El nuevo alcalde de Bogotá mantendrá la prohibición de las corridas de toros

«La Corte Constitucional -aquella que se encarga de velar por el buen cumplimiento de las leyes- dice que no se pueden prohibir los toros pero yo creo que el Distrito sí puede decidir cómo utiliza la Plaza porque es un inmueble que le pertenece a todos los bogotanos». Con este anuncio, polémico, retador, arrancó su alcaldía el economista, urbanista y administrador, Enrique Peñalosa, elegido alcalde de Bogotá el domingo pasado cuando en Colombia se celebraron elecciones regionales.

«Dentro de los ciudadanos de Bogotá hay un consenso muy amplio de que no se quieren más toros en Bogotá», sostuvo Peñalosa apoyando la medida de su antecesor, Gustavo Petro, un exguerrillero, quien se granjeó buena parte de su impopularidad cuando en 2013 prohibió las corridas en la emblemática Plaza de Toros de la Santamaría, inaugurada en 1931 para mantener aquella costumbre del siglo XVI, que consistía en hacer corridas para festejar momentos importantes como la celebración del ascenso del Rey de España o la entrada de un nuevo Virrey.

Petro, con su tesis de primero la vida que la sangre, fue duramente criticado. Los toreros protestaron. Incluso en marzo de 2014, el colombiano César Rincón apoyó en la plaza a 14 novilleros que casi mueren de hambre tras una prolongada huelga. Junto a Rincón, estuvieron íconos españoles, mexicanos y franceses, portugueses y ecuatorianos como Juan José Padilla, Miguel Ángel Perera, Luis Bolívar, Iván Fandiño, Diego Silveti, José Miguel Abellán y Julián López «El Juli».

Preservar la cultura taurina

Finalmente en febrero pasado la Corte Constitucional aprobó por cinco votos a favor y cuatro en contra revivir las corridas de toros en la capital. En el documento presentado por el magistrado Mauricio González Cuervo se ordenó «restituir de manera inmediata la plaza de La Santamaría como plaza de toros permanente para la realización de espectáculos taurinos y la preservación de la cultura taurina, sin prejuicio de otras destinaciones culturales y recreativas que alteren su destinación principal». En la ponencia se hizo una mención a la tradición de la denominada Fiesta brava en Bogotá y su aspecto cultural y artístico que ha sido adoptada. Igualmente se citó la ley 916 de 2004 en el que se estableció por parte del Congreso de la República el denominado reglamento taurino, acción que fue avalada por la misma Corte.

Y aunque se dejó en firme el hecho de que ni los alcaldes ni gobernadores pueden prohibir este tipo de eventos de tipo cultural, hay un tema que puede volver a enredar el asunto. La Plaza está siendo renovada, pues para poder operar la Corte misma pidió que se reforzara la estructura arquitectónica en grave deterioro. Después de que en diciembre pasado el proceso de licitación para la mejora de las instalaciones de la Plaza de Toros La Santamaría se declarara desierto por la presentación de un único proponente que no cumplió con los requisitos, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) abrió una nueva convocatoria. En esa interinidad llegó Peñalosa. Y de todo puede pasar de nuevo.