Gustavo Reneses - Babilonia en guagua

El colchón parlamentario

Da igual que la historia ronde la bancada contrincante o la propia

Gustavo Reneses
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En estos días azules de mediados del mes abril, no podemos negar que lo insustancial adereza nuestro pesaroso caminar por este camino de fango. Y como para tonterías y novelerías somos los primeros, nos hacemos eco de la nueva patente de una empresa gallega en el campo del I+D+I.

Al socaire de los pésimos planes educativos que hemos padecido las últimas décadas está claro que la patente no iba a versar en torno a la física cuántica, la astrobiología, las nanopartículas aplicadas al campo médico o a la socorrida domótica. Es algo más nuestro que brindamos en aras del progreso de la humanidad: un colchón que detecta las infidelidades y avisa al móvil.

Repasando los principios éticos que padecemos los que convivimos en esta parte del siglo XXI, los programas de TV más vistos y quien ha vendido más libros que Vargas Llosa, no es de extrañar que nuestro mayor interés se centra en que no nos los claven en la cama.

Ya otros campos más productivos, críticos o reivindicativos aplicamos aquello de «ojos que no ven...».

El colchón delata ese punto de ñoñería sentimental de aquellos que piensan que su partner en un descuido va a dar rienda suelta a la cadera en el tálamo matrimonial. En tiempos de ligues exprés, lo que se tercia —o eso dicen— es el sofá, el descansillo de la escalera o el asiento trasero de un monovolumen. Tonterías las justas, eso de arreglarse en un SEAT 127 ha pasado a la historia.

Sin ánimo de interferir en la estrategia comercial de la empresa galaica, una aplicación que se torna interesante es el mismo principio aplicado a los escaños del Parlamento. En cualquier formato, el de la Carrera de San Jerónimo y el de la calle Teobaldo Power. Las ansias por joder abundan en ambas cámaras.

Con eso de las más que posibles nuevas elecciones para el próximo mes de junio, el cuerpo se le pone sandunguero a más de uno y las ganas comienzan a apretar. Y como en esto de apretar imperan las prisas, da igual que la historia ronde la bancada contrincante o la propia.

Como no podría ser de otra manera, en el Parlamento de Canarias está a lo suyo. Con el pistón metido a velocidad de crucero, los cruces entre aliados en la gobernanza ponen caliente el pico a más de uno y saltan los avisos al móvil. Avisos que son posteriormente reconducidos por las direcciones regionales de los púgiles, no vaya a ser que la sangre llegue al barranco.

Incluso se ha visto cómo vuelve el clásico acuñado por Churchill de que el enemigo habita en las propias filas. O eso, o el onanismo sigue imperando para mantener las relaciones de poder entre los “espaldas plateadas” y los alevines de cada casa. En tal caso, no sabremos nunca si el asunto de unos avisos al móvil sería rentable ya que por aburrimiento, posiblemente lo terminaríamos desconectando.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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