Mi Agenda de Madrid para el fin de semana
Un paseo en bici entre dos parques históricos
Del Retiro al desconocido parque de la Fuente del Berro y un 'selfie' en la Casa de la Moneda para los fans de la Casa de Papel
A los pies del Pirulí sobrevive un oasis de más de siete hectáreas de espacio verde que es el secreto mejor guardado del Barrio de Salamanca. Visitar el parque histórico de la Quinta de la Fuente del Berro es hacer un viaje en el tiempo y aislarse en una burbuja. Tiene varias entradas, pero yo recomiendo acceder por el último tramo de la calle Jorge Juan, donde la ciudad se transforma por sorpresa en un pequeño pueblo. Los edificios altos se esfuman, el tráfico amaina y el silencio solo se interrumpe por los 'aullidos' de los pavos reales, los verdaderos dueños de la Fuente del Berro .
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Hay pavos que se pasean sin miedo entre los visitantes y patos más recelosos que prefieren mantenerse en los estanques. Aunque la joya del recinto son sus jardines , incluso después del paso de la tormenta Filomena. Hay cedros y cipreses centenarios, magnolios, tejos, tilos, hayas... y un ginkgo biloba que con sus colores marca el paso de las estaciones.
El origen de la Quinta del Berro se remonta a la primera mitad del siglo XVII. Su fama está unida a una fuente de la que manaba un agua de gran calidad que abasteció a la Casa Real hasta que Isabel II propició la construcción del canal de Lozoya. Los últimos dueños privados del recinto, amantes de la jardinería, dejaron la Quinta en su máximo esplendor, casi como la conocemos ahora.
Si se llega en bici, lo mejor es dejarla en la entrada del parque, a los pies de la Casa del Reloj, para pasear con calma y disfrutar de una ruta botánica . Para quien prefiera el arte, siempre es un entretenimiento descubrir las esculturas que salpican los jardines , a la búsqueda de autores contemporáneos como las del escultor 'Gayo' (Fernando Gonzalo Calisalvo) o artistas del siglo XIX y XX.
A diferencia del Retiro, el parque se mantiene a salvo de terrazas y bares, quizá por ello conserva aún su misterio y belleza. No hay ningún sitio donde sentarse a tomarse un refrigerio, así que nuestro principal objetivo debe ser disfrutar de lo que nos ofrece y encontrar nuestro rincón preferido. El mejor sitio donde tumbarse al sol, a leer o a pensar. Al cantante Luis Eduardo Aute le gustaba hacerlo junto a la estatua de Alexandre Pushkin , el poeta ruso. Yo prefiero caminar hasta el monumento a Gustavo Adolfo Bécquer que esculpió Santiago de Santiago y esconderme en alguno de los recovecos del jardín cerca del palomar. Hay también dos estanques, una cascada, la fuente original que calmó la sed de muchos madrileños, una escalera escondida...
Si la sed acecha y el estómago protesta, la Quinta está rodeada de opciones donde tomar un aperitivo o una buena comida . Al atravesar el parque se pueden dirigir los pasos hacia la calle Sancho Dávila donde está Órdago , un restaurante de toda la vida con recetas vascas tradicionales y manteles a cuadros. Si continuamos hacia la Plaza de Ventas, nos saldrán al paso los bares más taurinos de la capital .
Más próximo al parque, la mejor cerveza se tira en La Conserva , un bar con carácter. Y en la misma calle, en Marqués de Zafra, nos espera Casa Crimi , un restaurante italiano donde la pasta y la pizza casera alimentan cuerpo y alma gracias al buen hacer de Alex y Yuli. Un pedacito de la región italiana de Bari en el distrito de Salamanca.
Para rematar, una tarde teatral en la sala Tribueñe , una sorpresa desconocida hasta para los propios vecinos.
Al retiro, por el carril bici de O'Donnell
Pero si se prefiere volver a otros jardines amados por la realeza, lo mejor es coger una bici y pedalear por el carril-bici de la calle O´Donnell, un cordón umbilical que une la Quinta de la Fuente del Berro con su hermano mayor, el Parque de El Retiro . El recorrido entre los dos parques no lleva más de diez minutos en bicicleta o media hora caminando.
En el camino se puede hacer un alto en la Casa de la Moneda donde suele haber siempre exposiciones apetecibles. Para los fans de la Casa de Papel , la parada puede merecer la pena, aunque solo sea para inmortalizar el escenario de una de las series de televisión españolas más internacionales. No es raro ver a grupos de turistas haciéndose 'selfies' en las inmediaciones.
Cerca de allí y en el entorno del Retiro, hay numerosas opciones para quien tenga apetito, para picotear, merendar, comer o cenar. Desde La Tasquería , un restaurante especializado en casquería para los que no nos gusta la casquería, a opciones más tradicionales como La Castela -el favorito del actor Harrison Ford cuando visita Madrid- o la discreta y más desconocida En este último conviene llegar a los postres para disfrutar de su deliciosa tarta de queso. Si lo que apetece es una buena hamburguesa, conviene caminar un poco hasta La Bistroteca , en la calle Espartinas, una de las mejores de la ciudad cuando se busca algo más que una cheeseburger tradicional (anímense a la elaborada como homenaje a la isla de La Palma). Cuando lo que se busca es merendar o un desayuno ligero, lo mejor es acercarse a la cafetería-pastelería Celicioso , apta para intolerantes o enemigos del gluten.
Un buen broche a una jornada entre parques es terminar con una película. Cerca está el Renoir Retiro , una de las pocas salas que sobreviven en el centro de la ciudad. Quedan pocos sitios en Madrid donde pasar un par de horas por poco más de siete euros. Pasen y vean.
