Lluvia, viento de cara, frío y seis horas en la bici

La Vuelta ha logrado una conexión con su mundo. Los exciclistas colaboran con la organización de la ronda en la confección de recorridos, trazado de etapas e ideas para mejorar el producto. Carlos Sastre ha diseñado etapas en Ávila, Óscar Pereiro en su Galicia, Purito Rodríguez en Andorra y, más atrás, Fernando Escartín por tierras de Aragón y los Pirineos. La experiencia de los corredores, su conocimiento de la materia, genera contenidos atractivos. Aunque en el camino de Mos a Puebla de Sanabria, nadie, ni los exciclistas ni la organización, puede luchar contra los imponderables. La naturaleza. Mal tiempo, viento de cara, mucho frío, lluvia en el tramo final, 230 kilómetros y seis horas y media encima de la bici... Una odisea para el pelotón que consuma el belga Jasper Philipsen con una victoria en esprint reducido.

«No hacían falta tantos kilómetros», razona Enric Mas, el mejor español en la general y voz rotunda en las declaraciones. «Se ha hecho muy duro por la distancia y el frío. Había que pasarlo», argumenta.

Las bicicletas son para el verano, las carreras se suelen disputar con el sol de mayo, junio, julio o agosto y los ciclistas suelen coger las vacaciones en noviembre para empezar a entrenar en diciembre. El coronavirus ha decretado una nueva realidad y no queda otro remedio que asumirlo.

No llueve a gusto de todos en la Vuelta. «El clima era perfecto para Jasper, el recorrido era perfecto y hemos trabajado para llevarle a lo más alto». Quien habla es Josean Matxín, director español del Emirates, el equipo del vencedor del Tour, Tadej Pogacar . Y Jasper es Philipsen, el joven belga debutante en una grande que ha perseguido el triunfo sin éxito ante Sam Bennett en los esprints y que estira el cuello como una avestruz para agenciarse la victoria en un grupo mermado por las condiciones del día.

Es el final de una jornada para gente dura, de granito casi , que exige seis horas en la bici en las peores circunstancias para los ciclistas, el viento de cara, la bajísima temperatura al entrar en Castilla y León y es alluvia que convierte el día en una pasarela de ropa de abrigo en la Vuelta.