Una de las manzanas de nichos del cementerio de Huesca
Una de las manzanas de nichos del cementerio de Huesca
Sociedad

La curiosa postal enviada desde Suecia y entregada en su nicho a una mujer enterrada en Huesca

El celo de unas empleadas de Correos logra cumplir con el deseo de los destinatarios, amigos de la fallecida

Zaragoza Actualizado: Guardar
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Que en una carta aparezca como dirección del destinatario un nicho de cementerio es algo, en sí mismo, insólito. Pero es justo lo que ha ocurrido en el camposanto de Huesca capital, destino de una cariñosa postal enviada desde Suecia por los amigos de una mujer enterrada en el cementerio oscense.

La postal recorrió 3.000 kilómetros y fue entregada el viernes tras el empeño personal y el celo profesional puesto por unas empleadas de Correos. Tras la sorpresa inicial -al ver la dirección de entrega- vieron que era un gesto cargado de cariño que merecía cumplir con el deseo de quien había enviado la postal. Unas palabras de cariño y de recuerdo hacia la fallecida.

La historia se la han contado las empleadas de Correos al periódico aragonés Heraldo.

Una de las trabajadoras postales, Begoña Lamarca, explica que «tener alguien que se acuerde tanto de ti incluso después de fallecer quiere decir que has dejado una buena huella», «nos pareció un gesto maravilloso, lleno de cariño y digno de ensalzar». Así que acudieron al cementerio, buscaron el nicho en cuestión, dieron con él, se aseguraron de que era el de la destinataria de la postal y la depositaron en la lápida junto con un clavel que las propias empleadas de Correos acudieron a adquirir a una floristería en la que, tras conocer para qué era, se lo regaló.

El texto que acompañaba a la postal dejaba claro el objetivo, las palabras de cariño dedicadas por unos amigos a la mujer fallecida y enterrada en Huesca. Pero no había remite, así que o se entregaba la postal en el nicho del cementerio, o acabaría condenada a la destrucción al cabo de unos meses -siguiendo las normas postales establecidas-.

Estas empleadas de Correos se esmeraron en que la postal acabara allí donde sus remitentes querían que estuviera. Dicen que, en el fondo, no lo tuvieron muy complicado, porque quien la envió tuvo especial interés en detallar al máximo el lugar que ocupaba el nicho concreto en el cementerio.

«Tardamos muy poco en encontrar el nicho porque las indicaciones que había puesto el remitente eran muy precisas», ha explicado Begoña Lamarca a Heraldo de Aragón. No solo les indicaron el número de nicho sino también la manzana a la que correspondía en el cementerio e incluso, por si acaso, estaba escrita en la postal una explicación añadida: «al lado delantiguo cementerio civil».

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