Por qué España no es Silicon Valley ni tendrá un sistema educativo como el de Finlandia

Nuestro país, con sus debilidades y fortalezas, no puede llegar a parecerse a EE.UU. porque las prioridades son diferentes

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¿Cuántas veces has escuchado que emprender puede ser la solución a tu inestabilidad laboral? Frases como «es hora de cumplir tus sueños...» o «si tienes una idea, adelante» vienen repitiéndose desde hace tiempo en libros y tertulias sobre el emprendimiento que, a veces, no hacen más que contar verdades a medias. Lanzarte a emprender, llevar a cabo una aventura de tal envergadura no es una tarea exenta de peligros y, para ser sinceros: hay serias probabilidades de que acabes fracasando.

«Por cada diez mil buenas ideas de negocio se crean mil empresas, de las cuales cien llegan a ser evaluadas en capital riesgo y tan solo dos lograrán salir a bolsa y, por lo tanto, tener cierto liderazgo». La frase, extraída del libro «Nunca te fíes de un economista que no dude» (Editorial Deusto), da buena cuenta de los riesgos que el sueño de emprender conlleva.

Javier García, Andrés Alonso y Abel Fernández coordinan este proyecto protagonizado por las dudas y las probabilidades y en cuyas páginas encontraremos muchas cosas, aunque jamás verdades absolutas. «El método prueba-error es la palanca del progreso humano», advierte su contraportada.

Andrés Alonso reflexiona para ABC sobre cómo es más que habitual que, en materia económica, a menudo se aseveren verdades que podrían no llegar nunca a materializarse. «Los economistas trabajamos con la estadística y la probabilidad y, por tanto, nunca podemos afirmar algo con total seguridad. Durante estos últimos años, marcados por la inestabilidad económica, hemos presenciado cómo no pocos políticos y comunicadores han asegurado en más de una ocasión cosas que jamás llegarán a cumplirse».

Emprender: no solo importa la idea

Ejemplo de ello es la burbuja creada en torno al emprendimiento, materia que ha rellenado páginas de libros y manuales con consejos para trabajar por cuenta propia y alcanzar al éxito. «Se viene hablando del emprendimiento como la solución perfecta al empleo por cuenta ajena sin tener en cuenta que el riesgo de emprender es muy elevado. Montar un negocio puede ser una solución a nuestra situación laboral, sí, pero esa solución no está exenta de ciertos peligros».

No solo eso, sino que Andrés Alonso considera, además, que en materia de emprendimiento «la idea es lo menos importante». «El equipo, la financiación, una buena coordinación con socios y proveedores... Todo eso puede ser más resolutivo que una gran idea». «Con esto —continúa Alonso— no quiero decir que no debamos fomentar el emprendimiento, pues es fuente de innovación y de creación de riqueza, pero no me parece para nada responsable lanzar mensajes equivocados a los ciudadanos sin advertir de las consecuencias».

Y es que, apunta el economista, «en los libros se habla a menudo de casos de éxito para demostrar los beneficios de emprender, pero en muy pocas ocasiones se advierte del fracaso». Como dice el autor, ¿estamos dispuestos a avalar un proyecto con nuestros bienes? ¿Y a vivir durante dos años sin un sueldo estable? «A día de hoy muy poca gente puede soportar el riesgo que supone el emprendimiento y, por tanto, no hay que animarles en exceso a hacer algo cuyas consecuencias pueden ser terribles».

España no es Silicon Valley

Aunque «Nunca te fíes de un economista que no dude» no versa sobre emprendimiento, lo cierto es que este manual de Economía si basa su esencia en poner en cuarentena muchas de las verdades que hasta hoy nos habían contado sobre la materia. «En Economía no hay certezas, no deben lanzarse verdades al aire. Al menos, no si eres un economista serio».

Verdades, por ejemplo, como que España puede y debería convertirse en una suerte de Silicon Valley. «Jamás llegaremos a ser como Silicon Valley por varias razones: no tenemos su mismo sistema, ni sus subvenciones, ni tampoco su sistema educativo». Alonso, no obstante, precisa que en ningún caso es negativo que no nos parezcamos a la cuna de la innovación estadounidense. «España tiene otras cosas con las que EE.UU no cuenta y, posiblemente, no contará nunca, como nuestro sistema sanitario».

«Es cuestión de prioridades. En EE.UU. quieren otras cosas»

Si en Silicon Valley las cotas de innovación son elevadas es, en palabras de Andrés Alonso, porque «en EE.UU. quieren otras cosas». «Es cuestión de prioridades. Uno de los problemas de España es el hecho de que queremos tan solo aquello que nos gusta de cada país, de manera individualizada, para después poder aplicarlo. Queremos la innovación de Silicon Valley, pero también el sistema educativo de Finlandia. Y lo mejor es que queremos todo eso sin renunciar a lo que nosotros tenemos y no queremos cambiar».

Si Mark Zuckerberg fuera español... ¿Habría tenido cabida en España un proyecto como Facebook? «Yo creo que no, sobre todo por la financiación, determinada en España por el sistema bancario, cuya capacidad de análisis está más estandarizada y se desarrolla en base a criterios a mayor escala. Nuestro sistema bancario no habría mostrado, posiblemente, interés en una idea con escasas probabilidades de éxito —como fue Facebook en su día— pero, a cambio, sí intentaría llegar a más gente, apoyando ideas con una probabilidad de éxito media».

Cuando las máquinas nos quiten el trabajo

Otro de los temas que los autores matizan en las páginas de «Nunca te fíes de un economista que no dude» es si, en efecto, llegará el día en que las máquinas hagan nuestro trabajo incluso mejor de lo que lo hacemos nosotros. «Tampoco creo que esto sea verdad. Se aproxima, eso sí, una época de sustitución de empleos». En opinión de Alonso, «si tu trabajo es muy mecánico y repetitivo, es más que posible que dentro de un tiempo desarrollen una máquina capaz de llevarlo a cabo en tu lugar, pero de aquí a que vaya a producirse una pérdida masiva de empleos hay un mundo. Creo que lo que ocurrirá es que evolucionaremos hacia otro tipo de puestos y adquiriremos otras habilidades en función del nuevo entorno».

Para el autor, los ejemplos mencionados en este artículo son clara muestra de cómo, en demasiadas ocasiones, la economía es empleada «a modo de pseudociencia», ofreciendo predicciones sin ningún tipo de base. Solo hay, en palabras del experto, algo cierto en el tan complejo sistema económico: «Todo está formado por dudas, grises y probabilidades. La economía es la ciencia de la incertidumbre».

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