vela

Puerto Sherry mima a los marineros del desafío Clipper Race

La mayor y más dura regata oceánica del mundo se establece por primera vez en España con una única parada en el Puerto de Santa María

Los barcos aprovechan esta parada en Puerto Sherry para abastecerse, reparar averías y entrenar. francis jiménez

Alfonso Carbonell

Cinco días de 'descanso' en Puerto Sherry antes de volver a izar velas para poner rumbo a Punta del Este, Uruguay. Así de simple, así de duro. Así es, en parte, el Desafío Clipper Race, que ha establecido en El Puerto una de sus bases durante la vuelta al mundo en barco que durará once meses aproximadamente para las once embarcaciones inmersas en una competición fundada en 1996 por Sir Robin Knox-Johnston, la primera persona que dio la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas, en 1968-69. Se trata del único evento de este tipo en el que se forma a personas de todo tipo para que se conviertan en regatistas oceánicos, y muchos no tienen experiencia previa en navegación antes de inscribirse en los cuatro niveles intensivos de entrenamiento previos a la regata. Dirigidos por un patrón y un primer oficial profesionales, los tripulantes pueden completar la circunnavegación de once meses o probar una o varias etapas.

La primera etapa, de 1.200 millas náuticas de recorrido, partió el pasado 3 de septiembre del puerto británico de Porsmouth hacia Puerto Sherry, donde se estableció una primera llegada a la que llegó en primer lugar 'Perseverance' con bandera de Paises Bajos.

Este Desafío Clipper Race reúne a más de 700 regatistas de entre 18 y 71 años, de 55 nacionalidades diferentes y en donde se encuentran a personas que han pasado por todo tipo de ámbitos laborales. Como se puede imaginar, a lo largo de los próximos once meses estos marineros se van a enfrentar a todo tipo de condiciones en su periplo por algunos de los lugares más inhóspitos del planeta. Son once barcos que están tripulados por un patrón profesional, un primer oficial y una tripulación amateur que llega a la veintena. Víctor Guerrero, cordobés de 54 años, es uno de estos grumetes amateur que forma parte de esta experiencia.

«Somos la mayoría amateur, pero nos han preparado a todos antes de nada», dice este regatista español, uno de los nueve que hay, aunque en su caso él será el único, más el asturiano Fausto Preito, que completará las ocho etapas que significarán la vuelta al mundo.

Aunque Guerrero es cordobés, dice que su afición a la vela es «de andar por casa. Vamos, de hacer unas tortillas e ir de Estepona a Fuengirola a echar la tarde», bromea con los periodistas para hacer una idea de que en este viaje hay principiantes en esta modalidad.

Para Víctor, dar la vuelta al mundo en lo alto de un velero «es un reto personal al que se unen tres factores; el físico, el emocional y el psicológico». De hecho, una de las condiciones que la organización pone, aparte del poder adquisitivo, es el factor mental. «En la entrevista que nos hacen, además de que estés preparado físicamente, aunque tampoco hay que estar hecho un toro ni nada de eso, es sobre todo el aspecto mental, que seas estable mentalmente». Y no es para menos porque cualquier ataque de ansiedad o vulnerabilidad a la convivencia puede ser algo realmente grave de controlar durante una travesía que en algunos de los casos puede durar un mes sin pisar tierra firme. «El barco parece grande, pero por dentro es muy pequeño», comenta Víctor, que no para de recordar la importancia de tener «a un equipo fuerte mentalmente y en el que prime el buen humor y la camaradería. Aquí todos cuidamos de todos. La calidad humana es lo más importante y tengo la suerte de estar en un equipo que la tiene. Nos ayudamos mucho entre todos porque no siempre uno tiene el mejor día», insiste para asegurar que lo primero es la unidad del grupo en todos los sentidos.

A lo largo de los once meses hay etapas que a más de uno ya le hace rezar por las noches. «La más temida es la del Pacífico, o la del bajo de Australia», cree Guerrero. En el equipo 'Punta del Este' hay nacionalidades y profesiones de todo tipo. Aunque destacan los británicos, también hay colombianos, canadienses, brasileños y español, como es el caso de nuestro cordobés, que antes de enrolarse en esta aventura era ejecutivo de una empresa de telecomunicaciones.

Durante las etapas hay tiempo para todo, pero según Guerrero, que quería escribir un blog, «apenas hay tiempo para descansar porque entre que se regatea, se hacen guardias, se lleva el timón o se duerme, la verdad es que me cuesta ponerme a escribir», confiesa.

Y es que en lo alto del barco se va rotando según vaya mandando el patrón. Eso sí, «si la cosa se pone tensa, lo normal es que cada uno se ponga en el sitio donde mejor lo hace».

Víctor Guerrero dice que se informó de este Desafío por internet y una vez pasada la entrevista y cumplimentar los requisitos necesarios para formar para de él dice que espera «que a nivel personal algo me cambie. Voy a estar un año navegando a vela por el mundo. Esto lo hace menos gente que subir al Himalaya. Espero que me enriquezca». Y sobre el dinero que le ha costado hacerlo. «A ver, es caro, pero oye, mientras estoy aquí no gasto». Pues también es verdad.

Y si él era ejecutivo, el patrón de su barco, inglés, era financiero. «Esto para mí es una nueva vida; creía que no había otra, pero la hay y me gusta», reconoce el que manda sobre el velero, un regatista profesional que admite tener miedo cuando el mar se pone bravo «pero esa adrenalina es la que nos hace estar aquí», coinciden en señalar varios compañeros de Víctor, entre los que se encuentran consultores, informáticos, profesores de universidad...

En este Desafío hay un 25% de regatistas que antes de estas cuatro semanas de preparación nunca habían subido a un barco para regatear. ¿Hay seguridad? «Claro que la hay. Si sigues las normas no tiene que pasar nada grave», resuelve el patrón. Y como ensayo previo a esta aventura no hay día en el que no se practique el 'hombre al agua', una técnica que consiste en rescatar a un tripulante que haya caído al mar aunque sujeto a la cuerda de vida, esa que la salva.

Este viernes 15 partirán los once veleros desde Puerto Sherry hacia Punta del Este, Uruguay. Por delante quedarán más de dos semanas de regata con viento a favor y mucho, mucho trabajo. Atrás dejarán los mimos y atenciones recibidas en Puerto Sherry, un puerto que espera no decirle adiós sino hasta luego.

La edición de 2023-24 tendrá el siguiente recorrido:

Etapa 1- Portsmouth, Reino Unido - Puerto Sherry, Andalucía, España - Punta Del Este, Uruguay

Etapa 2- Punta del Este, Uruguay - Ciudad del Cabo, Sudáfrica

Etapa 3- Ciudad del Cabo, Sudáfrica - Fremantle, Australia

Etapa 4- Fremantle, Australia - Newcastle, Australia - Airlie Beach, Australia

Etapa 5- Airlie Beach, Australia - Bahía de Ha Long, Vietnam - Zhuhai, China

Etapa 6- Zhuhai, China - Qingdao, China - Seattle, EE.UU.

Etapa 7- Seattle, EE.UU. - Canal de Panamá, Washington, DC, EE.UU.

Etapa 8- Washington, DC, EEUU - Oban, Escocia - Portsmouth, Reino Unido

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación