Las bolsas chinas están viviendo unas jornadas muy agitadas
Las bolsas chinas están viviendo unas jornadas muy agitadas - abc

En la montaña rusa de la Bolsa de China

Mientras Yang Kai ha perdido todos sus ahorros por el desplome bursátil en China, Lei Yanwen ganó 4,3 millones de euros antes de estallar la burbuja

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Yang Kai, un guionista de 43 años de la televisión china, ha estado a punto de tirarse por la ventana estos días. El año pasado ganó más de un millón de yuanes (146.000 euros) en la Bolsa, pero ahora lo ha perdido casi todo por el desplome continuado de las acciones, que han caído más de un 30 por ciento desde mediados de junio. «Como la Bolsa venía doblando su valor durante el último año, había pedido varios préstamos para invertir en determinados títulos y me he quedado sin nada», se queja desconsolado. Lo único que le salvó de suicidarse fue que una amiga le prometió que iba a llamar al presidente de China, Xi Jinping, para solucionar el problema.

Aunque no era más que una broma para desdramatizar la situación, parece que en realidad lo hizo, pues el autoritario régimen de Pekín logró atajar el derrumbe de la Bolsa el jueves y el viernes gracias a una serie de contundentes y efectivas medidas.

En solo dos días, los parqués de Shanghái y Shenzhen subieron, respectivamente, un 10,35 y un 8,84%, tras haber caído un 7,4 y un 4,7% el martes y el miércoles. Tan bruscas subidas y bajadas vuelven a poner de manifiesto la volatilidad de la Bolsa china, encaramada a una peligrosa montaña rusa que amenaza a la economía doméstica, ralentizada a sus niveles más bajos desde 1990, y supone un riesgo añadido para las finanzas internacionales. A la inestabilidad en los mercados que genera la crisis en Europa por Grecia se suma ahora la burbuja bursátil china, que ha estallado pese al freno de su caída.

Como si fuera la cara de esa misma moneda, en el extremo opuesto de la cruz que representa el arruinado Yang Kai se halla Lei Yanwen, un empresario pequinés de mediana edad que ha dado el «pelotazo» de su vida en la Bolsa. «Hace un año, puse mis cuatro pisos como aval para pedir al banco un crédito, que invertí en acciones y fondos de alto riesgo cuya cotización consultaba cada día y comparaba con la situación en los mercados internacionales», recuerda complacido a pesar de las noches en vela que, fumando como un carretero, se pasaba pegado a la pantalla del ordenador. «Tras haber triplicado mi inversión, lo vendí todo en mayo, afortunadamente antes de que estallara la burbuja, y gané 30 millones de yuanes (4,3 millones de euros)», relata al volante del Audi A6 que se acaba de comprar como recompensa, que le ha costado más de 100.000 euros.

Como Lei, un millón de chinos se enriquecieron el año pasado gracias a la Bolsa, pero el desplome de este último mes también ha barrido los ahorros de muchas familias. En total, se ha perdido una capitalización de 2,7 billones de euros, casi un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) de China y el equivalente al de potencias económicas como el Reino Unido o Francia.

Intervención estatal

Para cortar esta sangría, y evitar que el pánico se extienda al resto de la economía, Pekín ha intervenido la Bolsa suspendiendo las operaciones de la mitad de las 2.800 que cotizan en Shanghái y Shenzhen y obligando a las empresas estatales y fondos de inversión a comprar acciones con fondos procedentes del Banco Central. Además de inyectar 66.000 millones de euros en el mercado financiero para garantizar la liquidez, está investigando a los especuladores con el fin de calmar la inquietud social que ha generado el estallido de la burbuja bursátil.

Con escasos conocimientos económicos, el 85% de los 90 millones de accionistas chinos son pequeños inversores que, debido los bajos intereses que los bancos ofrecen por sus ahorros, juegan a la Bolsa como si fuera la ruleta de un casino. En muchas ocasiones, sus inversiones se guían por la supersticiosa numerología china o incluso por adivinos de «feng-shui». Al calor de sus continuas subidas, solo este año se han abierto 52 millones de nuevas cuentas en China. Pero es, precisamente, su pequeño tamaño lo que puede impedir que el «crash» bursátil se contagie al resto de la economía. Como las familias chinas solo invierten un 20% de su dinero en la Bolsa, los expertos no creen que este colapso pueda hundir la economía china, pero sí dificultará las reformas que las autoridades han puesto en marcha para fomentar el mercado y liberalizarlo.

Aunque el banco de inversión Nomura reconoce en un informe que «muchos hogares se han visto perjudicados por este derrumbe», recuerda que otros muchos «han vendido y obtenido beneficios» y que «el índice de la Bolsa de Shanghái es todavía un 70 por ciento mayor que a mediados de 2014». Pero, precisamente, esa diferencia es la que hace temer a otros expertos que la burbuja no haya estallado completamente y que la Bolsa china siga bajando todavía más. Sea lo que sea, se verá cuando abra este lunes y, sobre todo, cuando el Gobierno deje de tenerla intervenida y vuelva a regirse por las normas del volátil mercado chino.

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