Javier Fernández y Guillermo Fernández Vara
Javier Fernández y Guillermo Fernández Vara - efe
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Pedro Sánchez daña sus dos grandes apoyos territoriales

Fernández y Vara no disimulan el malestar por el ninguneo en el fichaje de la ex UPyD

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Pedro Sánchez reconoció el lunes ante la Permanente del PSOEque solo consultó el fichaje de Irene Lozano con la secretaria general del PSM, Sara Hernández, y que si lo hizo así fue por deferencia, porque iba a meter a la ex de UPyD como diputada «número cuatro» en la candidatura al Congreso por Madrid. Con ello, el líder socialista daba carta de naturaleza a la principal crítica del resto de los barones; particularmente, dos que hasta ahora le eran muy próximos: el presidente de Asturias, Javier Fernández, y el de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

Apoyaron a Madina

Ambos fueron muy afines a Eduardo Madina en las primarias de julio de 2014 pero, una vez que ganó Sánchez, se pusieron a disposición del secretario general por «cultura de partido».

Y no son pocas las veces que han contrapesado las maniobras del sector crítico, encabezados por la otrora mentora de Sánchez, la andaluza Susana Díaz. Por eso mismo, Vara no ocultaba el viernes pasado su decepción personal con el líder, al llegar a la reunión de la Comisión Federal de Listas y enterarse in situ del fichaje de Lozano. Peor que el error de ver elegida a quien tanto ha atacado a su partido era la falta de confianza que sentía.

El presidente extremeño aprobó la lista madrileña en la comisión –a diferencia de Andalucía que no lo hizo–y acudió al Comité Federal. Al día siguiente, sábado, como si nada para evitar una crisis aún mayor. Eso sí, le dejó un mensaje claro a Sánchez a la entrada –no quiso hablar dentro en señal de protesta, como el resto–: «El PSOEtiene 136 años de historia no por sus dirigentes ni por sus fichajes sino por las ideas que ha venido defendiendo».

Javier Fernández ni siquiera eso;no quiso ni acudir al Comité Federal, para no tener un enfrentamiento abierto con Sánchez por el fichaje que había anunciado el día anterior. Porque Irene Lozano, como dirigente de UPyD, tuvo un papel estelar en noviembre para que su partido dejara de apoyar al PSOE asturiano y el Gobierno de Fenández quedó en minoría. Aunque, finalmente, Fernández salvó el «match ball» sin tener que convocar a las urnas, el episodio se le quedó grabado. Por eso, el secretario de Organización de la federación asturiana, sin llegar a ausentarse en la votación de la candidatura madrileña al Congreso, como hizo Andalucía, sí hizo constar la protesta por la inclusión de Lozano.

«Única alternativa»

Por otro lado, el PSOE hizo pública anoche la guía de campaña, un documento de 17 folios en el que se postula como «la única alternativa» a un Mariano Rajoy y un PP agotados. Tras cuatro años hablando de «herencia», el líder popular deja una «hipoteca en toda regla al próximo gobierno», que Sánchez está en disposición de dirigir, porque el resultado del 20-D está más «abierto» que nunca. Son unas elecciones «trascendentales donde nos jugamos el futuro»de España. «El PSOE representa las reformas, frente al inmovilismo de unos (PP) y el rupturismo de otros (Podemos)».

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