El Gobierno se atrinchera contra el acto de Alsasua y se alinea con los radicales al cuestionar su celebración

Miembros del Ejecutivo cuestionan la convocatoria y acusan a Rivera, Casado y Abascal de estar «trabajando en generar imagen de tensión»

Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos en el Congreso de los Diputados Maya Balanya
Víctor Ruiz de Almirón

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El Gobierno de España dio ayer carta de naturaleza al planteamiento que culpabiliza a Ciudadanos, como organizador, pero también a PP y VOX como asistentes, de la «crispación» organizada en torno al acto impulsado por los de Albert Rivera el pasado domingo en la localidad navarra de Alsasua, convocada bajo el pretexto de homenajear a la Guardia Civil y defender la españolidad de Navarra.

Una argumentación con la que por parte del Gobierno se justifica el intento de boicot que sufrió el acto, que tuvo que celebrarse bajo un fuerte despliegue policial. Y sin que el cuestionamiento de las actitudes extremistas de los grupos que intentaron sabotear el acto fuera objeto de crítica por parte de los socialistas.

Solo el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos , acertó tras una larga rueda de prensa, en la que criticó especialmente a PP y Ciudadanos de generar «de modo artificial e intencionado una sensación de crispación», a criticar a esos grupúsculos: «Me merecen lo que me ha parecido siempre. Esas personas no representan a Alsasua. No me parece bien ni positivo ver personajes encapuchados ». Pero lo hacía de una forma que seguía poniendo la carga de la culpa en los convocantes del acto, cuestionando que se diera a estos grupos la «oportunidad» de actuar: «No hay que darles ningún motivo. Ninguna justificación».

Y es que la posición del hombre fuerte del PSOE en el Gobierno fue nítida en su confrontación especialmente con Ciudadanos, a los que acusó de estar «trabajando en generar imagen de tensión» y «buscando siempre la polémica». Ábalos demandó conocer «el propósito de la acción» y «qué se persigue con ella». El ministro, durante una rueda de prensa en la sede del PSOE en Ferraz, puso en valor que él ha estado en Navarra como miembro del Gobierno y como secretario de Organización y que «no se me ha ocurrido hacer ningún acto para destacar mi protagonismo».

Ábalos puso en valor la «discreción» con la que él mismo realizó sus visitas a la comandancia de la Guardia Civil en sus desplazamientos a ese territorio. Esa idea de cautela que enlaza con su explicación de no dar motivos de actuación a los radicales.

«Hay que tener cuidado»

Una argumentación muy similar a la planteada por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que durante una entrevista en la Cadena Cope planteó que «quizás para defender a la Guardia Civil se pueden plantear acciones que no conlleven la posibilidad de crispación o incidentes», demandando que se realicen acciones «en otro formato».

Según el titular de Interior «todo el mundo tenía el derecho a manifestarse, pero no se puede obviar que había una alta probabilidad de que los incidentes que ocurrieron pasaran». Marlaska apostó por « tener cuidado en el contexto y en cómo defendemos realmente nuestras creencias , pensamientos e ideología».

Preguntado Ábalos en rueda de prensa si se estaba cuestionando la conveniencia de que determinados partidos realicen su actividad política en determinados territorios, Ábalos se defendió aceptando que «cada uno se reúne donde quiera», pero demandando que se les permita cuestionarlos: «O no vamos a poder opinar de las decisiones de los demás», y asegurando que «nosotros esos actos no los haríamos».

El argumentario de Ferraz y Moncloa funcionó como un reloj. La ministra de Defensa, Margarita Robles, afirmó que «cualquiera puede ir a hacer un acto a cualquier sitio, pero todo el mundo sabe a lo que va», señaló en una entrevista en Telecinco. Robles criticó además a Rivera por el motivo de la convocatoria: «No puedo aceptar que se utilice el apoyo a la Guardia Civil con fines partidistas», señalando que esa es una decisión que «quiebra la convivencia» .

Defensa de Ander Gil

El secretario de Organización del PSOE defendió a su portavoz en el Senado, Ander Gil, después de que Ciudadanos demandara ayer su dimisión por las palabras en las que acusaba a los convocantes de «agitar el odio» en Alsasua y se refería a ellos como los que «nunca tuvieron que mirar por la mañana bajo su coche, los que nunca despidieron a un compañero en un funeral». Teniendo en cuenta la participación en el acto de Fernando Savater o Beatriz Sánchez, o la asistencia de José Antonio Ortega Lara, se cuestionó a Ábalos si enmendaba sus palabras. Tampoco: «No reprocho nada a Ander Gil porque no se refería a las víctimas del terrorismo», y justificó que «a lo que se refería el señor Ander Gil fue a quienes utilizan el dolor ajeno para sacar rédito político». No solo eso sino que cuestionó que se solicite su dimisión: «Los que apuestan por esta vía persiguen restar toda legitimidad al adversario para la representación pública».

El ministro socialista no se quedó ahí y cuestionó a sus adversarios políticos diciendo que «me hace mucha gracia que se llamen constitucionalistas» y descalificándolos porque «con esa actitud no habría Constitución en España».

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