Galán niega haber ordenado, autorizado o conocido los contratos con Villarejo

Se sitúa como víctima de espionajes del comisario y deposita la responsabilidad en el exjefe de Seguridad de Iberdrola

Ignacio Sánchez Galán a su llegada a la Audiencia Nacional Jaime García / VÍDEO: El presidente de Iberdrola declara en la Audiencia Nacional por los encargos a Villarejo - Atlas

Isabel Vega y Jorge Navas

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha comparecido este lunes durante cerca de dos horas como imputado por el caso Villarejo ante el juez Manuel García Castellón y a sus preguntas, como a las de la Fiscalía Anticorrupción y su propio abogado ha negado haber tenido responsabilidad o conocimiento de aquellos encargos y se ha situado, además, como una posible víctima de los espionajes del polémico mando. El instructor le ha emplazado a presentar la denuncia pertinente.

Galán ha llegado a pie con cinco minutos de antelación a su cita con el juez, que era a las 10.30 horas pero no ha arrancado hasta una hora después, cuando ha finalizado la comparecencia del también investigado Fernando Becker, expresidente de Iberdrola España y superior jerárquico del exjefe de Seguridad, Antonio Asenjo, a la sazón interlocutor con Villarejo en los contratos. Ha asegurado que no tenía ningún conocimiento ni de las encomiendas ni del proveedor.

Ya en su turno, que al final se ha extendido casi dos horas y media, Galán ha tenido que escuchar reproducidas por el juez algunas de las conversaciones que obran en el sumario entre el comisario y Asenjo, en las que el primero se refiere a él como «el señorito». Según explican en fuentes conocedoras de la declaración, ha rehusado añadir nada al respecto, al no ver la necesidad de comentar charlas ajenas. Sí ha dicho desconocer si alguien le llamaba por ese apelativo.

En cuanto a los contratos y las facturas, se ha desmarcado tras una pormenorizada explicación de la jerarquía interna de la compañía, donde los distintos departamentos son «autónomos». Ha detallado que cada área tenía sus propios directores, que «no son unos mandaos» sino que tienen poder de decisión, como Asenjo en el área de Seguridad. A él, que estaba por encima, no llegaba el pormenor de esas cuestiones porque se centraba en la estrategia y la inversión.

«Habrá que preguntar a Asenjo»

Ha depositado, en este sentido, toda la responsabilidad en el exjefe de seguridad, de quien ha llegado a afirmar que suscribió aquellos contratos sin seguir la normativa interna de la empresa puesto que no existía encargo previo que respaldase las facturas, como ha evidenciado la investigación. Por eso, ha señalado, fue despedido.

Sobre este asunto, Fiscalía y juez han cuestionado que siendo así, Galán le citase a comer en su casa un domingo y pactado allí las condiciones de su salida de la empresa. El presidente de Iberdrola ha asegurado que él recibe en su vivienda a «muchos empleados» y que los domingos, de hecho, su despacho es su propia casa.

García Castellón ha tomado la palabra en ese momento para preguntar por qué si Asenjo había cometido esas irregularidades, se había ido de Iberdrola con más de un millón de euros de indemnización . La respuesta del presidente de la eléctrica, que eso depende de Recursos Humanos y que no conoce cuáles eran las condiciones del contrato del entonces jefe de Seguridad. Ha replicado, además, que se mantiene su presunción de inocencia, pero ya había puesto la responsabilidad de los encargos sobre él, hasta el punto de sugerir a los interrogadores que preguntasen a Asenjo sobre los detalles de los encargos.

Y en esas encomiendas las hay de presuntos espionajes sobre el expresidente de Endesa Manuel Pizarro y sobre el presidente de ACS Florentino Pérez. Galán ha expresado su respeto por ambos, ha negado conocimiento alguno del asunto y ha añadido que si se produjeron tales conductas, le parece «deplorable y no admisible».

De hecho, sostiene que él mismo fue espiado por Villarejo en una comida en Zamora. De este asunto ya dio cuenta la defensa de Iberdrola al juez en un escrito a partir de una anotación en las agendas del comisario donde se describe que Galán estaba almorzando en determinado restaurante, los rasgos físicos de sus acompañantes y mención a un tema de conversación.

El juez instructor, que ya rechazó que a partir de ese apunte pudiera inferirse que el presidente de la eléctrica fuese víctima, le ha emplazado hoy a presentar la correspondiente querella y solicitar la personación en la causa si sostiene que efectivamente, sufrió seguimientos. «Viene usted a verme y vemos lo que hay», ha dicho García Castellón, según fuentes conocedoras.

Carga contra el testigo

También se ha pronunciado sobre José Antonio Del Olmo, que fue controller de Iberdrola y que se ha convertido en el principal testigo de cargo contra la compañía y el propio Galán en esta pieza separada porque en 2004 y ante la sospecha de irregularidades en la facturación, guardó un informe y una batería de facturas bajo custodia de un notario en previsión de si algún día, el tema se volvía contra él.

Cuando fue imputado en el caso Villarejo recuperó aquel material y lo puso sobre la mesa. Viene declarando que Galán debía estar al corriente de todo. Iberdrola se ha querellado contra él dentro y fuera de la Audiencia Nacional y le ha ganado la batalla ya en un juzgado mercantil por sustraer aquellos documentos. En el caso Villarejo está investigado por orden de la Sala de lo Penal, que pidió al juez García Castellón que esclareciese si la documentación que ha aportado es falsa o no.

Para Galán, no es de recibo que una persona que ha pasado tantos años en la compañía no denunciase nunca esa supuesta actuación irregular, ni por el cauce ordinario ni por los mecanismos internos y ni siquiera cuando se creó un buzón que le habría garantizado el anonimato y al que habría podido acudir estando incluso ya jubilado.

1,1 millones de euros en encargos

Galán está investigado por un presunto delito continuado de cohecho activo, así como de un delito contra la intimidad y de otro continuado de falsedad en documento mercantil cometido por particulares, por los proyectos encargados a empresas de Villarejo mientras él seguía en activo por importe superior a 1,1 millones de euros durante más de una década.

Los proyectos, de los que constan 17 facturas aunque se investiga si hubo pagos a través de una empresa de seguridad interpuesta, van desde desactivar la oposición social y política a la construcción de una central en Arcos de la Frontera (proyecto «Arrow») hasta un supuesto espionaje al que era presidente de Endesa, Manuel Pizarro (proyecto «Blackboard»), pasando por otro al presidente de ACS, Florentino Pérez («Posy») o averiguaciones sobre una eólica suiza («Wind»). Por este último encargo, de 2011, está imputada Iberdrola Renovables como persona jurídica.

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