Solanas y umbrías

Los derechos de los animales

En poco tiempo se ha pasado de hablar del bienestar animal a crear derechos para ellos

Pablo Capote

Hoy celebramos los cazadores el éxito del III Congreso Conservación, Caza y Cultura, celebrado este fin de semana en Cáceres, y el apoyo a la caza y al mundo rural manifestado por el ministro Planas, un valiente compromiso viniendo de un miembro del gobierno de Sánchez y Ribera, no tan devotos de san Eustaquio, cuya actitud ante los asuntos cinegéticos ha llevado a las Organizaciones Españolas de Caza (OEC) a emitir un comunicado en el que denuncian su deriva animalista y los ataques a este sector.

Al parecer, el origen de este descontento es la creación de la Dirección General de Derechos de los Animales, un organismo que pretende dar base legal a los derechos de los animales y que estos sean reconocidos.

Seguramente, en aras de la igualdad de las especies, esta Dirección General se ha integrado dentro del Ministerio de ‘Derechos Sociales’ y de la Agenda 2030, olvidando, o quizás no, que los ‘derechos sociales’ son patrimonio del ser humano y que dicha agenda es un documento aprobado por las Naciones Unidas que fija objetivos para encauzar a la humanidad hacia el desarrollo sostenible. Lógico es pensar que entre estos objetivos está el conseguir que la cinegética sea una actividad sostenible que ayude al desarrollo, pero en ningún caso veo cabida en este esquema los derechos de los animales.

Para la OEC la creación de esta Dirección General responde simplemente «al pago por parte del Gobierno Socialista al sector animalista en Podemos y su apoyo en la investidura» y aclaran que «el bienestar animal no debe confundirse con el animalismo». Evidente, entendiendo el animalismo como el movimiento que defiende los derechos de los animales.

Ciertamente es peligroso confundir las leyes de la naturaleza con las leyes del hombre e intentar equipararlas puede llevar a situaciones absurdas.

La cuestión es muy fácil: adquirir un derecho implica contraer unas obligaciones y tan disparatado es reconocer a los animales los unos como imponerles las otras, el hacerlo podría llevar a algún lobo a la cárcel por matar a un cordero, abolida ya la pena de muerte, o ante un juez a los dos gorrinos apandadores que robaron el bolso a la cantante Shakira el otro día en un parque de Barcelona.

No se rían, de seguir adelante este sinsentido esto debería ser lo legal, y a eso sí que «no hay derecho».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación