Fútbol Internacional

La cocaína incautada al directivo del Benfica daba para 47.500 dosis individuales

Su valor de mercado asciende a más de 655.000 euros, mientras el presidente del histórico club muestra su pesar

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El gran rival del Atlético de Madrid en el grupo C de la Champions League vive como una pesadilla el oscuro asunto en el que se ha visto envuelto uno de sus directivos durante los últimos años. El director del Servicio de Apoyo a los Jugadores, José Carriço Santos, fue detenido hace un mes con 9,5 kilos de cocaína encima, aunque la operación sigue en curso, entre otras razones para que el Benfica pueda acreditar ante la opinión pública que se trata ya de un ex empleado.

El mismo día del sorteo europeo, el pasado jueves 27 de agosto, salió a la luz la desfachatez del delito. Y ahora la Policía Judicial certifica que la droga aprehendida daba para 47.500 dosis individuales, con un valor de mercado superior a los 655.000 euros.

O sea, el presunto tráfico de drogas está muy cerca de probarse, con el agravante para el histórico club de que las reuniones secretas con los camellos colombianos se celebraban nada menos que en el propio Estadio da Luz, al cual accedían entrando por la Puerta 18, por expresa autorización del acusado.

El presidente del Benfica, Luís Filipe Vieira, acompañó en todo momento a los agentes durante el registo policial y se mostró muy apesadumbrado, especialmente porque el detenido era una persona de su confianza. De hecho, lo había ascendido él mismo después de comprobar su fidelidad durante los años en que ejerció como motorista.

«Carriço Santos no tenía ninguna necesidad de esto porque ganaba 3.000 euros al mes (un sueldazo en Lisboa)», declaró Vieira al final del humillante recorrido para buscar cocaína en los despachos del Estadio da Luz, que albergó la final de la Champions el año pasado, cuando el Real Madrid logró la décima frente al Atlético.

El histórico club emitió un comunicado oficial al respecto: «El Benfica, como cualquier institución, no se responsabiliza por la práctica de actos ilícitos de sus antiguos o actuales empleados fuera de sus competencias profesionales».

El malestar en el seno del bicampeón de Europa se manifiesta por sus quejas acerca de «la reiterada violación del derecho al buen nombre» del que fuera equipo del añorado Eusebio, protagonista de una exposición muy visitada en el Terreiro do Paço de la capital portuguesa.

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