ernesto agudo

Ciudadanos-UPyD, el empate infinito en busca de la tercera vía

Los dos buscan un centro político y atraer al votante descontento con el bipartidismo. Que su unión se consolide o no podría llegar a condicionar la gobernabilidad del país

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La posible unión de Ciudadanos y UpyD es uno de los platos fuertes del año electoral que se avecina. Una posibilidad que se sustenta en sus similitudes programáticas pero especialmente en la necesidad de plantar cara a Podemos en la lucha por el voto del descontento, un voto que en los sondeos se decanta casi en su totalidad hacia el partido de Pablo Iglesias.

Esta fue la premisa que utilizó Francisco Sosa Wagner para pedir públicamente la unión de ambas formaciones. Un alegato que le costó el enfrentamiento con la dirección, su posterior relevo como portavoz de UPyD en el Parlamento Europeo y su inmediata renuncia a su acta de eurodiputado y su baja de militancia en la formación magenta.

Pese a ello, parece que sus argumentos empiezan a surtir efecto.

No solo en su antigua formación, si no también en Ciudadanos, que el pasado martes anunció que plantearía a UpyD un acuerdo electoral para ir juntos a las elecciones municipales y autonómicas en toda España. Esta propuesta cristaliza tras haberse concretado hace semanas el primer acercamiento entre sus direcciones.

Ambas formaciones se presentan como alternativas al bipartidismo y críticos ante los nacionalismos. Una tercera vía que aporte otra alternativa al auge de Podemos. Unir fuerzas para pelear por el voto de los descontentos con el bipartidismo. ¿Hay mimbres para esa unión? ABC habla con politólogos y economistas para conocer su opinión y analizar las dificultades y las posibilidades de dicha alianza.

El economista Juan Ramón Rallo cree que«hace falta una opción sin complejos que defienda la libertad individual y que reforme profundamente el Estado», aunque matiza que es algo«poco realista» a corto plazo si estima que la unión de estas dos formaciones podría plantear un consenso de mínimos.«Si podrían plantear un consenso regeneracionista frente a la casta y esa nueva casta de Podemos».

A juicio del director del Instituto Juan de Mariana una unión de los dos partidos daría lugar a una formación socialdemócrata. «Una socialdemocracia más sensata y de futuro, pero socialdemocracia al fin y al cabo». Cree no obstante que sí podrían, o al menos deberían, afrontar cambios fundamentales como los referentes a la «simplificación normativa, la reducción de la burocracia y cierta racionalización del peso del estado, apostando por tratar de enfocar el ajuste por el lado del gasto y no mediante subidas de impuestos». Aunque Rallo no espera una acción espectacular en este sentido.

Sí otorga más importancia y confianza a la apuesta por una mayor independencia judicial,«algo que seguro que no harán ni PP ni PSOE». En lo que sí es claro es en que sus propuestas de regeneración si son en el ámbito económico más sólidas que lo que vende Podemos. «Es que casi cualquier cosa es mejor que Podemos», apostilla.

«Existe el espacio para ese cambio político y económico. Podrían hacer algo, pero no todo». Lo que sí considera es que podrían representar una opción de mínimos para mucha gente ante Podemos y ante PP y PSOE, «que se han convertido en partidos no votables para mucha gente».

En busca del caladero de votos

El profesor de Política Comparada de la Universidad Carlos III, Pablo Simón, cree que en estos momentos«hay una desmovilización del centro político. Lo que está perdiendo el PP en esa zona del electorado se está marchando a la abstención. Es el caladero de votos más factible que tendría una futura alianza entre estos partidos, el antiguo votante que oscilaba entre PP y PSOE».

Un diagnóstico que comparte con José Ramón Montero, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid:« Pienso que arañaría más entre los desencantados del PP. No tanto del PSOE, primero por la figura de Rosa Díez y segundo porque la fuga del PSOE también se dirige a su izquierda. A Podemos o Izquierda Unida». Y recuerda que ya en 2011, de todo lo que perdió el PSOE hubo más transferencia hacia el PP que hacia UpyD.

Aunque su espectro político es diferente, también cree Simón que podrían pelear por el voto del descontento que ahora «se va a Podemos aunque no exista consonancia ideológica».

Respecto a las caras, al liderazgo, Pablo Simón, también miembro del colectivo Politikón, entiende que«para pelear por el voto del PSOE el problema es Rosa Díez. Es además una formación que la izquierda ubica a la derecha y la derecha a la izquierda». Cree por contra que la figura de Albert Rivera es más vendible como regeneración, «por eso la cúpula de UPyD es más reticente a la alianza».

En cualquier caso cree que tienen en común el ser «dos formaciones organicamente poco flexibles porque son partidos muy personales muy personales en el liderazgo», señala Simón. Argumento que también comaprte el catedrático de la Autónoma:«Creo que hay un problema de jerarquías más que de bases». De nuevo la cuestión de los personalismos. En eso da la impresión que es como el agua y el aceite.

Recuerda la afirmación, extrapolable también a otras formaciones, a lo que Politikón recuerda en su libro «La urna rota», como la explicación clásica del funcionamiento interno de los partidos políticos. Una teoría de Robert Michels, un socialdemócrata alemán que a comienzos del siglo XX cayó en la cuenta de que el partido hablaba mucho de democracia y participación pero siempre estaba dirigido por los mismos grupos. Esta observación le llevó a postular su famosa ley de hierro que exponía cómo con el crecimiento de las organizaciones es inevitable que las estructuras del liderazgo se vuelvan más jerárquica y profesionalizada, con lo que termina por convertirse en menos democrática y más conservadora en su funcionamiento.

Aumentar su representación

Cree en resumen Simón que existe un caladero de votos para ellos, que no existen diferencias programáticas insalvables y que «si no van juntos el sistema electoral se encargará de hacer su trabajo». En ese caso tendrían casi imposible obtener representación en los distritos medianos y pequeños del mapa electoral. Un análisis parecido dibuja el profesor Montero: «Podrían compensarse uno a otro y arrastrar votos en distritos medianos. UPyD tiene su caladero en distritos grandes y alguno mediano, en Madrid o Valencia esencialmente, mientras que Cataluña es en gran medida en Barcelona».

Haciendo un ejercicio de estimación, Simón cree que si la alianza se produce y se traslada hasta las elecciones generales podrían convertirse en una fuerza condicionante en el Congreso con en torno a 20 escaños. «Si no, si UPyD se queda igual y Ciudadanos se conforma solo con entrar estarían desaprovechando una oportunidad histórica».

«Lo más relevante es la posibilidad de formar parte de una coalición de gobierno. Tanto con PSOE como con PP. Un poco al modo de lo que ha sido el partido liberal alemán. Aspirar a ser partido bisagra, que si lo extrapolamos al Congreso de los diputados podría plantarse entre los 15 y los 20 escaños», explica Montero. Aunque cree que es más factible que capte el voto descontento del PP, estima que la alianza post electoral es más factible con el PSOE.« La política hace extraños compañeros de cama. Pero con el PP lo vería muy dificil, por su desgaste en el Gobierno», estima.

Ámbos creen que en una futura alianza sus prioridades tratarían de condicionar medidas relevantes en la profesionalización de la administración, reducir alguna regulación en materia económica y, si son claves para formar un Gobierno, plantearían la reforma electoral, o una modificación de algunos aspectos.

Coincidencias programáticas

Basta seguir la actualidad política o bucear en sus programas electorales para darse cuenta de que las dos formaciones tienen múltiples puntos de encuentro. Uno deesos puntos es en materia educativa. Los dos han pedido acabar con el modelo de inmersión lingüística en la escuela catalana. Además, coinciden en considerar que la Ley Wert se queda corta al dar poder a las comunidades y no defender suficientemente al castellano en el sistema escolar catalán.

Esa batalla contra los nacionalismos periféricos les ha llevado a solicitar la supresión de los los regímenes propios en materia fiscal de las diputaciones vascas y de Navarra. Los dos han coincidido en criticar las alzas de impuestos en los últimos años.

Una diferencia palpable, pero que puede ser una fortaleza dado el sistema electoral, es el ámbito de actuación, Ciudadanos es de momento un partido con una radicación muy marcada en Cataluña, mientras que UPyD tiene una presencia más nacional. No en vano tiene diputados por Madrid y Valencia en el Congreso y representación en las cámaras autonómicas de Asturias y País Vasco.

El desenlace de este totuoso noviazgo, ya sea con matrimonio o con ruptura podría tener una importante incidencia en la composición de las próximas cámaras autonómicas y en la formación de Gobiernos.

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