Baleares se prepara para vivir una temporada turística marcada por la incertidumbre del coronavirus

Tradicionalmente, la llegada del mes de marzo suponía para Baleares el inicio de las primeras contrataciones anuales en el sector turístico , con vistas a la Semana Santa primero y pensando ya en el comienzo de la temporada alta poco después. Una de las peculiaridades del mercado laboral del Archipiélago en las últimas décadas ha sido, precisamente, su alta estacionalidad, lo que implicaba un elevado número de empleados fijos discontinuos, que trabajaban esencialmente entre mayo y octubre.

En ese sentido, la situación creada por la pandemia del coronavirus y por la declaración del estado de alarma en todo el país ha abierto unas incertidumbres específicas en Baleares, al haberse iniciado esta situación de crisis mundial justo cuando miles de trabajadores isleños estaban a las puertas de volver a ser llamados por sus respectivas empresas para reincorporarse laboralmente a los hoteles, los aeropuertos o los restaurantes de las Islas.

Hasta hace apenas un mes, el debate sobre el futuro del turismo en Baleares estaba centrado, paradójicamente, en intentar lograr un modelo turístico más «sostenible» medioambientalmente, regulando por ejemplo la llegada de cruceros a las Islas. Así, en febrero, el Ejecutivo que preside la socialista Francina Armengol anunció que había pedido a la Autoridad Portuaria que no confirmase ninguna reserva de atraque en el puerto de Palma para ningún crucero a partir del 1 de enero de 2022.

También en febrero, el director del complejo Palacio de Congresos de Palma, Ramón Vidal, se mostraba optimista con respecto a las previsiones iniciales de congresos y eventos para este año en la capital balear. «La verdad es que se presenta un 2020 muy positivo, en donde se nota ya el trabajo previo realizado en los últimos tres años para potenciar Mallorca como destino, tanto por parte de Meliá como por parte de las instituciones y del Mallorca Convention Bureau. Estamos trabajando mucho en este nuevo mercado de congresos, convenciones e incentivos y reuniones de negocio», explicaba Vidal en una entrevista concedida a «mallorcadiario.com». Todo ha cambiado ahora.

Otra de las incógnitas nuevas y aún por resolver es saber qué pasará ahora con el impuesto sobre estancias turísticas en las Islas Baleares, coloquialmente conocido como la ecotasa. Cabe recordar que la ecotasa entró en vigor en el Archipiélago el 1 de julio de 2016. Su aplicación implicaba inicialmente el pago de entre 0,5 y 2 euros por persona y día, en función de la categoría del establecimiento hotelero elegido. Sin embargo, en septiembre de 2017 el Gobierno balear anunció que a partir de 2018 el importe a pagar se incrementaría en un 100 por cien. En el actual contexto, el futuro más inmediato de este impuesto previsiblemente se pondrá en breve sobre la mesa, en el marco de las conversaciones que están manteniendo estos días el Ejecutivo regional y los representantes de los principales sectores económicos de la Comunidad.

Por otra parte, según ha explicado este martes a ABC el director de «Preferente.com» en Baleares, Juan Mestre, incluso en la mejor de las hipótesis de una rápida solución a la actual crisis del coronavirus, «la temporada turística empezará tarde, a finales de mayo o principios de junio» y «las empresas tendrán falta de liquidez». Ello supondrá menos contrataciones y más paro. Además, muchos trabajadores alemanes y británicos no podrán disfrutar de vacacaciones este próximo verano, a causa de los expedientes de regulación temporal de empleo que les afectarán, «por lo que el número de visitantes a Baleares será menor».