Vuelta a España

Deriva sin éxitos del ciclismo español

El danés Cort Nielsen logra su segundo triunfo. Doce etapas de vacío para los ciclistas españoles

CHARLY LÓPEZ

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Una flecha de seis puntas blancas y negras atraviesa las avenidas de Córdoba a toda velocidad. Transporta el BikeExchange un vagón a toda mecha, 65 kilómetros por hora, un pelotón en miniatura fatigado por el calor extremo y agarrado al asfalto de uno en uno. Una persecución de película, organizada y metódica, que busca la diana de Michael Matthews, el llegador que mejor franquea los puertos y que no gana en la Vuelta desde hace siete años. El BikeExchange logra su objetivo a base de una interpretación gregaria de este oficio: seis corredores que han pasado las dos cimas cercanas a la capital cordobesa llevan al australiano al esprint. Como una flecha también sale del escondite otro ciclista auxiliar, Keukeleire, que transporta a su espalda a Magnus Cort Nielsen, el danés que venció en el Alto de Cullera y fue cazado por Roglic y Mas en la rampa de Valdepeñas de Jaén. Tipo omnipresente, Nielsen también planea en velocidad. Gana su tercera etapa, para desgracia de Matthews y Matteo Trentin y de los ciclistas españoles. Doce etapas y ninguna victoria de los hispanos, imagen de una crisis galopante que aparta a los nuestros de los éxitos.

El Polo Norte y el calor

«Vengo casi del Polo Norte y, claro, prefiero el frío», explica colorado como un tomate el maillot rojo de la carrera, el noruego Odd Christian Eiking. La mañana amanece en Jaén al mediodía, océanos de olivos y promesa de aceite en oro líquido a lo largo de toda la provincia, Úbeda, Linares, Andújar..., 30 grados para los cultivos y para una prueba ciclista en 26 de agosto por el sur. En Córdoba el termómetro crece hasta límites que explican por qué en esta ciudad no hay un recinto cerrado sin aire acondicionado, ahora que la factura de la luz ahoga al personal. 41 grados a las cuatro de la tarde , con el pelotón volando por las inmediaciones de la ciudad porque es la «semana para las fugas», como define el murciano José Joaquín Rojas.

Una media que se aproxima a los cincuenta por hora para formar la escapada y que se traduce en más de veinte minutos de adelanto en una tarde que en Córdoba invita al recogimiento en la casa más que a la visita a los ciclistas al otro lado de la valla. Arde el asfalto, pero la Vuelta a España no concede una tregua.

El reloj decreta una realidad para el pelotón, la velocidad, el látigo, la fatiga, pero en la percepción del aficionado queda otro señuelo. Son doce etapas y ningún español ha conseguido un triunfo. Es una señal de los tiempos y de la globalización que ha penalizado a Europa y, en particular a España. Solo hay un equipo en la primera división, el Movistar . Los tres que participan en la Vuelta, Caja Rural, Burgos-BH y Euskaltel, son invitados como nacionales que les corresponde. Y la mayoría de los ciclistas que emigran al extranjero lo hacen en función gregaria.

El año pasado solo hubo dos victorias de etapas españolas en la Vuelta (Marc Soler e Ion Izaguirre). En el Giro de Italia 2021 la sequía ha continuado sin remisión (en 2020 lo hizo de fábula Mikel Nieve con dos triunfos). Y en el Tour de Francia, la situación encalla. Desde que Omar Fraile se impuso en Mende en 2018 , ya son tres veranos sin éxitos. Las premoniciones que ahondaban en un previsible agujero negro se han confirmado con los datos en la mano. Se retiraron Alberto Contador y ‘Purito’ Rodríguez, ha entrado en la tercera edad ciclista Alejandro Valverde y el relevo hasta el futuro halagüeño que propagan Juan Ayuso y Carlos Rodríguez se atisba complicado. No hay ganadores y el tránsito se hace largo, ahora que en el universo ciclista se imponen los jóvenes alucinantes como Pogacar, Evenepoel, Van der Poel o Van Aert.

Caída de Roglic

De alguna manera, Mikel Landa simboliza el quiero y no puedo de los españoles. La organización planta dos cotas de nivel a las puertas de Córdoba, dos segundas con pretensiones, 13 kilómetros al 3 por ciento en el San Jerónimo y siete kilómetros al 5,6 por ciento en el Alto del 14%. Landa se descuelga, triste y lánguido, incapaz de seguir el ritmo de un pelotón de cincuenta hombres. Se reserva para los Lagos de Covadonga, anuncia para los creyentes del ‘landismo’.

Por las carreteras sinuosas cae otra vez Primoz Roglic, segundo asalto en el suelo. Rápidamente se organiza el Jumbo, que tarda en reintegrar al líder esloveno porque la carrera ya no para ni espera, al impulso del BikeExchange. De alguna manera, la Vuelta sonríe a Enric Mas, impoluto hasta la fecha, muy en forma, ciclista de largo aliento, buen maratoniano en la tercera semana. Antes de eso, en la semana de las fugas, Keukeleire ejerce como una flecha más en la avenida al rojo vivo de Córdoba y pone en bandeja el triunfo a Cort Nielsen, que es el ciclista todoterreno de la Vuelta, otro con dos triunfos. «La gente me llama por mi nombre. Me encanta la Vuelta. Pedí a mi equipo que me trajera a esta carrera después del Tour», se felicita.

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