Alfonso Guerra, junto con Alfredo Pérez Rubalcaba, en el funeral por Txiqui Benegas
Alfonso Guerra, junto con Alfredo Pérez Rubalcaba, en el funeral por Txiqui Benegas - GTRESONLINE

Alfonso Guerra cree que Mas lidera «un golpe de estado a cámara lenta»

En un artículo, se muestra preocupado por la «falta de respuesta» y acusa de «complacencia» a partidos políticos, medios de comunicación, sindicatos y patronal

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El exvicepresidente del Gobierno y exnúmero dos del PSOE con Felipe González, Alfonso Guerra, ha publicado un artículo en la revista «Tiempo en el que señala que Artur Mas está llevando a cabo «una suerte de golpe de Estado a cámara lenta», entre la «complacencia de los partidos políticos, los medios de comunicación, los sindicatos y la patronal y hasta de alguna entidad deportiva».

Critica Guerra la falta de reacción del Gobierno del PP y de los «pusilánimes» que reniegan del artículo 155 de la Constitución, así como la responsabilidad de la izquierda catalana y la «complicidad» de los sindicatos con el soberanismo.

Sobre la complacencia general de la sociedad civil y los políticos, opina el exvicepresidente que es «un verdadero monumento a la cobardía» del que hace protagonista a Mas, que tiene «embargadas todas las sedes de su partido por la corrupción» y que «evita rendir cuenta de su pésima gestión como gobernante» dando «un salto en el vacío con la imperdonable consecuencia de lanzar por el precipicio a todo el pueblo catalán».

Guerra muestra su inquietud por la falta de respuesta del Gobierno del PP y del conjunto de la sociedad, según él: «¿Podemos imaginar que el presidente de un land alemán o el de una región francesa anunciara la independencia? Ese presidente no podría mantenerse en el puesto más allá de 24 ó 48 horas».

Pero también critica a quienes llaman a la prudencia al Gobierno central: «Es decir, que estamos ante el anuncio de un verdadero golpe de Estado que desgajaría una parte de la nación, y nuestros políticos e intelectuales están preocupados porque el Gobierno pueda reaccionar a un acto de secesión».

Lamenta especialmente que «la sin razón de los asustados por la reacción, no por la violación constitucional, alcanza límites de tal despropósito como el de llegar a negar, como un acto impropio, que se puedan aplicar los preceptos de la Constitución a quien pretende romperla».

Por el contrario, defiende el artículo 155 de la Constitución -que permite obligar a una comunidad a cumplir sus obligaciones legales- como una vía «sensata» a tener en cuenta. Les parece, asegura, a «los pusilánimes» que aplicar el artículo 155 de la Constitución podría ser «poco democrático». Y les recuerda que este artículo «fue aprobado por unanimidad cuando se debatió en la Comisión Constitucional. Pues ahora, para algunos parece ser una norma represiva de un régimen no democrático».

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