Pedro Sánchez junto a José Luis Rodríguez Zapatero.
Pedro Sánchez junto a José Luis Rodríguez Zapatero. - isabel permuy

Sánchez «jubila» a media dirección del PSOE antes de cumplir un año

«La Ejecutiva está muerta», dice a ABC un miembro en alusión al malestar con Sánchez por el nuevo «gobierno en la sombra»

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La Ejecutiva del PSOE que formó Pedro Sánchez en julio de 2014 es de «aluvión», reconocen distintos sectores del partido. Su idea inicial era conformar una dirección «corta» en número pero se vio obligado a hacer encaje de bolillos en la negociación de Susana Díaz y el resto de barones, tras ser el primer secretario general socialista de la historia elegido por los militantes (197.000). Su victoria con holgura en las urnas a Eduardo Madina no impidió que los «aparatos», todos, siguieran exigiendo sus cuotas a la vieja usanza. Y terminó formando una Ejecutiva federal de nada menos que... 38 miembros; nueve de los 17 barones, que insistieron en estar dentro de la dirección por lo que pudiera pasar en los meses siguientes, y el resto secretarios de área con escaso peso político y mucho menos mediático.

Pronto descubriría Sánchez que la puesta en práctica de las «rotaciones» (durante muchos lunes de la primera etapa las ruedas de prensa las protagonizaban auténticos desconocidos a quienes quizo promocionar) no daban profundidad y continuidad al discurso. Por si fuera poco, en noviembre rompió con su gran mentora, la presidenta de Andalucía; un hecho que le empujó a enrrocarse en su «núcleo duro» formado por tres fieles de primera hora: el secretario de Organización, César Luena; y sus amigos Antonio Hernando, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, y Óscar López -exsecretario de Organización con Rubalcaba y hoy portavoz en el Senado tras una breve travesía del desierto -.

«Sanchistas» sobrevenidos

A esos tres se unió una amalgama de sobrevenidos: a destacar, el exlendakari Patxi López muy activo en su apoyo a Sánchez frente a los críticos durante estos meses de conspiraciones internas; la nueva consejera del Gobierno Valenciano, Carmen Montón; la secretaria de empleo, Mari Luz Rodríguez; o la coordinadora de Estudios y Programa, Meritxell Batet (PSC). En plena ofensiva interna contra el secretario general, fue Luz Rodríguez quien se atrevió a salir en rueda de prensa para desautorizar nada menos que al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero por su cena con Pablo Iglesias.

De una manera u otra, Sánchez va a recompensar a estos cuatro, y a su incondicional Magdalena Valerio, diputada, con un puesto en lo que ya se llama coloquialmente en el PSOE «gobierno en la sombra»: el Comité de Expertos encargado de redactar el programa electoral, que tantas ampollas está levantando entre los miembros de la Ejecutiva que se han quedado sin «ministerio».

La postergación más evidente ha sido hasta el momento la del secretario de Economía, Manuel de la Rocha, -ayer ya compareció en segundo plano junto a Jordi Sevilla para analizar la crisis griega-, pero no va a ser la única. La llegada del catedrático Ángel Ubide como asesor en Política Exterior desdibuja, aún más si cabe, el escaso papel en estos once meses de Carme Chacón como Secretaria de Política Exterior; y el fichaje del exministro de Educación Ángel Gabilondo va a hacer lo propio con el secretario de Educación de la Ejecutiva, el canario José Miguel Pérez; o el de Magdalena Valerio con la asturiana María Luisa Carcedo, secretaria de Bienestar Social. Por no hablar de la irrupción del exconsejero de sanidad vasco y asesor de Obama Rafael Bengoa -ya ha concedido varias entrevistas-, que llega para llenar un vacío porque María José Sánchez Rubio, secretaria de Sanidad de la Ejecutiva, es prácticamente una desconocida en la política nacional.

En palabras a ABC de uno de los miembros que no tiene secretaría de área, «la Ejecutiva está muerta desde hace tiempo». Eso es probablemente lo que ha llevado a Sánchez a rodearse de pesos pesados, mediáticos muchos de ellos. Uno de los miembos de su núcleo duro reflexionaba recientemente que, asentado ya en la oposición, al líder del PSOE le hacía falta mostrar un «proyecto» de qué quiere hacer con España. Por eso ha fichado a los Jordi Sevilla, Rafael Bengoa y Ángel Gabilondo, algo a lo cual, según señaló anoche a ABC uno de los nuevos presidentes autonómicos, tiene derecho. «Creo que si el equipo a mostrar fuese la Ejecutivo, no sería algo nuevo», reflexiona esta fuente que, sin embargo, advierte: «Tiene que ser esencialmente distinto, pero no contrario a los que están en la Ejecutiva».

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