Entrevista

Agustín Zulueta: «Para cualquier ciudad o puerto somos un ingreso»

Es sin duda el mejor CEO de vela que tiene España y está considerado como uno de los tres mejores del mundo

Pedro Sardina

Es sin duda el mejor CEO de vela que tiene España y está considerado como uno de los tres mejores del mundo, es Agustín Zulueta evidente es que a lo largo de los años, el guipuzcoano ha demostrado de sobra su amor al mar, a España y al deporte de la vela. Ha sido cocinero antes que fraile y ha encajado siempre en los mejores equipos de regatas que ha presentado España al mundo. El mundo de la vela tiene una deuda con él.

¿Cómo empieza su relación con el mar y la vela?

Navegando en San Sebastián en regatas de crucero a los 11 años. Cuando tenía 16 me fui a Inglaterra navegando. Recuerdo que eran otros tiempos, no había GPS ni nada, navegar era algo mucho más que trimar las velas. A los 19 años Pedro Campos me llamó para dar la primera vuelta a España. Aquí empezó mi etapa como regatista profesional. De aquí en adelante fue una carrera aprovechando cada una de las oportunidades que me iba dando la vida. Campeonatos del mundo, Copas del Rey, Semana de Kiel… hasta alcanzar el privilegio de estar en el primer equipo español de Copa América en San Diego.

¿Cuál ha sido su mejor proyecto como regatista?

Hicimos muy buenas campañas con el Lone y el Banco Atlántico, ganando por primera vez un Campeonato del Mundo. No obstante, creo que para mí me queda como la mejor experiencia el doblete que hicimos en la Copa del Rey de 2008 con el Desafío Español ganando en dos categorías la competición con el GP42 y el TP52.

Hábleme del España 92 Quinto Centenario

Fue el primer proyecto Español de Copa América y mi primera gran regata. Como no puede ser de otra forma la recuerdo como un gran proyecto en el que aprendí muchísimo. Un año viviendo en Estados Unidos con un gran equipo, representando a tu país y donde hice amigos para toda la vida. Tengo un fantástico recuerdo de aquella experiencia.

¿Y qué me cuenta del Rioja?

El Rioja supuso un reto tecnológico máximo. El dinero llegó muy tarde y la cuestión fue ir o no ir. Creo que el ir fue la decisión correcta, aunque nos faltó mucho tiempo para desarrollar técnicamente el barco, mástil y, sobre todo, se echaron en falta muchas horas en el agua para poder conocer mejor el barco y el material.

¿Y del Bravo España?

¡Buff!, el Bravo España me llevaría muchas hojas escribir lo que ese proyecto supuso para mí. Era nuestra tercera participación, con un gran diseñador y yo tuve en principio un puesto a bordo, pero también me encargaba de la parte técnica de la construcción de los mástiles en fibra de carbono por lo que tenía trabajo doble. Recuerdo que fue una gran experiencia en la oficina técnica con Rolf Vrolijk, en un país Nueva Zelanda volcado al mar y con nuestro deporte. Era todo idílico, pero como todo no puede ser positivo, esa Copa América también supuso una gran pérdida humana con la muerte de un gran amigo, Martín Wizner, entrenando en aguas de Valencia antes de ir a Nueva Zelanda.

¿Con el Desafío Español nació el Zulueta que conocemos?

No sé el que conoce usted. Bromas aparte, probablemente el Zulueta más conocido puede ser que sea el que estuvo al frente del proyecto de Copa América en 2007, pero ese perfil es el labrado con los años de experiencia anteriores con todo lo vivido y lo aprendido y trabajado. Por lo que respecta a aquella Copa es algo muy sencillo... no podía haber competición en España sin equipo español en el agua. Simplemente tuve las agallas de apostar por ello y echarme a la calle a buscar 60 millones de euros, que se dice pronto…, con la convicción de conseguirlos. Iberdrola me enseñó mucho y confió en mí y en el impresionante equipo que formamos. Firmamos un contrato para tres años y estuvimos nueve juntos. Fue una experiencia maravillosa.

¿Cómo se siente cuando la gente dice que está orgullosa del papel que hicimos en la Copa América 2007?

Me siento yo también orgulloso, muy orgulloso de que fuera un proyecto sin individualismos, con un gran equipo humano con un solo objetivo que era darlo todo por conseguir la mejor participación de un equipo español en la Copa América. Llegar a semifinales en Valencia, con 80.000 personas en el puerto recibiéndonos de verde fue quizás el momento más emocionante de mi vida deportiva. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, me reconoció que fue de las contadas veces en su vida que se emocionó. Y realmente lo más importante fue que fuimos capaces en un corto espacio de tiempo de ser muy competitivos y, además, de hacer llegar a toda España la emoción de este deporte generando un sentimiento entre la gente.

Los aficionados a la vela le consideramos como el mejor CEO de la vela española, ¿qué se siente con esta realidad?

Simplemente lo que siempre he hecho es aplicar el sentido común y la experiencia que te da el haber estado en diferentes niveles de participación en el mundo de la vela profesional. He hecho de todo y eso me da una visión de 360 grados. Lo decía antes, soy un cúmulo de todas las experiencias que he vivido como regatista, técnico, «Project Manager», etc… Ahora lo que hago es aplicar junto a lo aprendido el rigor y la honestidad y tirar para adelante con esfuerzo y mucho sacrificio diario e intentando apoyarme siempre de un equipo que tenga la misma ilusión que yo pongo en cada cosa que hago... No es una fórmula nueva... ¡Ya está todo inventado!

¿No se pudo evitar lo del Club Náutico Español?

No es por echar balones fuera, pero yo no tuve nada que ver con ello. Yo era el director general del equipo y no tenía absolutamente nada que ver con el club desafiante. No obstante, el conflicto Alinghi-Oracle explotó por ahí, pero si no, lo hubiese hecho por cualquier otro sitio. Eso no fue más que su argucia legal para desmontar una Copa América que iba a tener tanto éxito como la de 2007. Simplemente era una lucha de poder que busco o encontró un punto débil.

¿Por qué se marchó Iberdrola de la vela, con el equipazo que tenía?

Se lo debe usted preguntar al señor Galán, pero quizá en la crisis del 2011 no era coherente apoyar equipos de vela y si lo era el fútbol que es mucho más popular o al deporte femenino como ahora están haciendo. A mi juicio Iberdrola, como primer generador de energía eólica mundial, tenía más que justificado apoyar un deporte como la vela que se mueve con el viento, pero no me tocaba a mi tomar esa decisión. Yo no puedo más que estar agradecido de todo lo que nos aportó durante esos nueve años de fantástica relación y de unos resultados increíbles para la vela española, tanto en lo deportivo como en lo social. Nunca se llegó si se ha llegado por ahora a tanto como se consiguió para este deporte con el Desafío Español.

¿Cómo surge su fichaje por las 52 Super Series?

Simplemente porque tres grandes empresarios y dueños del circuito 52 Super Series Doug DeVos, Alberto Roemmers y Niklas Zennström, sabían de mi capacidad de gestión por mi trabajo en el equipo Iberdrola y confiaron en mi la mejora y desarrollo de este proyecto que ya había nacido, pero que tenía que dar un salto cualitativo. Es lo mismo, mi trabajo como CEO en las 52 Super Series no es más que un paso más dentro de mi evolución profesional en el mundo de la vela. Aunque tengo que decir que, aunque todo es vela, es radicalmente diferente estar en el lado de la competición que en el de la organización.

¿Son las 52 Super Series un circuito exclusivo?

Depende. La inscripción es totalmente abierta. Y no limitamos la participación a ninguna edad, ni país, ni presupuesto. Yo diría que es la más alta competición de monocascos de vela y, por tanto, eso limita el nivel de participación porque los que quieren entrar saben que hay que empezar desde un grado cualitativo muy alto y eso crea cierto vértigo entre los armadores.

¿Dígame una razón por la que todo armador que se precie debería estar en las 52 Super Series?

Porque hoy por hoy es el máximo circuito mundial en nivel de competición con las regatas tan igualadas y es un evento puramente deportivo. No es una regata social. Nuestros armadores sólo quieren que les ofrezcamos regatas igualadas y justas, en campos de regatas de máxima calidad.

¿Por qué tantas sedes en aguas españolas y ningún barco español?

Porque España tiene un gran nivel de infraestructuras, muy buen tiempo, es un país relativamente barato comparado con el resto de Europa y, sobre todo, porque tiene grandes campos de regatas. Respecto al barco español, parece que la más alta competición y las mejores regatas de monocascos, no son argumentos suficientes para que patrocinadores y armadores españoles inviertan en nuestro circuito. No cabe la menor duda que en España hay que enfocar también las regatas en el aspecto social para atraer a otros armadores.

¿Qué requisitos debe tener un puerto para ser sede de las 52 Super Series?

Entre otros, lo principal es tener cuatro metros de profundidad en el puerto y poder acoger a 12 barcos de competición con todo lo que ello conlleva que son unas 30 lanchas de apoyo, 24 contenedores y, sobre todo, y por encima de todo tener muchas ganas de recibir a este circuito tan profesionalizado. ¡Para un puerto o ciudad tener nuestro evento es un ingreso y no un gasto! Por eso, tenemos una larga lista de espera de Marinas de todo el mundo esperando para poder ser sede de 52 Super Series.

Ya hay más igualdad entre los equipos que forman el circuito. Si no hubiera sido así, ¿se hubiera extinguido el circuito?

Nunca se sabe. Es bonito ver que cada día gana uno diferente. En las dos últimas regatas han ganado mangas hasta siete barcos diferentes… y para nosotros es fenomenal ver que todos los armadores y tripulaciones pueden ganar y ser felices si hacen las cosas bien. Los equipos eran antes de 14 o 15 personas y ahora muchos pasan la treintena de empleados con servicios médicos y todo… Se lo toman muy, pero que muy, en serio. Y para nosotros como organizadores tenemos siempre el reto de intentar darles siempre el mejor producto como son las 52 Super Series: regatas justas en las que gana quien lo hace mejor, divertidas y cargadas de emoción. Y después, fuera del agua, también intentamos que todo el mundo se sienta muy cómodo. Existe una gran camaradería en el pantalán. Fíjese que este año ya se ha implantado el «tercer tiempo»… que no es otra cosa que un equipo monta el último día una fiesta informal en la que está todo el mundo invitado para confraternizar. Gestos como este son los que nos hacen pensar que este circuito tiene una larga vida por delante.

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