Un asesino fugitivo vivía en una masía perdida con una mujer y su hija, ajenas a su historial
Ramón Morte mató a un trabajador en un atraco en Tarragona en 2002 y tras ser condenado en 2012 huyó y cambió de identidad y vida
«No puede ser, no puede ser». La incredulidad dio paso al miedo cuando los policías contaron a la pareja de Ramón Morte quién era la persona con la que vivía desde hace años y a la que ella conocía por otro nombre y con una vida inventada. Morte, de 46 años, uno de los fugitivos más buscados de España ha caído en Barcelona en una operación conjunta de la Policía Nacional y los Mossos d´Esquadra. El individuo asesinó al empleado de una empresa de Tarragona en 2002 durante un atraco y llevaba dando esquinazo a la Justicia casi ocho años. Lo han encontrado refugiado en una masía de difícil acceso en Castellvi de la Marca (Barcelona), de donde el perseguido salía unas horas al día y siempre con precaución.
Sus andanzas de prófugo duraron hasta el último minuto. Cuando los agentes iban a registrar la masía, aprovechó para escapar por una puerta trasera y refugiarse en un bosque cercano junto a su pareja sentimental. Tras un amplio dispositivo, que incluso contó con el apoyo de medios aéreos con cámaras térmicas, fue localizado y detenido cuando se encontraba en el pueblo próximo de La Múnia esperando a ser recogido por unos familiares para llevarlo a un lugar desconocido.
Morte González es el presunto autor material de un homicidio cometido en 2002, cuando disparó en la cabeza a un empleado de una empresa de Tarragona durante un atraco. Contaba con una red de vínculos personales y familiares que le facilitaban su mantenimiento económico y le ayudaban a ocultarse. Considerado uno de los fugitivos más buscados en España debido a su larga trayectoria como fugado y a las características del delito cometido, tenía en vigor una Orden de búsqueda, detención e ingreso en prisión por homicidio doloso además de dos reclamaciones de búsqueda, detención y personación por robo con violencia, y se encontraba desaparecido desde el año 2012 cuando huyó de la justicia tras ser condenado a 25 años de prisión por el asesinato del trabajador.
La investigación se inició en julio de 2017, cuando los agentes tuvieron conocimiento de la vigencia de la reclamación judicial por la que se solicitaba colaboración para dar con el paradero de un hombre desaparecido desde el año 2012 al cual le constaban cuatro reclamaciones judiciales, incluida la de homicidio.
El 25 de julio de 2002 el ahora detenido, junto a otras dos personas robó un coche en Garraf (Barcelona). Cubiertos con pasamontañas y armados con una escopeta de cañones recortados y un revólver, cometieron un atraco en una empresa del Polígono Entrevías de Tarragona. Durante el asalto, exigieron a los trabajadores que se tiraran al suelo mientras se apoderaban del dinero en efectivo.
Tras hacerse con el botín y antes de que subieran al vehículo, un hombre se abalanzó sobre uno de ellos provocando la caída de ambos al suelo y durante el forcejeo logró despojarle del pasamontañas. Ante todo esto, el ahora arrestado se aproximó al lugar y disparó con la escopeta de cañones recortados a la cabeza del trabajador. Murió ese mismo día.
Los atracadores lograron escapar. Tuvieron que pasar nueve años para que se esclareciera por completo ese asesinato, gracias a los avances en las técnicas de investigación forense y a las actuales herramientas con las que cuenta la Policía. Las huellas lofoscópicas recogidas en la inspección ocular dieron como resultado la identificación de uno de los autores. Asimismo se volvió a analizar el pasamontañas que la víctima quitó a uno de los atracadores y, ante la mejora de las técnicas de obtención de marcadores genéticos, se obtuvo el ADN de otro de los autores del asalto. Todos estos avances y las nuevas investigaciones permitieron demostrar que esta organización criminal había cometido más de 79 atracos con armas de fuego, así como la muerte de otras tres personas.
Dos de ellos fueron localizados en la localidad alicantina de Villena, tras haber huido de L'Hospitalet de Llobregat después de salir de prisión, donde cumplían condena por haber participado en una reyerta entre familias de etnias gitanas en las que se habían producido 3 muertes.
Un tercer integrante fue localizado posteriormente en L'Hospitalet de Llobregat, donde residía de forma intermitente, y detenido tras ofrecer una gran resistencia a los agentes. Al cuarto y quinto integrante se les detuvo en el Centro Penitenciario de Can Brians I, donde cumplían largas condenas por otros hechos.
Ya en la última fase y en Tarragona lograron arrestar al perista que había adquirido los objetos sustraídos del interior del turismo utilizado para perpetrar el robo y asesinato, a cambio de droga facilitada al grupo de los 5 atracadores. A los cinco integrantes del grupo criminal armado se les acusó de asesinato, robo con violencia e intimidación, asociación criminal, robo de vehículo y tenencia ilícita de armas. Al sexto, de tráfico de drogas y receptación.
Morte ingresó en prisión preventiva, pero quedó en libertad a la espera de juicio. Nunca más volvieron a verlo ni llegó a cumplir un solo día de los 25 años de cárcel a los que fue condenado por robo de vehículo, robo con intimidación, homicidio y tenencia ilícita de armas, con agravante de disfraz y reincidencia.
No figuraba como propietario de ningún inmueble o vehículo y no tenía trabajo conocido, por lo que utilizaba a personas de su entorno para subsistir con el único fin de pasar desapercibido y no dejar rastro alguno que permitiera localizarlo.
Avanzadas las pesquisas, los agentes tuvieron conocimiento de que varios miembros de su entorno familiar eran propietarios de varias fincas en distintas localidades de la provincia de Barcelona. Tras realizar varias comprobaciones por estas zonas, los investigadores pudieron verificar que la actual pareja del fugitivo vivía en una masía aislada.
Los agentes han podido constatar que, durante muchos años, se hizo pasar por otra persona, engañando hasta a su actual pareja sentimental y a la hija de ésta, quienes se quedaron atónitas al conocer su verdadera identidad y sus antecedentes violentos.
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