El primer ministro griego, Alexis Tsipras.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras. - efe

Lo que Europa puede darle a Grecia

Tsipras debuta en una reunión con los jefes de Estado y de Gobierno para intentar mejorar unas condiciones que no pasarán de leves concesiones en los plazos o en los tipos de interés

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Alexis Tsipras se enfrenta hoy a su primera gran reválida en la reunión con los jefes de Estado y de Gobierno. Allí se verá las caras por primera vez con muchos de los líderes de la Unión Europea, aquellos a los que no visitó en el «road show» que emprendió nada más ganar las elecciones.

En esa gira, y en la paralela que emprendió su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, Grecia subió el tono, planteó un nuevo programa para reestructurar deuda y trató de captar aliados. Pero la realidad para Grecia apenas ha cambiado, y cada vez se hace más evidente que cualquier negociación va a ser con unos socios europeos con posiciones muy firmes. Casi inamovibles.

Tsipras se sienta hoy más que ante socios, ante acreedores.

La deuda pública griega suma unos 317.000 millones de euros y equivale al 175% del PIB del país. En torno al 80% de esa cantidad está en manos del BCE, el FMI y los estados acreedores. ¿Qué pueden estos ofrecer a Grecia? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?

En 2012 Grecia ya acordó con sus acreedores privados una quita del 53,5% sobre el nominal (unos 200.000 millones de euros). «Entre la quita y la pérdida de valor de la emisión del nuevo título estos acreedores perdieron en torno al 75%», apunta Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana. La negociación ahora se plantea con los estados acreedores y las instituciones.

Con la posibilidad de una quita desterrada de los planteamientos de la negociaciación, Grecia tratará de lograr unas condiciones más favorables. Aunque como señala Rallo ya no queda mucho margen: «Hay que recordar que Grecia tiene un vencimiento medio de su deuda de 16 años. Alemania por ejemplo lo tiene en ocho».

Pese a ese margen, Grecia aborda vencimientos de deuda con el FMI en el mes de marzo y con el BCE antes del verano. En este punto, en los vencimientos con la entidad que preside Mario Draghi, sí ve Rallo «una posibilidad» para la negociación. «Si Grecia se compromete a acelerar el ritmo de las reformas sí podemos esperar alguna concesión. Pero más reformas, no a cambio de hacer menos que antes».

El profesor del IEB, Miguel Ángel Bernal, cree que Grecia «necesita» el préstamo puente de 10.000 millones que le ofrecen los acreedores. Insite también en que solo un compromiso firme con las reformas puede dar lugar a que se renegocien algunas cosas: carencia en el pago de intereses durante un tiempo determinado, ampliación de vencimientos... pero si Tsipras se cierra en el discurso de poner fin a toda austeridad «podemos asistir a un diálogo de sordos», señala Bernal.

Sobre la mesa también está la posibilidad de que se pueda conceder a Grecia una reducción en el objetivo de alcanzar un superavit primario. Ahora acordado en el 4,5%, Grecia pide cerrarlo en el 1,5%. No obstante, Rallo explica que Grecia está pagando actualmente un tipo medio de interés del 2,25%, de los más bajos de la eurozona. Con el volumen de deuda pública que tiene Grecia, el resultado es que Grecia paga en intereses el equivalente al 3,5% de su PIB. Y si se reduce el objetivo de superávit primario por debajo de este nivel Grecia generará déficit y no se resolverá el problema de la deuda.

«Parece claro que Grecia necesita a Europa más Europa a Grecia», señala Bernal, «aunque lo mejor para las dos partes es poder cerrar un acuerdo». ¿Y qué pasa si no se consigue un acuerdo? «Entonces se reabriría la opción de una salida de Grecia del euro», apunta el profesor del IEB. Señala que sería un momento para definir cómo serían esos mecanismos de salida. «Creo que Europa quiere transmitir la sensación de que la situación es bastante manejable». Aunque apunta que Grecia afrontaría un escenario con devaluación de su moneda, inflación galopante, probablemente más paro y problemas en su banca.

Ante ese posible escenario, Rallo es bastante más pesimista: «No se si Europa está valorando correctamente el riesgo de que Grecia saliese del euro. Rompería con aquello de que el euro era irreversible y se volvería a abrir un escenario de inestabilidad sobre la periferia».

La sartén por el mango de la negociación la tienen los acreedores. Pero la decisión final de entrar al juego corresponde a Tsipras. Y parece que empiezan a aceptar que tendrán que afrontar un escenario con alguna concesión, pero siempre a cambio de no abandonar las reformas. Ayer mismo, se reunió con el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurria, para crear una comisión que preparará un plan para desarrollar las reformas en el sistema fiscal y social.

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