Un emocionado Jason Day recibe la felicitación de su hijo Dash y su mujer Ellie en el hoyo 18
Un emocionado Jason Day recibe la felicitación de su hijo Dash y su mujer Ellie en el hoyo 18 - AFP
GOLF | PGA CHAMPIONSHIP

El australiano Jason Day (-20) se corona campeón de un grande a ritmo de record

Nunca antes en la historia se había alcanzado un resultado global tan bajo en un torneo del «Grand Slam»

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El PGA Championship ha vivido una edición histórica en 2015. En esta ocasión no ha habido polémica con el escenario, como en los anteriores grandes. Ni demasiado blando (Augusta); ni mal cuidado (Chambers Bay), ni falto de dificultad (St. Andrews). En Whistling Straits todo han sido elogios para el campo y el ganador final, Jason Day, lo ha hecho con todos los merecimientos. Acabó con 20 golpes bajo par, la marca más baja de la historia en torneos del «Grand Slam» y ganó su primer grande superando a un excelso Jordan Spieth (-17).

La jornada la comenzó el australiano con dos golpes de renta sobre el estadounidense, pero lejos de ponerse nervioso por tener a su lado a un doble ganador de «majors», firmó una última tarjeta de 67 impactos que le hizo aumentar su renta final a tres.

«Estoy muy orgulloso de cómo me he comportado durante todo el día (comentó un emocionado Day) porque era consciente de que Jordan era el favorito. He estado tantas veces a punto de conseguirlo que me peocupaba quedarme a las puertas otra vez; pero afortunadamente no le he dado opción».

En efecto, después de tres subcampeonatos previos (un Masters y dos Open USA) ya iba siendo hora de que Jason se hiciera con un grande en su palmarés. «Es una sensación increíble. Ni en el mejor de mis sueños hubiera pensado en ganar un PGA a los 27 años. No tengo palabras para expresar lo que siento», prosiguió.

El «aussie» empezó como una moto (cuatro «birdies» en ocho hoyos) y dejó claro que iba en serio por el Trofeo Wanamaker. Con algún que otro altibajo llegó a los seis últimos con cuatro golpes de ventaja y ya solo era cuestión de mantener la calma. Aunque un «bogey» en el 15 y una sacada increíble de «bunker» de su rival en el 16 le hicieron preocuparse, se rehizo justo a tiempo.

«Los buenos golpes de salida que di en los dos últimos agujeros me dieron mucha tranquilidad. Sabía que el torneo era mío y sólo quería acabar cuanto antes para poder disfrutarlo». Y vaya si lo hizo. Comenzó a llorar de alegría antes de embocar su último golpe y el abrazo con su familia en el «green» del 18 dejaba clara la explosión de adrenalina del momento.

Su compañero de partido, Spieth, también cerró un «Grand Slam» de escándalo. Acumuló dos primeros puestos, un segundo y un cuarto y consiguió la plusmarca de más golpes bajo par acumulados en los cuatro torneos (-54), mejorando por uno la que tenía Tiger Woods desde el año 2000. Y lo que es más importante, se coronó como número uno mundial. Rory McIlroy, aún renqueante de su tobillo, luchó lo indecible por mantenerlo, pero no pudo hacer nada ante el poderío del tejano.

Por su parte, Sergio García acabó en el puesto 54 (par) después de una última tarjeta de 70 impactos.

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