Industria alimentaria y distribución aúnan esfuerzos por la sostenibilidad

El sector de gran consumo asume la economía circular y los ODS de la Agenda 2030

José María Bonmatí, director general de AECOC ABC

Juan Carlos Valero

Por primera vez en la historia, la humanidad tiene una visión y un plan de acción para mejorar el mundo. Son los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) elaborados por la ONU e integrados en la Agenda 2030, en los que se han implicado los directivos de las compañías, conscientes de que es posible el camino de la sostenibilidad en sus organizaciones. Entre otras razones, porque los consumidores cada vez son más sensibles y reclaman una mayor responsabilidad con el planeta, en un nuevo contexto en el que cuestiones como la deforestación, el bienestar animal, la producción sostenible o el comercio justo cobran un gran protagonismo.

«Pocos sectores como el gran consumo, la distribución y la industria alimentaria y de bebidas tienen tantos frentes abiertos en esta materia ni tanto protagonismo en el impulso de ese modelo de desarrollo sostenible que requiere nuestra economía, nuestra sociedad y nuestro medio ambiente», señala José María Bonmatí, director general de la Asociación de Empresas del Gran Consumo (AECOC). Por eso, alrededor de 200 directivos de las principales empresas del sector asistirán el martes 26 de febrero en Madrid al primer Congreso de Desarrollo Sostenible, organizado conjuntamente por AECOC y la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB ).

Potenciar la economía circular, la reutilización de envases y minimizar el impacto medioambiental y el cambio climático son algunos de los objetivos a los que fabricantes y distribuidores ya están comprometidos. Y ahora van a aunar esfuerzos e intercambiar experiencias de ecoinnovación, clave que ha de permitir a las empresas ganar competitividad y reducir el impacto ambiental negativo a través de medidas como la mejora de la eficiencia de toda la cadena de suministro, nuevas soluciones de envasado, la preservación de los recursos alimentarios o nuevos métodos de producción agraria.

Afortunadamente, no se parte de cero. Mauricio García de Quevedo, director general de la FIAB recuerda que la industria lleva tiempo implicada en esos objetivos, sobre todo en el ambiental, al ser materia prima de sus productos. Asegura que «hace más de 20 años que la industria de alimentación y bebidas impulsó en España un área de gestión de residuos que, gracias a su eficiencia, hemos conseguido incrementar los retos de reciclado de envases domésticos de un 40% a más del 75 % ». Hasta el punto de que el portavoz de FIAB afirma que «ningún otro sector es tan eficaz en la gestión de subproductos como la industria de alimentación y bebidas».

García de Quevedo subraya que «fuimos el primer país que implantamos la obligatoriedad de planes empresariales de prevención de residuos para ciertas empresas que ponen en el mercado una cantidad determinada de envases». Unos planes que, según FIAB, han logrado implantar más de 8.600 medidas de reducción que han supuesto un ahorro de 143.200 toneladas de CO2, seis millones de megavatios de energía y 28,8 millones de metros cúbicos de agua.

Mauricio García de Quevedo dirige FIAB ABC

Reutilización de alimentos

La industria alimentaria y de bebidas elabora co-productos con los excedentes, dedicándolos a alimentación animal y para otras industrias y sectores, como los farmacéuticos, químicos o cosméticos. García de Quevedo pone algunos ejemplos, como es la utilización de la melaza de la industria azucarera para la fabricación de alcohol, ácido cítrico, levadura para panificación y pienso para ganado, así como que los compuestos fenólicos a la uva de vino se aprovechan como antioxidantes o polifenoles y de la producción de frutas se extraen pectinas de aceites esenciales.

Otro aspecto del que los españoles podemos sentirnos orgullosos es que somos el primer país europeo en donaciones de alimentos y que se ofrece información al consumidor en cuanto a la fecha de caducidad y consumo preferente para que se pueda dar el uso más adecuado. La lucha contra el desperdicio alimentario ha sido liderada en España por AECOC y su campaña «La alimentación no tiene desperdicio». En estos momentos, 460 compañías impulsan ese objetivo. José María Bonmatí, director general de AECOC, explica que el problema arranca en las pérdidas que se producen en el campo, fruto de los precios o de condiciones meteorológicas. Sin embargo, Bonmatí asegura que hace dos años el 1,4% del producto que llegaba a la tienda y alcanzaba la fecha de caducidad no lograba donarse o finalmente consumirse. Añade que «el año pasado bajó al 1% y en estos momentos los productos que finalmente no alimentan a alguien los hemos reducido al 0,75%».

La movilidad sostenible y una buena operativa del transporte de mercancías también son cruciales. En opinión de Bonmatí, «lo primero es lograr que los camiones no circulen vacíos, después de que hayamos incorporado elementos de economía circular, como los palés y las cajas reutilizables ». Aumentar la capacidad de carga también reduce emisiones, pero el mayor reto es el reparto en las ciudades. El director general de AECOC señala que las soluciones deben enmarcarse en el concepto de Smart Cities para mejorar el suministro a las tiendas y el derivado del incremento del reparto del comercio electrónico.

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