La banca se reinventa espoleada por las fintech y las grandes tecnológicas

Las entidades clásicas piden reglas comunes, pero redoblan sus alianzas con las startup para frenar la amenaza de actores como Apple

Las fintech son más ágiles y arriesgadas que los bancos tradicionales. ABC

MARIBEL NÚÑEZ

Si uno hace memoria seguro que hace mucho tiempo que no pasa por el banco o la aseguradora, ya que muchas operaciones se pueden hacer a través de las aplicaciones de las propias entidades. Y para las que no, están las fintech , las strartup especialmente dedicadas a hacer que nuestra vida financiera sea más fácil y casi siempre más barata, ya sea una transferencia internacional en divisas, un comparador de seguros o una simple tarjeta de crédito.

La cuestión es que los estudios más recientes aseguran que no va a haber un efecto de sustitución, es decir, que los grandes bancos seguirán estando ahí pero se convertirán en algo muy diferente a lo que conocemos ahora ya que, entre otras cosas, empezarán a absorber a las fintech, ya que los primeros necesitan agilidad y riesgo y las segundas precisan un negocio a una cierta escala para intentar ser rentables y no morir en el camino.

Entre los millennials circula la broma de que prefieren ir al dentista que al banco, y puede que tengan razón. Esa generación no entiende nada en absoluto la razón por la que hay que ir a la oficina bancaria a firmar un papel cualquiera pudiendo hacerse por internet, sobre todo teniendo en cuenta que ya hay sistemas telemáticos de verificación de la identidad y de seguridad para realizar las operaciones.

La realidad es que es esta generación la que está moviendo en cierto modo este sector ya que, para ellos, y para los que no somos millenials también, es muy importante la experiencia de cliente, lo que pasa necesariamente por la rapidez, la fiabilidad y el bajo coste o la gratuidad de la gestión.

Los bancos que, como buenos elefantes van despacio, empezaron ya hace tiempo a darse cuenta del cambio de tendencia. En Francia, por ejemplo, hace años que las entidades financieras no aumentan su número de clientes, o lo que es lo mismo, las personas que tienen necesidad de utilizar los servicios financieros, como pueda ser una simple cuenta o una tarjeta, ya no recurren a ellos sino que optan por las fintech. Todo un aviso a navegantes.

Pero, por si las fintech fueran poca amenaza además están las empresas puramente tecnológicas, las popularmente conocidas como GAFA(Google, Amazon, Facebook y Apple), que ya han visto las ventajas de convertirse también en intermediarios financieros. El último intento ha sido de Amazon. La compañía de Jeff Bezos ha reconocido conversaciones con grandes bancos estadounidenses, entree ellos JP Morgan, para crear una cuenta corriente que la minorista online pueda ofrecer a sus clientes. De materializarse, sin embargo, no sería la primera experiencia del gigante de la distribución ya que ofrece desde hace tiempo créditos a pequeñas y medianas empresas junto a Bank of America.

La cuestión de fondo es que los mencionados gigantes de internet tienen millones de clientes que, aparentemente, confían en ellos ya que les compran , les dan sus datos de pago y un largo etcétera, de modo que es muy fácil para ellos venderles también servicios bancarios, siempre sobre la base de ofrecerles una buena experiencia de cliente, que es uno de los secretos que a los bancos les está costando más esfuerzo lograr, aunque hay algunos que han hecho mejor los deberes que otros.

El informe «World FinTech Report 2018» realizado por Capgemini y AEFI (Asociación Española de FinTech e InsurTech) presentado esta semana sostiene que «las fintech, que están innovando con tecnologías emergentes, están revitalizando los servicios financieros para los clientes. La competencia y el aumento de las expectativas de los clientes están provocando nuevas demandas en materia de conveniencia y personalización de los servicios, a través de la compilación de los datos que tienen de los clientes, dan servicio 24 horas al día siete días a la semana y son accesibles desde cualquier dispositivo móvil».

Pero paradojas de la vida, sigue el citado estudio, «los clientes tienen más confianza en los grandes bancos que en las fintech pero, para que los bancos retengan esta confianza tienen que alinearse con los objetivos de los clientes que, sobre todo, quieren una relación digital, ágil y con procesos eficientes».

Penry Price, vicepresidente de soluciones globales de Linkedin , cree que «el éxito de las fintech es que han logrado poner al cliente en el centro de su operativa, un claro fallo que han dejado al descubierto los bancos tradicionales, pero en cambio los clientes mantienen la confianza en ellos».

Uno de los puntos débiles de las fintech es la falta de músculo financiero, pese a que desde 2009 han conseguido captar cerca de 110.000 millones de dólares en financiación, y ello podría abocar a algunas a la desaparición.

¿Y qué opina el sector? Rodrigo García de la Cruz, presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech ( AEFI ), cree que «tenemos que conseguir un espacio controlado para el desarrollo de este sector, un «sandbox» o caja de arena en inglés, para promover el desarrollo de la innovación y la creación de empleo, el fomento de la competencia, una mayor agilidad en la actualización legislativa y una minimización de los riesgos, y todo ello se traducirá en beneficios para los clientes y una mayor inclusión financiera».

El asunto es que si España lanzara este «sandbox» nuestro país podría tener ventaja competitiva respecto a otros países europeos que aún no disponen de él, y de ese modo atraer talento.

Una prueba manifiesta de que la industria fintech está en plena ebullición es que en 2017 se produjeron 336 operaciones de fusiones y adquisiciones, por un valor estimado de 18.000 millones de euros, según «The pulse of fintech» realizado por KPMG.

Uno de los hitos que destaca KMPG es la irrupción de los inversores corporativos, «que han cambiado su posición sobre invertir en las fintech ya que, inicialmente, cogieron una cartera de inversión para invertir en el conjunto del sector pero cantidades escasas, y ahora confían más en que las fintech les puedan ayudar a conseguir valor real y se están centrando en hacer inversiones estratégicas en algunas de ellas».

El viernes mismo la presidenta del Banco Santander, Ana Botín , exigió que «el marco regulatorio garantice las mismas reglas para todos ya que ahora la regulación de los bancos tradicionales es más exigente que la de los nuevos actores digitales».

Por su parte el presidente de BBVA, Francisco González, no parece apreciar ningún riesgo para su negocio, sino todo lo contrario. «La irrupción de nuevos competidores ajenos al mundo financiero es una gran oportunidad para el sector y no una amenaza, como consideran muchos, aunque la competencia será durísima. En cualquier caso BBVAserá uno de los supervivientes y tendrá un futuro brillante. En el año 2019 la mitad de los clientes de BBVAserán digitales y operarán exclusivamente a través del móvil», aseguró.

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