Lagarde: «Los riesgos del cambio climático afectan al balance del BCE»

El BCE llama a una transición energética justa

La presidenta del BCE, Christine Lagarde REUTERS

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«En la fase actual, no podemos depender exclusivamente de la energía renovable», advierte la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sobre los esfuerzos de los gobiernos por remodelar las cestas energéticas de los países del euro. «El dramático cambio climático solo puede evitarse si las emisiones de CO2 se reducen a cero y esta transición debe realizarse rápidamente si se quieren lograr los objetivos del Acuerdo Climático de París», admite, señalando que «es probable que la transición tenga algunos costes». Lagarde previene contra los efectos que la transición al nuevo modelo energético puede llegar a tener sobre los más desfavorecidos y llama a los gobiernos del euro y al sector financiero a orientar con precisión sus inversiones.

En el lado positivo apunta que «el desarrollo de nuevas tecnologías ha reducido tanto el costo de la energía solar que ahora es una de las fuentes de electricidad más rentables» y recuerda que «según la Agencia Internacional de Energía, más de la mitad de las reducciones de emisiones adicionales necesarias para cumplir los objetivos climáticos de París podrían lograrse sin ejercer una presión adicional sobre los clientes de electricidad», pero subraya que por ahora no es posible para la economía europea depender exclusivamente de las renovables: «en algunos sectores, la tecnología requerida aún no está madura».

En su artículo, Lagarde defiende indirectamente su reforma de la meta de inflación del BCE, fijada en los estatutos de la entidad. «Los bancos centrales han aprendido en las últimas décadas que una meta de inflación creíble puede ayudar a dirigir las expectativas en toda la economía», dice, y reclama a los gobiernos que brinden orientación, proporcionando «vías de transición bien comunicadas y convincentes que pueden inspirar a las personas y las empresas a emprender acciones significativas y coordinadas para mitigar el cambio climático». «Se pueden usar marcas claras para dividir un camino largo y arduo en etapas más fáciles de administrar», sugiere.

También subraya que «algunas de estas rutas de transición requieren un precio del CO2 que refleje plenamente los costos ecológicos y sociales actuales y futuros, pero por el momento todavía estamos muy lejos de eso”. “Peor aún”, añade, “en 2020 los combustibles fósiles fueron subsidiados explícitamente con 450.000 millones de dólares”. “El rápido aumento de los precios de la energía puede afectar a los más vulnerables de la sociedad. Por lo tanto, debe pensarse bien en una transición justa, cuyos beneficios deberían distribuirse uniformemente entre todos”, es su mensaje, “la inversión pública puede ser un catalizador de la inversión privada y el sector financiero tiene un papel importante que desempeñar aquí.

Lagarde llama a aas instituciones financieras a “establecer en los planes de transición cómo pretenden avanzar hacia un mundo libre de carbono”. “La Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero es el primer paso en esta dirección. La divulgación de datos completa, globalmente coherente y verificable puede ayudar a garantizar que los fondos fluyan hacia donde más se necesitan y, al mismo tiempo, evitar el riesgo de lavado verde”, Tabmién afirma que “los bancos centrales deben hacer su parte”. Anota que “los desastres naturales y el cambio ecológico tienen un impacto en la inflación y, por lo tanto, en el mandato principal del Banco Central Europeo”. Confiesa que “nos preocupa cada vez más el cambio climático. Los riesgos que plantea no solo afectan a los bancos que supervisamos, sino también al balance del BCE”. “No estamos solos en nuestra preocupación”, sugiere una sensación de alivio, “alrededor de cien bancos centrales y reguladores financieros de todo el mundo se han unido para formar la Red para ecologizar el sistema financiero. El objetivo de esta red es seguir desarrollando la gestión de los riesgos climáticos y medioambientales en el sector financiero y movilizar financiación para apoyar el cambio ecológico”.

Lagarde recuerda que el BCE se ha comprometido públicamente a trabajar dentro de su área de responsabilidad para garantizar que los tomadores de decisiones puedan optar por medidas decisivas para implementar los objetivos del Acuerdo de París y contener las consecuencias del cambio climático. Lagarde ha introducido la protección del clima entre los objetivos prioritarios del BCE, lo que supone un revolucionario giro de estrategia en una institución dedicada en exclusiva desde su nacimiento a la política monetaria. Describe el alto grado de incertidumbre que el clima añade a la previsión económica y afirma que “no podemos decir con certeza cómo serán nuestras economías dentro de 30 años y cómo exactamente el cambio climático dará forma al futuro, de forma que esta incertidumbre puede resultar paralizante, sobre todo si va acompañada de la creencia errónea de que no podemos cambiar nada por nuestra cuenta o que ya es demasiado tarde. Todos podemos hacer algo y poner de nuestra parte”.

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