Bádminton
Carolina Marín: «Ha venido hasta mi abuela»
Seis años después de su último partido en Huelva, Carolina Marín quiere conquistar Europa de nuevo y en casa
Un oro olímpico, dos oros mundiales y tres oros europeos. El mito de Carolina Marín comenzó a forjarse en Huelva. De la mano de una amiga, la deportista española fue abandonando los zapatos de flamenca para asir con fuerza la raqueta y los volantes, en una decisión que, sin saberlo, cambiaría la historia del bádminton para siempre. Seis años después de dar sus últimos raquetazos en casa, Carolina Marín , campeona de todo, vuelve a Huelva para escribir otro capítulo en su palmarés particular y en el de su deporte en general: ganar su cuarto Europeo consecutivo . Lo que nunca ha hecho nadie hasta la fecha.
La ilusión es doble: por el récord y por pelearlo en el pabellón que lleva su nombre, rodeada de sus amigos, familiares y onubenses que, gracias a ella, han visto un partido de bádminton por primera vez. Y ahora, también en directo. Las calles se han llenado de su imagen. Los colegios acuden cada mañana a presenciar los partidos. Ella, ajena al ruido, pero no del todo, cumple en el escenario con dos victorias aplastantes, y fuera de él. Los autógrafos y las fotos se multiplican cada día a su llegada al pabellón. Lo que ya vivía en Asia, por fin, ahora, en casa.
«Para mí esto es muy emocionante. Es un sueño. Lo voy a vivir por primera vez en mi vida. Sentir a toda esa gente y empujándome a que yo consiga el oro europeo el domingo. Eso es lo que más necesito. Jugar un Europeo en mi casa es muy distinto a los que he jugado anteriormente. Sentirme arropada va a darme ese empujoncito en la pista. Y no me hace más ilusión porque sea el cuarto, sino por conseguirlo en casa. Eso lo significa todo para mí », se expresa la protagonista, entre la responsabilidad y la euforia.
Responsabilidad
Está en casa, pero no. Se aloja en un hotel porque les ha dicho a sus padres que no ha venido a Huelva de vacaciones, sino a lograr otro título . «Así evito distracciones. Cuando esté con mi familia, que sea con tiempo para disfrutarlo». Por el momento disfruta de un gran juego y de un pabellón entregado con lleno absoluto en sus partidos. «Me han pedido muchas entradas para la final, pero es que han volado. No he conseguido ni para familiares míos», incide encantada por la acogida.
Está Marín como estrella destacada, pero también los mejores jugadores del mundo exhibiendo su ambición en Huelva. Sus triunfos por todo el mundo han conseguido que España, y Huelva, sea el foco europeo del bádminton esta semana. «Haber traído este torneo aquí es muy importante para el bádminton español, para que la gente lo vea en directo. Se ha promocionado por los colegios y eso es fundamental para que los niños asistan, lo vean, lo disfruten y se generen futuros campeones », sonríe. «Sí -añade-, también es bueno por el impacto económico que tendrá en la ciudad y en la provincia».
Tal es la ilusión que se ha olvidado de las molestias que arrastraba en la pierna izquierda y que la apartaron de disputar la final de la liga danesa. «Para no forzar más porque tenía esta cita tan importante. Pero ha sido pisar mi tierra y curarme entera . Estoy al cien por cien», afirma. Lo resumen sus dos partidos disputados: ganó en su estreno contra la francesa Marie Batomene (21-15 y 21-12) y ayer, a la suiza Sabrina Jaquet (21-14 y 21-7). Está en cuartos. Hoy se mide con Natalia Koch Rodhe. Lleva dos años sin perder contra otra jugadora europea. Fue contra Kirsty Gilmour, con quien se enfrentaría en la hipotética final. Pero Carolina Marín va paso a paso. Como cuando aprendía a bailar flamenco. Como cuando decidió que la raqueta y los volantes serían su profesión. De ello: un oro olímpico, dos oros mundiales y tres oros europeos. De camino al cuarto. Y en casa. «Se ha llenado los dos días. Escuchar mi nombre en las gradas ha sido muy emocionante. Incluso ha venido mi abuela».
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