Patos sin agua

Tras ocho años de sequía en la Marisma, la invernada y reproducción de las aves está amenazada

Una vaca yace muerta en la Marisma seca ABC

Javier Hidalgo

Este primer fin de semana de febrero se ha celebrado el Día Mundial de los Humedales y uno de los actos programados para conmemorarlo ha consistido en la suelta de ejemplares de cerceta pardilla y focha moruna criados en cautividad en la Reserva Concertada de La Cañada de los Pájaros, Puebla del Río, Sevilla.

Las pardillas no fueron los patos más abundantes de la marisma andaluza, como tampoco fueron las gallaretas crestudas, que así se conocen localmente a las fochas morunas, las gallinas de agua más frecuentes del humedal. Pero hasta bien entrado el siglo XX, ambas especies gozaban de poblaciones saludables en la zona. Ahora, las dos se enfrentan a una difícil supervivencia que las ha puesto al borde de la extinción y es por ello que se lleva a cabo este programa de reintroducción. Un proyecto encuadrado dentro de los programas LIFE de la UE.

Dada la situación actual de la Marisma , que se encuentra totalmente seca, al igual que otras muchas zonas húmedas andaluzas, el esfuerzo de la Junta de Andalucía al liberar estas aves se nos antoja inútil, puesto que sin hábitats adecuados en los que asentarse el fracaso de la reintroducción está ya cantado. Y eso que este proyecto LIFE en concreto lo primero que estipula y para lo que se destina una parte de la inversión es la mejora e incluso la creación de los biotopos necesarios para estas especies. Pero la Administración pública responsable no cumple con esta parte del compromiso LIFE. Muy al contrario, acabamos de conocer la propuesta de ley que quieren presentar ciertas formaciones políticas ante el Parlamento andaluz, encaminada a legalizar regadíos que hoy son ilegales en una extensión de 1.500 hectáreas aledañas a Doñana , premiando así a los infractores de las leyes.

En junio de 2021, el Estado español ha sido sancionado por la UE por no cumplir con su obligación de cuidar los acuíferos de la región marismeña y permitir que hayan sido esquilmados por urbanizaciones y cultivos de riego no autorizados. Sanción que cae directamente sobre las espaldas de los pagadores de impuestos. Ahora, si se consiente la legalización de estas 1.500 hectáreas, cabe esperar otra sanción a poco que los ecologistas lo denuncien a la Comisión Europea. Y los contribuyentes tendremos que volver a pagar por lo que solo interesa a las ansias electoralistas de los políticos. ¿Hasta cuándo?

Lluvias muy escasas

Son ya muchos años seguidos, quizás ocho, en que la Marisma no recoge el agua necesaria para la invernada y reproducción de las aves. Después de los drenajes, derivaciones y destrucción de cauces, transformación de terrenos, agotamiento de los acuíferos subterráneos por las extracciones ilegales, etcétera, el gran humedal andaluz precisa un alto nivel de precipitaciones para cubrirse de agua. Y las lluvias no llegan: ni 200 litros de agua por metro cuadrado han caído en la zona desde abril de 2021 hasta ahora. El cultivo del arrozal se ha visto limitado a un 50 por ciento de su habitual superficie, por falta de agua en este último ciclo. La imagen de Doñana va perdiendo puntos como se manifiesta en la denuncia que sobre su mal estado aparecía hace unos días en el periódico británico ‘The Times’. Asimismo, la cadena de supermercados Aldi ha anunciado que no venderá frutas cuyo proceso de producción no cuente con la trazabilidad del agua utilizada en sus cultivos y que aquella sea legal.

En este escenario de espacios húmedos secos y permisividad y connivencia con la utilización clandestina del agua del subsuelo, la suelta de cercetas pardillas y gallaretas crestudas nos suena a canto de cisne para las dos especies.

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