Munar, fotografiada en enero de 2014
Munar, fotografiada en enero de 2014 - JOAN LLADÓ

Los pasados tiempos mejores de Maria Antònia Munar

Hoy se cumplen tres años del ingreso en prisión de la expresidenta de UM y del Consell de Mallorca

Palma de Mallorca Actualizado: Guardar
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Los españoles solemos tener una recurrente tendencia a pensar, como escribiera el gran poeta Jorge Manrique en sus «Coplas», que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ello a veces es cierto y otras no, salvo en el caso de las figuras políticas más relevantes que tuvo Baleares en las tres últimas décadas, en que aquel melancólico verso de Manrique no sería más que la pura verdad.

« He tenido tiempos mejores», reconocía el pasado mes de febrero Maria Antònia Munar (Barcelona, 1955), en lo que hasta el momento ha sido su última comparecencia pública desde su ingreso en la cárcel de Palma, el 24 de julio de 2013. Este domingo se cumplen tres años exactos de esa poco loable efeméride.

Por lo que respecta a aquellas palabras llenas de realismo y también de desencanto, la exlíder de Unió Mallorquina (UM) las pronunció, visiblemente desmejorada, poco antes de declarar de nuevo ante el juez en una de las causas que todavía tiene abiertas.

Durante años, nadie creyó que la expresidenta del Consell de Mallorca y también del Parlamento balear pudiera acabar alguna vez en la cárcel, pues se decía que su poder era tan inmenso que incluso era capaz de condicionar al poder judicial. Finalmente, pudo comprobarse que eso no era así. Munar ingresó en prisión un día después de haber sido condenada por la Audiencia Provincial de Palma a seis años de privación de libertad por los delitos de fraude y revelación de secretos en el marco del caso Can Domenge, en el que se investigaba la supuesta venta irregular de los terrenos del mismo nombre.

Con posterioridad, en octubre de 2013, el Tribunal Supremo condenó a Munar a cinco años y seis meses de prisión por los delitos de prevaricación, malversación, fraude y falsedad en el marco de otra causa, el llamado caso Maquillaje, en el que se investigaba un presunto desvío de fondos públicos por parte del Consell de Mallorca a través de subvenciones irregulares. La sentencia originaria, que fue la que confirmó el Alto Tribunal, había sido dictada en julio de 2012 por la Audiencia Provincial de Palma. En total, Munar está cumpliendo ahora una pena global de once años y medio de cárcel.

Pero retrocedamos ahora un poco, precisamente al pasado. Así podremos recordar que la dilatada trayectoria política de Munar se inició a finales de los años setenta, en el seno de la extinta UCD, con la que en 1979 resultó elegida la alcaldesa más joven de España, en el municipio de Costitx. Unos años después ingresó en UM, partido que presidiría entre 1992 y 2007. Munar fue además, a principios de los noventa, consejera de Cultura del Gobierno balear cuando estaba al frente del mismo el popular Gabriel Cañellas, otro de los políticos isleños que con el tiempo acabó siendo condenado igualmente por corrupción.

«La princesa»

Durante los años en que Munar fue la líder indiscutible de UM, esta formación se definió por vez primera como nacionalista. Fue también en aquella época, entre 1995 y 2007, cuando Munar presidió el Consell de Mallorca, en dos legislaturas con el apoyo del PSOE y de los partidos de izquierda, y en un mandato con el apoyo del PP. En número de votos y de escaños, UM quedó siempre a años luz del PP y del PSOE, pero su condición de partido «bisagra» hizo que durante años todas las formaciones se pusieran, más o menos literalmente, a los pies de Munar. Quizás por ello fue también entonces cuando se empezó a conocer popularmente a Munar como «la princesa».

Todo parecía posible en aquellos años para la presidenta del Consell. Si el mandatario popular Jaume Matas había puesto en marcha la televisión autonómica, IB3, Munar no quiso ser menos y creó a su vez la Televisió de Mallorca. Mientras tanto, los principales medios de comunicación isleños eran regados con generosas subvenciones por parte del Consell, por lo que se acabaron convirtiendo en los más entusiastas y entregados adalides de Munar.

A nivel político, Baleares estaba viviendo entonces algo muy parecido a lo que hoy solemos denominar como la tormenta perfecta. Los principales afectados por esas recurrentes lluvias eran, no haría falta decirlo, la mayor parte de los ciudadanos de la Comunidad.

Por fortuna, el clima político empezó a mejorar poco a poco a finales de la pasada década, cuando empezaron a salir a la luz diversos casos de presunta corrupción vinculados a Munar y a la cúpula de la formación nacionalista. Aun así, en junio de 2007 Munar todavía consiguió ser elegida presidenta del Parlamento autonómico, gracias al apoyo del PSOE y de la coalición rojiverde BLOC.

Las investigaciones judiciales prosiguieron ya sin descanso, razón por la que en febrero de 2010 Munar presentó finalmente su dimisión como presidenta de la Cámara regional y anunció también su abandono de la política. Aún habrían de pasar tres años más antes de que Munar fuese condenada e ingresase en prisión. Aquí nos podrían valer de nuevo, a modo de conclusión, los sabios y profundos versos de Jorge Manrique, en especial cuando decía «ved de cuán poco valor/ son las cosas tras que andamos/ y corremos,/ que en este mundo traidor,/ aun primero que muramos/ las perdemos».

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