La arrogancia, la decadencia y la derrota

Jordi Graupera se ha ofrecido como candidato la alcaldía de Barcelona pero quiere ser el candidato de los partidos independentistas

Jordi Graupera en una imagen de archivo Inés Baucells
Salvador Sostres

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Jordi Graupera (Barcelona, 1981) se ha ofrecido como candidato del independentismo a la alcaldía de Barcelona pero quiere ser el candidato de los partidos independentistas. Quiere que estos partidos -especialmente Esquerra y el conglomerado convergente- asuman que han quedado desbordados, superados y obsoletos, y en lugar de insistir en su decadencia, le presten su apoyo incondicional.

Graupera piensa que una candidatura donde vayan a parar todos los votos del independentismo derrotará de muy largo a Ada Colau . La actual alcaldesa gobierna con 11 concejales y 170.000 votos, mientras que Esquerra, Convergència y la CUP obtuvieron en 2015 -por separado- 18 concejales y casi 300.000 votos.

Para él, Barcelona es el primer paso para aplicar los «resultados» del referendo secesionista del 1 de octubre. Presentó su proyecto el pasado 20 de marzo en el t eatro Victòria de Barcelona . Tuvo que hacer programa doble por la gran cantidad de público que asistió a escucharle, que dio para llenar el teatro -de más de 1.200 butacas- dos veces. Su irrupción es una clara afrenta a Esquerra y Convergència a los que considera dos partidos pusilánimes y acomodaticios, sin voluntad ni fuerza para llevar a Cataluña hacia la independencia. «No es que les quiera matar, es que están muertos».

Esquerra rechaza por arrogante la propuesta de Graupera. « Pero este chico, ¿quién es? », se pregunta uno de los dirigentes republicanos, francamente sorprendido por las «lecciones de política que viene a darnos uno que no ha demostrado nunca absolutamente nada».

En la amalgama convergente, Junts per Catalunya le da por amortizado. Jaume Clotet, uno de los asesores de comunicación de Carles Puigdemont, que estuvo en el teatro Victòria, dice que «esto ya está» y que la impacto que tuvo la candidatura fue «momentáneo». En el PDECat, Xavier Trias, tras haberle regalado a Ada Colau tres años sin ninguna oposición, pretende todavía reservarse el «derecho» a elegir su sucesor , pero lo cierto es que si todavía no lo ha hecho es porque sus primeras opciones le han dicho que no. Entre ellos, el doctor Bonaventura Clotet, presidente de la Fundación Lucha contra el Sida y codirector del proyecto HIVACAT por el desarrollo de la vacuna AIDS en España.

Graupera es inteligente, arrogante, vive en Princeton y está dispuesto a volver a Barcelona para educar en su ciudad a sus dos hijas. No tiene experiencia política aunque desde joven ha estado muy interesado en ella, y ya a los 15 años, cuando empezó a militar en las juventudes convergentes, su gran proyecto vital era llegar a president. Como todos los independentistas de su generación cree que la independencia depende de su talento y que si los que le han precedido en el intento no la han logrado es porque eran corruptos o unos imbéciles. Su éxito en las redes sociales no se ha traducido en una euforia desbordante, a pesar de que llenó uno de los teatros más grandes de Barcelona dos veces que en una misma tarde.

Su modo de irrumpir tiene que ver con su idea poco dimensionada de lo que es Barcelona, Cataluña y un Estado como España. Presentarse sin estructura ni recursos para alcalde de Barcelona es, más que valiente, temerario; y hacerlo pretendiendo la humillación a sus pies de los partidos existentes denota un alto concepto de sí mismo y un gran desconocimiento de la política catalana. Su idea de cómo conseguir la independencia está en la línea de los que no acaban de entender que implica la destrucción de España, y que un Estado es capaz de absolutamente todo para defender su supervivencia.

Por su parte, la respuesta que estos partidos le han dado tiene que ver con su agotamiento y con su falta de ideas, como lo certifica que han despreciado a Graupera sin tener ni una idea ni un candidato mejor.

Una persona de la debilidad moral e intelectual de Ada Colau jamás habría llegado a alcaldesa sin tantísima mediocridad en sus rivales .

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