Ciencia

El túnel desde el que se escruta el Universo

El laboratorio subterráneo de Canfranc, en el corazón del Pirineo aragonés, se garantiza 10 millones de euros para sus investigaciones de los próximos cinco años

Zaragoza Actualizado: Guardar
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Situado en el viejo túnel internacional de ferrocarril del Somport, que actualmente está en desuso, el Laboratorio Subterráneo de Canfranc fue inaugurado hace una década. Cuenta con unos 1.250 metros cuadrados y consta de dos salas experimentales, en las cuales se llevan a cabo los experimentos. También tiene oficinas, una sala blanca, un taller mecánico y una sala de almacenamiento de gases. Mientras, la sede del laboratorio cuenta con 25 despachos, 4 laboratorios especializados además de un taller de mecánica, un almacén, salas de conferencias y dos apartamentos, donde se pueden alojar los científicos internacionales.

En toda Europa solo hay otros tres laboratorios similares: Gran Sasso, en Italia; Modane, en Francia; y Boulby, en el Reino Unido. Pero además, el de Canfranc tiene un elemento que lo hace especial: el hecho de que no haya agua subterránea en ese punto hace que las investigaciones cuenten con unas condiciones óptimas que no se disfrutan en otros similares.

Fue el profesor Ángel Morales, hace casi 20 años, el precursor de las actuales instalaciones. Morales utilizó unos pequeños emplazamientos en el abandonado túnel del ferrocarril, para llevar a cabo sus investigaciones sobre el Universo. Fue así como surgió la idea de crear un laboratorio subterráneo en Canfranc.

Ahora se acaba de garantizar casi 10 millones de euros para que los científicos puedan seguir investigando allí durante cinco años más. Lo podrán hacer hasta el 31 de diciembre de 2021. Con esta inversión, el Gobierno central y el autonómico dan continuidad al consorcio que se encarga de la explotación de este importante equipamiento.

Este laboratorio está llamado a ser el centro de Investigación y Desarrollo más importante de Aragón y uno de los más punteros de España y la Unión Europea. Su labor principal es el estudio del Universo. En concreto, su actividad se centra en indagar más acerca de los neutrinos y la materia oscura.

Ubicado a 850 metros de profundidad, bajo el monte Tobazo, en el Pirineo aragonés, y protegido de los rayos cósmicos, en este laboratorio subterráneo se hacen experimentos con la física de partículas y astropartículas. Está al servicio de la comunidad científica, tecnológica e industrial y en él se desarrollan importantes proyectos tanto a nivel nacional como internacional.

De su gestión se encarga un Consejo Rector integrado por el Ministerio de Economía, el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza. El convenio que en su día firmaron estas tres instituciones finalizaba este año y el Consejo de Ministros ha dado luz verde luz verde a una nueva inversión que permitirá alargarlo hasta el año 2021. De este modo, desde el Ejecutivo de Rajoy apuestan por mantener 30 años de investigación experimental en el campo de la astrofísica.

En concreto, el Gobierno central aportará casi el 65 por ciento del presupuesto con el que contará el Laboratorio Subterráneo de Canfranc durante los próximos cinco años. Serán 6,33 millones de euros destinados a gastos corrientes y 300.000 euros en inversiones. Por su parte, el Gobierno de Aragón aportará 3,06 millones de euros y la Universidad de Zaragoza realizará aportaciones en especie.

Experimentos en marcha

Esta inyección de dinero público servirá para continuar con investigaciones que ya están en marcha y arrancar otras nuevas. Varios de los experimentos que se están llevando a cabo en el laboratorio pretenden conocer mejor el neutrino, una partícula elemental de la naturaleza sobre la que no se saben todas sus propiedades. Por ejemplo, «100.000 millones de neutrinos nos atraviesan la uña cada segundo», explica el profesor del CSIC, Juan José Gómez Cadenas. Él es también el director del experimento «Next», uno de los más relevantes de los que se están desarrollando en estos momentos en Canfranc.

En concreto, en estos momentos en este laboratorio bajo el Pirineo hay en marcha tres proyectos relacionados con los neutrinos, dos que buscan descifrar lo que se conoce como materia oscura y una iniciativa que estudia cualquier movimiento sísmico o tectónico. Y es que este equipamiento científico está ubicado en una de las zonas sísmicas más activas del Oeste de Europa, en la franja Pirenaica que marca el límite entre la placa Europea y la micro placa Ibérica. Según los expertos, su emplazamiento resulta especialmente interesante para albergar una estación de monitorización geodinámica avanzada.

Aunque puedan parecer experimentos muy alejados de la realidad, muchos de ellos repercuten en el día a día. El director asociado del Laboratorio Subterráneo de Canfranc, José Ángel Villar, defiende lo práctico que puede resultar lo que se estudia en Canfranc. «A veces uno duda que la inversión esté justificada porque no se ve un resultado inmediato». Sin embargo, «hay que tener en cuenta que en el desarrollo de los experimentos se van elaborando materiales más limpios y sensibles que luego pueden tener aplicaciones en otros campos como la medicina o la informática. A veces incluso se crean nuevos materiales que al final se aplican en el día a día», asegura Villar.

En torno a 300 investigadores de 20 países diferentes están relacionados con los proyectos que se desarrollan en Canfranc. Y es que la cooperación internacional es fundamental para que estos experimentos lleguen a buen puerto, ya que se necesita una tecnología muy compleja -y cara en la mayoría de los casos- que solo se puede sufragar y coordinar mediante colaboraciones entre varios países.

Silencio cósmico en el Pirineo

Sus características técnicas hacen de él un lugar único para la astrofísica. Las galerías para experimentos del laboratorio están excavadas en la roca a 850 metros de profundidad. La montaña filtra la radiación creando lo que se conoce como el «silencio cósmico». «En centros como el de Canfranc conseguimos que el ambiente de los laboratorios sea mucho más limpio desde el punto de vista de la radiactividad ambiental», apunta el director José Ángel Villar.

Algo necesario para la investigación de sucesos naturales particulares, como la colisión con un átomo de neutrinos provenientes del cosmos o con partículas de la invisible materia oscura. Ellas forman el 85 por ciento de la masa del Universo, están a nuestro alrededor pero se desconoce lo que son. Y es ahí donde este laboratorio pretende arrojar luz con los experimentos que lleva a cabo.

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