Alsasua: el valor de la democracia

El PSOE de Sánchez prefirió ayer coincidir con los proetarras encapuchados que insultaban antes que con quienes acudieron a defender, a cara descubierta, la España contitucional y a la Guardia Civil

ABC

El acto celebrado ayer en Alsasua en homenaje a los dos guardias civiles y a sus respectivas parejas, que fueron salvajemente agredidos por simpatizantes proetarras hace dos años en un bar de esa localidad navarra, fue todo un ejemplo cívico en defensa de la España constitucional y de la Benemérita. Ni los insultos de los proetarras, ni los intentos de agresión a los participantes, ni el boicot municipal al acto convocado por España Ciudadana, la fundación del partido de Albert Rivera, sirvieron para amedrentar a los convocados. En un pueblo en el que parte de sus vecinos quieren expulsar a la Guardia Civil, en el que el odio a España y la omertá más cobarde son la consigna par algunos que justificaron la agresión a los agentes, ayer vencieron la concordia, la libertad y la democracia.

Por eso no solo resulta inexplicable la ausencia del PSOE en ese acto, en el que sí estuvieron presentes Ciudadanos, el PP y Vox, sino la propia reacción de los socialistas, condenando una convocatoria pública y ejemplar a favor de las libertades y la convivencia. El portavoz socialista en el Senado, Ander Gil, sostuvo que «las tres derechas» fueron de la mano en una manifestación «aznarizada, que ahora viene con dos dóberman bien atados de su mano derecha para desgastar al Gobierno». Escandaliza ese tipo de declaraciones, que ponen de manifiesto cómo este PSOE acomplejado se avergüenza desde hace tiempo de ser un partido constitucional. Su sumisión a un partido antisistema y antidemocrático como Podemos, y su dependencia de un pacto de investidura sellado con el separatismo vasco y catalán, han convertido al PSOE en un partido no fiable.

Sin duda, el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez se pusieron ayer del lado de un Ejecutivo como el navarro, que está expulsando poco a poco a la Guardia Civil de Navarra y que plantea sin complejos una política anexionista al País Vasco. Peor aún: oponiéndose a los partidos que homenajeaban a la libertad, el PSOE se puso del lado de los simpatizantes de ETA que ni siquiera toleran ni la bandera de España en sus calles o instituciones. El PSOE se ha convertido en una caricatura del partido que fue, olvidando que muchos militantes fueron asesinados precisamente por defender valores como los que ensalzaron ayer otros partidos en Alsasua.

No es cierto que el homenaje de ayer fuese un acto de oportunistas y provocadores a los que la alteración de la convivencia da votos. El desamparo que sintieron los agentes de la Guardia Civil agredidos quedó patente durante el juicio, y sentencia relató cómo se pervierte la esencia de la democracia en Alsasua y cómo se prohíbe vivir en libertad. Defender esos principios no es una opción variable en función de la ideología de cada cual, sino un deber de ética pública. Y el PSOE ayer lo eludió.

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