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El controvertido matrimonio de Cervantes

Apuntes biográficos en el 430 aniversario de la ceremonia de velaciones del escritor y Catalina de Salazar

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El 12 de diciembre de 1584, tenía lugar en la iglesia de Santa María de la Asunción de Esquivias (Toledo), el desposorio entre Miguel de Cervantes y Catalina de Palacios Salazar, una joven de 19 años hija de una de las familias hidalgas más ilustres del Lugar. Para la mayoría de los historiadores todavía no están claras las motivaciones que el escritor tuvo para casarse con Catalina y menos aún la rapidez con la que parece ser se fraguó este matrimonio. Sin embargo, recientes hallazgos documentales comienzan a despejar algunas de las muchas incógnitas que todavía subyacen en la organización y pormenores de tan precipitado compromiso.

Hasta hace bien poco, se sabía que el escritor, que nunca antes había estado en Esquivias, había acudido a ese pueblo en septiembre de 1584 (dos meses antes del desposorio), por la llamada de doña Juana Gaytán, viuda del poeta Pedro Laynez, maestro e íntimo amigo de Cervantes, fallecido en marzo de ese año.

Doña Juana, de origen morisco, era vecina de ese pueblo y al parecer había vuelto a casarse sin siquiera respetar el luto por su anterior marido. Ésta, habría requerido la presencia de Cervantes en Esquivias para que corrigiera y se hiciera cargo del Cancionero, obra poética escrita por su difunto primer esposo y que tras su fallecimiento había quedado pendiente de publicar.

Al hilo de este presunto llamamiento, pero sin documentos que lo probasen, algunos biógrafos especulaban con la idea de que quizás Cervantes hubiera huido de Madrid al enterarse de que su amante Ana de Villafranca, esposa del tratante y tabernero Alonso Rodríguez, estaba embarazada. La adúltera le habría hecho partícipe de que el hijo que esperaba era suyo y el ilustre manco, alarmado por la noticia, habría aprovechado la llamada de doña Juana para desaparecer de la Villa y Corte escondiéndose en Esquivias. Otros historiadores aventuraban la hipótesis de que el marido engañado quizás hubiera descubierto el adulterio de su esposa, amenazando a Cervantes con una demanda judicial o eclesiástica y solicitándole una indemnización, motivos ambos que justificarían la fuga del escritor.

Desde la publicación de la obra Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra (1958), por Luis Astrana Marín, se admitía (sin pruebas documentales que lo demostraran), que Isabel de Saavedra, la hija bastarda del escritor fruto de sus amores adúlteros con Ana Franca, había nacido en el mes de noviembre de 1584. No obstante, dicha fecha no parecía explicar la espantada del escritor de la Corte por los motivos antes citados y menos aún la de su boda con Catalina pocos días después. Era un periodo de tiempo demasiado corto para que los trámites de una demanda o una indemnización comenzaran a ejecutarse y para que Cervantes, que moraba por entonces en Esquivias, se diera por enterado y decidiera fijar su estrategia defensiva. El reciente descubrimiento de la partida de bautismo de Isabel de Saavedra en el archivo parroquial de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Madrid de fecha 9-IV-1584, explicaría mejor los acontecimientos que, posiblemente, sucedieron después que Cervantes supo que el hijo que esperaba Ana de Villafranca era suyo.

Cervantes huye de la Corte y acude a Esquivias

Con el nuevo dato del nacimiento de Isabel de Saavedra a primeros de abril de 1584, las especulaciones de los historiadores sobre que la amante de Cervantes, Ana Franca, le solicitara una compensación económica, o que el marido engañado le amenazara con una demanda, parecen más factibles. Las exigencias, si es que existieron, debieron ponerse en marcha inmediatamente después del natalicio. La solicitud de doña Juana Gaytán para que acudiera a Esquivias, sirvió a Cervantes de excusa o pretexto ante su amante para evadirse de la Corte. Parece estar claro, sin embargo, que el requerimiento de doña Juana para que fuera al pueblo no fue solo para la revisión del Cancionero. La morisca tenía en alta estima a Cervantes y debía conocerle bien desde muchos años antes; como mujer de mundo, supo el grave problema del ilustre manco con su amante o con el marido ultrajado. Con esa petición lo único que pretendió fue tratar de ayudarle haciéndole salir cuanto antes de Madrid, aunque en mente tuviera otros proyectos.

Bien considerada en Esquivias, con cierta influencia en el pueblo, y conocedora de todos los entresijos de sus vecinos, debió ser la que puso en contacto a Cervantes con la familia Palacios Salazar y quien le presentó a la joven. Enseguida debió surgir el flechazo entre ellos, aunque lo que parece más probable es que, realmente, el compromiso fuera un arreglo verbal entre ambas partes, hecho a toda prisa debido a las perentorias necesidades de los Palacios, que pocos meses atrás habían perdido al patriarca de la familia y necesitaban un varón que administrase su maltrecha hacienda. Pese a que Cervantes era casi un desconocido para ellos, un tullido de guerra y que doblaba en edad a la novia, fue aceptado por estos sin ningún reparo.

Transcripción.: «En diez y seis días del mes de enero de 86, yo el Licdo. Gabriel Álvarez, teniente cura de San Martín velé a Miguel de Cerbantes y Catalina de Salazar, fueron padrinos don Pedro de Ludeña y doña Magdalena de Cerbantes, testigos Juan Delgado, Rodrigo de Cerbantes, Pedro (enmendado) de Montes deoca, Francisco de Laguna y Cristóbal de Peña. Licdo. Gabriel Álvarez (rúbrica)
Transcripción.: «En diez y seis días del mes de enero de 86, yo el Licdo. Gabriel Álvarez, teniente cura de San Martín velé a Miguel de Cerbantes y Catalina de Salazar, fueron padrinos don Pedro de Ludeña y doña Magdalena de Cerbantes, testigos Juan Delgado, Rodrigo de Cerbantes, Pedro (enmendado) de Montes deoca, Francisco de Laguna y Cristóbal de Peña. Licdo. Gabriel Álvarez (rúbrica)

Del mismo modo, y por la intercesión de doña Juana, el autor de La Galatea pensó que con el matrimonio mejoraría su, hasta entonces, incierto futuro y que la boda le serviría como estrategia defensiva ante los reclamantes. Ocultando la existencia de una hija bastarda a la familia Palacios y mediante su rápida unión con Catalina, Cervantes creyó encontrar la coartada perfecta ante su amante obstaculizando cualquier posibilidad de demanda que Ana Franca o su marido pudieran hacerle. De hecho, el matrimonio eclesiástico regulaba su situación social, ratificaba su condición de casado e impedía futuras reclamaciones de otro tipo. Así pues, una boda que, en teoría, satisfacía a ambas partes solucionando los graves problemas que les afectaban.

En el acuerdo verbal previo al desposorio (capitulaciones), el ilustre manco se comprometió a otorgar 100 ducados a su esposa como dote. La suegra prometió a Cervantes dotar a Catalina adecuadamente, si bien ocultó la situación casi ruinosa de su patrimonio. Ambas partes se comprometieron a firmar la carta de pago ante notario antes de celebrar la ceremonia de velaciones (también llamada bendición nupcial de los cónyuges), como se hacía habitualmente durante el siglo XVI. Dicha costumbre solía respetarse fielmente por las familias de los contrayentes.

El matrimonio católico (desposorio y velaciones) después del Concilio de Trento

Durante el siglo XVI el matrimonio católico, que desde los principios del cristianismo estaba dividido en dos ceremonias (desposorio y velaciones), sufrió enconados ataques por los reformistas, lo que exigió que fuera refrendado por la Iglesia no solo como un contrato natural que afectaba al consentimiento, sino también como sacramento, reafirmando además su indisolubilidad. En el Concilio de Trento, la Iglesia católica también tuvo que institucionalizar el consentimiento formal de ambos cónyuges al exigir en el acto del desposorio la presencia de un sacerdote y dos testigos, separando temporalmente las celebraciones de la boda y las velaciones, pero otorgando a esta última una solemnidad de mayor rango, hecho también reconocido en el derecho civil desde las leyes de Toro.

Iglesia de Santa María de la Asunción de Esquivias (Toledo)
Iglesia de Santa María de la Asunción de Esquivias (Toledo)

Además, según los preceptos tridentinos, la ceremonia de velaciones o bendición nupcial de los esposos, se recomendó celebrarla el mismo día o inmediatamente después del desposorio, fijándose un tiempo máximo de demora para su celebración de entre tres a seis meses después del mismo, pero respetándose siempre las épocas de clausura de velaciones. Se fijaron importantes penas pecuniarias o eclesiásticas para los infractores e incluso la excomunión en determinados casos. Según el ordenamiento de Trento, hasta después de velarse el matrimonio no estaba refrendado, por lo que la cohabitación o la vida en común no eran posibles. Cuando la ceremonia de bendición nupcial no se celebrara en la parroquia de la esposa, debería efectuarse preferentemente en la del cónyuge.

Las ceremonias de desposorio y velaciones de Miguel de Cervantes y Catalina de Salazar

Ya se ha comentado anteriormente que la ceremonia de desposorio de Miguel de Cervantes y Catalina de Palacios tuvo lugar el 12-XII-1584 en Esquivias. Sin embargo, el acto se celebró en tiempo de clausura de velaciones (un día entre semana anterior al tercer domingo de Adviento), motivo por el cual los contrayentes no pudieron recibir la bendición nupcial, ya que hasta el 6 de enero de 1585 inclusive era época de clausura. Como dato histórico importante, hay que señalar que el acta de esta ceremonia fue localizada en el archivo parroquial de la iglesia de Santa María de la Asunción de Esquivias a mediados del siglo XVIII, siendo uno de los documentos biográficos de Cervantes más antiguos en descubrirse.

Sin embargo, a diferencia del acta del desposorio, la partida parroquial de la ceremonia de velaciones entre Miguel de Cervantes y Catalina de Salazar, ha permanecido perdida e inédita durante más de cuatro siglos habiendo sido localizada hace pocos años. Una reciente revisión de esta acta, ha permitido una reevaluación de la ceremonia y explicar mejor algunas de las circunstancias que rodearon el controvertido matrimonio del escritor dentro de su contexto histórico. Dicha ceremonia tuvo lugar en la parroquia de San Martín de Madrid, el 16-I-1586, iglesia de la quizás fuera feligrés Miguel de Cervantes. El acto se celebró trece meses después del desposorio, hecho no habitual durante el siglo XVI, por lo que es probable que los contrayentes cometieran una infracción eclesiástica según el ordenamiento del Concilio de Trento como se ha detallado más arriba.

Del estudio detenido de esta acta y de los documentos localizados hasta ahora, se intuye que es posible que la elección de la fecha para el desposorio de Cervantes y Catalina en época de clausura, fuera escogida exprofeso por ambas partes por las prisas y urgencia de los contrayentes y para disponer de más tiempo con el que poder reunir el capital y bienes prometidos como dote en el acuerdo verbal previo a la boda. Apoyando esta suposición, está el hecho de que Cervantes no se veló después del día 7 de enero de 1585 como hubiera sido preceptivo, sino que abandonó Esquivias para irse a Madrid después de la boda. También es muy significativo que la carta de pago y recibo de la dote de Catalina, firmada por Cervantes el 9-VIII-1586, se otorgara después de la ceremonia de velaciones y no antes como se realizaba habitualmente. Además, de su lectura detenida, se evidencia que Cervantes la otorgó como pago de `parte de la dote´, lo que demostraría que la suegra, después de más de año y medio, todavía no había conseguido reunir lo prometido. La falta de recursos económicos y la desconfianza entre ambas partes para otorgarla, pudo ser uno de los motivos que obligaron a demorar tanto la ceremonia de bendición nupcial. Estos datos no habían podido ser explicados hasta ahora por los historiadores y biógrafos, al no haber sido localizada la partida de velaciones.

Parroquia de San Martín de Madrid
Parroquia de San Martín de Madrid

Finalmente, una nueva reevaluación del texto del acta parroquial de la ceremonia de bendición nupcial de Cervantes y Catalina, ha permitido descubrir que todos los participantes en la ceremonia (padrino y testigos), eran importantes militares de la época, todos ellos amigos o conocidos de Cervantes y vinculados con la América colonial y el Consejo de Indias. Este hallazgo abre nuevos cauces de investigación en la vida del autor del Quijote, ya que la mayoría de estos personajes eran ignorados o poco conocidos hasta ahora en los estudios biográficos y en la bibliografía cervantina.

Como colofón, queda por añadir que si, realmente, los motivos que Cervantes tuvo para su rápido e inesperado desposorio con Catalina fueron mejorar su posición social y económica, zafarse de su amante Ana Franca o protegerse de una posible demanda del marido, los hechos demostrarían bien pronto que su matrimonio con la hidalga no fue la mejor solución. En abril de 1587, Cervantes abandonaba Esquivias y a su esposa, comenzando su largo periplo por Andalucía que duraría casi quince años.

Emilio Maganto Pavón, es autor de: La Ceremonia de Velaciones de Miguel de Cervantes y Catalina de Salazar (1992) e Isabel de Saavedra. Los enigmas en la vida de la hija de Cervantes (2013)

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