Un ingeniero realiza un ensayo en el laboratorio de ATN de la Isla de la Cartuja
Un ingeniero realiza un ensayo en el laboratorio de ATN de la Isla de la Cartuja - abc

Una empresa de Sevilla, en la órbita del satélite Rosetta

Alter Technology, única andaluza del sector espacial, aprovisionó y testó 1.500 componentes de la sonda

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La nave Rosetta, diseñada y operada por la Agencia Espacial Europea (ESA), liberó en la mañana de este miércoles un pequeño módulo de investigación llamado Philae que está llevando a cabo el primer aterrizaje de la historia sobre la superficie de un cometa, el 67P/Churyumov-Gerasimenko. Se trata de una maniobra de alto riesgo que nunca se había intentado antes. Finalmente, y tras siete horas, Philae se ha desprendido y ha iniciado la caída hacia el cometa a una distancia aproximada de 22,5 km. Una maniobra calificada como de éxito rotundo.

Sevilla, por su parte, ha tenido que ver significativamente con esta operación. El laboratorio principal de Alter Technology (ATN), en el antiguo pabellón de Corea del Sur de la Expo 92 en la Isla de la Cartuja —donde tiene también su sede central esta empresa de ingeniería y ensayos de componentes y equipos electrónicos para el sector espacial—, ha jugado un papel relevante en el éxito de la misión del satélite Rosetta.

Esta nave ha viajado durante casi nueve años a través del Sistema Solar bajo la pista del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Fue lanzada el 2 de marzo de 2004 por la Agencia Europea del Espacio (ESA).

A partir del aterrizaje, colocará en la superficie estelar un módulo que acompañará al cometa durante su aproximación al sol, midiendo su actividad a medida que su núcleo helado se vaya calentando. Esta sonda taladrará veinte centímetros la corteza del cometa para recoger muestras y tomar fotografías.

El satélite pesa casi tres toneladas, mide 2,8 x 2,1 x 2 metros y va provisto de dos paneles solares y 21 equipos científicos. Todos los componentes eléctricos, electrónicos, electromecánicos y optoelectrónicos que van abordo han sido probados en el laboratorio sevillano de ATN donde trabajan 130 personas, la mayoría ingenieros y físicos. Los ensayos permiten comprobar que estas piezas soportarán las altas y bajas temperaturas, la radiación, el vacío del espacio y la vibración del lanzamiento.

La firma sevillana, única andaluza del sector espacial, aprovisionó y testó 1.500 componentes durante cuatro años de trabajo. El contrato supuso unos ingresos de 18 millones de euros para la compañía, que facturó 44,7 millones de euros el pasado ejercicio, un 14,6% más que en 2012.

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