Roca Rey, a su salida del hospital
Roca Rey, a su salida del hospital - Efe

Roca Rey, cogido en su reaparición, recibe el alta hospitalaria

El torero peruano tendrá que permanecer al menos una semana en reposo

PALENCIA Actualizado: Guardar
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El peruano Andrés Roca Rey, volteado de manera espeluznante en la corrida de ayer en Palencia, ha recibido hoy el alta en el hospital Río Carrión de la capital palentina, donde ha pasado la noche en la UCI, y ha viajado a Sevilla, donde seguirá con su recuperación.

Así lo ha confirmado a Efe su apoderado, José Antonio Campuzano, quien ha desvelado también que el joven espada limeño, de 19 años, ha pasado la noche "muy fastidiado" y con "fuertes dolores y mareos" a causa de la fuerte conmoción cerebral y traumatismo craneoencefálico que sufre tras la grave cogida propinada por un toro de la ganadería del Charro de Llen.

No obstante, las pruebas que le realizaron a última hora de la noche descartaron posibles fracturas en el cráneo y en las cervicales, y todo en un fuerte golpe en la cabeza y en una pequeña fractura en la parte interna de pómulo izquierdo, que no requiere cirugía.

Roca Rey, con gesto de dolor al entrar en el coche
Roca Rey, con gesto de dolor al entrar en el coche - Efe

Precisamente en el coso de La Malagueta sufrió Roca Rey un percance muy similar al de ayer en Palencia, y que derivó en otro traumatismo craneoencefálico, que le llegó a producir, incluso, episodios de amnesia temporal transitoria, y que le ha obligado a perderse numerosos e importantes compromisos como su doble cita en Bilbao.

"Eso es lo que más le duele ahora mismo. Después del año tan extraordinario que estaba echando y con la cantidad de festejos que tiene cerrados ahora en septiembre, esto, evidentemente, supone un frenazo en seco. Pero el toro es así, lo mismo te da la gloria que te mete en la cama o, directamente, te quita del medio", añade finalmente Campuzano.

Roca Rey resultó cogido por el tercer toro de la corrida de ayer hoy en Palencia, de la ganadería de Charro de Llen, que le echó mano al iniciar una tanda, lanzándolo por aires, pasándoselo de pitón a pitón y, una vez en el suelo, volvió a hacer por él para propinarle golpes por todas las partes del cuerpo, quedando sin conocimiento sobre el albero.

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