José María Marín Quemada ha buscado apoyos en la oposición
José María Marín Quemada ha buscado apoyos en la oposición - archivo
tribuna

Un, dos, tres... ¡pies quietos! ... Hasta el 20-D... pero algo se mueve en la CNMC

«Un secreto a voces es que desde hace meses la situación que se vive en las entrañas de la CNMC es como quien dice de una auténtica Guerra Civil»

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Un, dos tres... ¡pies quietos! Y como si de un juego «infantil», pero con rango nacional y global, se tratara, todos parados hasta después del 13 ó 20 de diciembre. Veremos. Fecha en la que los españoles habrán decidido quién liderará el país los próximos cuatro años. Después, vuelta al movimiento. Pero hasta entonces, ¡quietos! Decisiones, paradas. Medidas, paradas. Inversiones, paradas. Y renovaciones... paradas...

Pero... «eppur si muove» («y sin embargo se mueve»), como «presentía» Galileo Galilei allá por el siglo XVII. Con una de las frases más repetidas en la historia para ilustrar ejemplarmente la obstinación en las propias opiniones pese a las contrarias, hizo saber «por lo bajini» a los señores de la Inquisición, aquel 21 de junio de 1633, que la Tierra, que estaba también parada, «quieta», como por decreto -según las tesis que manejaba la teoría geocéntrica-, más bien hacía todo lo contrario.

Se movía, sí, y alrededor del Sol, no viceversa, se empeñaran o no los censores eclesiásticos de la época. Hoy, a pesar del «mandato», algunos sí se mueven...

Mucho costó que se moviera y echara a andar uno de los organismos «independientes» que hoy aglutina ocho organismos supervisores y actúa en los sectores económicos «clave» del país: competencia, telecomunicaciones, energía, transporte y servicio postal. Es la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), una de las promesas que hizo el Gobierno de Mariano Rajoy en precampaña y que sí cumplió. En 2013, unificó, con la total oposición del PSOE, pero con la connivencia de PNV y CiU, los distintos organismos existentes (CNE, CMT...) en uno solo, presidido por José María Marín Quemada -consejero del Banco de España durante diez años y hombre de confianza del ministro Luis de Guindos-. Junto al presidente, nueve consejeros más, también la mayoría de la órbita del PP, que luego sortearon los años por los que permanecerían en sus cargos.

Así, del entorno de Economía también se nombró a María Fernández Pérez como vicepresidenta, por un periodo de 6 años (igual que Marín Quemada), y como consejeros a Clotilde de la Higuera y Benigno Valdés (más próximo al jefe de la oficina económica del Gobierno, Álvaro Nadal). Por cuatro años, Idoia Zenarruzabeitia (PNV), Josep María Guinart (CiU), y Fernando Torremocha. Mientras que María Ortiz, Eduardo García Matilla y Diego Rodríguez asumieron sus cargos por dos años. Por tanto, estos tres últimos, cumplidos dos años, están «en funciones», como interinos.

Y es que tras su creación se dijo que este superregulador iba a ser más poderoso, independiente y transparente que sus predecesores. Pero pocos se creyeron el mensaje en un país en el que, queramos o no, las grandes compañías -bajo la supervisión de Competencia, obvio- tienen mucho poder y mucho que decir, aunque, a veces, tarden en manifestarse por si acaso... En honor a sus principios fundacionales, el organismo se ha convertido en los últimos meses en protagonista -y antagonista si me apuran- de la actualidad competencial y empresarial española. Primero, a cuenta de las fuertes multas que está imponiendo a distintos sectores económicos (petroleras, automóviles, telecos...) y a sus grandes empresas (Repsol, Cepsa... BMW, Volkswagen, Seat... Telefónica, Prisa, Mediaset...)... Decisiones que, ¡por qué dudar!, ha tomado con independencia, transparencia y gracias al poder que se le otorga. Ahora bien ¿con el consenso absoluto de todos sus consejeros? Pues... dudas razonables «haberlas haylas» a tenor de lo vivido este año.

Un secreto a voces es que desde hace meses la situación que se vive en las entrañas de la CNMC es como quien dice de una auténtica guerra civil. El organismo está dividido por la mitad, y aquellos que fueron los elegidos por su profesionalidad, «independencia» -entre comillas, esta palabra siempre mejor entre comillas- y conocimientos no parecen ser, casi nunca, de la misma opinión. Pero, como suele ocurrir en muchos otros entornos de la realidad de este país, «el Sol gira alrededor de la Tierra, porque lo digo yo, y punto». ¡Que se lo digan a Galileo! El enfrentamiento está «agarraíto» a la Sala de Competencia (la de Supervisión, presidida por la vicepresidenta, en comparación, es un auténtico remanso de paz), compuesta por el presidente Marín Quemada y cuatro vocales: Ortiz, Torremocha, Valdés y Zenarruzabeitia, donde, desde hace meses, todas las resoluciones de sanción que emite son aprobadas por tres votos a dos, porque todas cuentan con el voto «rebelde» de Valdés y Torremocha, que abrieron la veda en enero de este año, con la más polémica: la de las fuertes multas a las petroleras.

Lo que en aquel momento se entendió como una rebelión acotada a dos consejeros fue «in crescendo», resolución tras resolución, y con votos en contra de otros consejeros. Los mensajes del «dúo opositor» trascendían en prensa y los rumores por los pasillos, también: «las resoluciones que adopta la Sala no se ajustan a Derecho», «allí nunca se delibera, de forma que las resoluciones, que previamente han redactado los técnicos, llegan prácticamente hechas y se aprueban sin debate jurídico alguno». «¿Por qué en la otra Sala no hay problemas?» ¿Por qué Marín no lleva nunca los asuntos al Pleno?»... Blanco y en botella. Porque allí está en minoría y lo sabe. «Marín ha confundido independencia con arbitrariedad», sigue el «runrún».

Pero toca renovar, o no, a tres consejeros. Dos nada afines al presidente, García Matilla y Rodríguez. Así que éste se ha tomado «la Justicia por su mano» y, a la espera de los resultados de las generales, busca apoyos entre la oposición. Dicen que en las filas del PSOE ha «parlamentado» ya con el exministro Valeriano Gómez, pero no ha conseguido nada. El PSOE, erre que erre, si llega al poder «se carga el organismo único». También se ha acercado a Ciudadanos... ¿Y el Gobierno? En otros menesteres. Lógico.

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