y en Andalucía entre todos los grupos, ¿por qué no se ha conseguido en Castilla-La Mancha? Lo único que se nos ocurre es que aquí gobernó una persona que, en lugar de tener la cabeza en nuestra tierra, la tenía en la política nacional. No le convenía defender los intereses de la región porque menoscababa su carrera, que dependía de todas esas comunidades. Ahora, a priori, ha desaparecido su presencia, que impedía a su partido pensar en su comunidad, y confío en que el PP hará lo mismo que hace el PSOE, Podemos o Ciudadanos. Sin embargo, ha aparecido un nuevo elemento distorsionador, Vox, que se muestra absolutamente partidario del trasvase Tajo-Segura y lo hace desde unos valores totalmente rechazables, lo cual demuestra que Castilla-La Mancha es una región de tercera para ellos frente a los intereses del Levante.

Política «antitrasvasista»

Entonces, en su opinión, ¿hay que derogar el trasvase Tajo-Segura?

Para mí, la derogación del trasvase es irrenunciable. Otra cosa es que haya que ser solidarios con las regiones que necesitan agua para beber o para emergencias climáticas, pero a excepción de estas situaciones, nosotros tenemos que ser antitrasvasistas por puro interés estratégico. Es decir, si el agua se va a transformar en dinero, tendrá que hacerlo primero donde está y no verlo pasar para que enriquezca a otras comunidades.

Aun así, el Gobierno de España sigue trasvasando agua para regadío.

En primer lugar, el Gobierno central lo que hace es cumplir una ley aprobada por el PP, como es el Memorándum del Trasvase Tajo-Segura, la traición de Cospedal. Y, en segundo lugar, a pesar de que se sigue derivando agua, es el primer gobierno con un carácter claramente antitrasvasista y con una dimensión medioambiental muy importante. Por eso, creo que este gobierno será el que solucione el problema y supere el marco actual propio del colonialismo, ya que este sistema enriquece al lugar destinatario de los recursos naturales alejados de ese territorio. Eso sí, por coherencia, igual que denuncié los trasvases con Mariano Rajoy, lo haré con Pedro Sánchez.

La despoblación es otro de los temas que está centrando la legislatura con la celebración de una comisión monográfica en las Cortes. ¿Cree que se llegará a algún acuerdo sobre este problema?

Seguro, porque todos queremos ayudar más al mundo rural y que sea viable la vida en los pequeños pueblos. Antes de que se pusiera de moda la despoblación, e incluso antes de que se utilizara el término, había políticas que destruían el mundo rural y otras que intentaban preservarlo. Hay quien cerraba colegios o urgencias rurales y hay quien las abre con más profesores y profesionales sanitarios, y también lleva más guardia civiles a estas comarcas. Por eso, la defensa del mundo rural no es nueva, sino que ya en la legislatura pasada La Junta de Comunidades puso en macha el programa de zonas ITI (Inversión Territorial Integrada) para ayudar, por ejemplo, a empresas que se quieren instalar en ellas. En Castilla-La Mancha mucho tiempo trabajando y ya es hora que desde el Gobierno de España y la Unión Europea se tomen cartas en el asunto, y más en una región como la nuestra, en provincias como Cuenca y Guadalajara, con más de 180 municipios con menos de 100 habitantes.

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