Ya está permitido tuitear en localidades determinadas de algunos teatros
Ya está permitido tuitear en localidades determinadas de algunos teatros - ABC

Señoras y señores, no se olviden de encender sus teléfonos móviles... y tuitear

Los «tweets seats» se extienden en los teatros y los auditorios de Estados Unidos

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«Señoras y señores, el espectáculo va a comenzar. No olviden apagar sus teléfonos móviles». Es un mensaje que se escucha en todos los espectáculos. Sin embargo, en Estados Unidos, algunos espectadores no solo no deben apagarlos, sino que están obligados a mantener sus teléfonos encendidos... Y activos. Son los ocupantes de los denominados « tweet seats», que funcionan ya en muchos teatros de aquel país, y cuya implantación no ha llegado todavía a España.

¿Qué son los «tweet seats»? Creados pensando especialmente para atraer al público joven , son asientos, normalmente en las últimas filas, reservados a espectadores adictos a las redes sociales. El fenómeno -extendido en cines, teatros e incluso salas de conciertos y teatros de ópera- comenzó a de una manera muy tímida a finales de la pasada década.

Según « Los Angeles Times», en 2009 la Lyric Opera en Kansas reservó cien asientos en la última representación de «HMS Pinafore», la opereta de Gilbert & Sullivan. En estas localidades, y sólo en ellas, los espectadores podían usar sus móviles para ver los tuits en los que el director artístico de la producción iba explicando, a medida que transcurría la representación, distintos aspectos sobre el espectáculo; también podían los espectadores hacer preguntas a través de esta red social sobre lo que estaban viendo y tener contestación inmediata.

Numerosas entidades se sumaron a la iniciativa y vieron las posibilidades que ofrecía para mantener nuevas formas de interacción con sus espectadores y de promoción de sus espectáculos. Compañías de ballet, teatros, coliseos de ópera y orquestas sinfónicas de todo el país han experimentado con los «tweet seats» de muy variada manera. La Orquesta Sinfónica de Cincinatti, por ejemplo, lo utiliza como un programa interactivo en sus conciertos. Detrás del escenario, un asistente del director de orquesta envía diferentes tuits, con un hagstag determinado, en los que explica a los espectadores sentados en la zona reservada para ello lo que están escuchando y les ofrece información histórica o técnica.

El fenómeno llegó a Broadway hace poco menos de dos años. Los productores del musical «Godspell» dispusieron una zona especial del patio de butacas para tuiteros en una de las representaciones. «Tenemos a los más apasionados tuiteros que yo jamás haya visto en un espectáculo de Broadway -dijo uno de los productores-, y hemos pensado que ésta es una oportunidad perfecta para agradecerles la difusión que han hecho de “Godspell” a través de las redes sociales y también para probar este concepto en Broadway. Nuestro reto es asegurar que la iniciativa no molesta al resto de espectadores».

Como método de promoción, los «tweet seats» se han probado en diversas ocasiones. El musical «Legally blonde» hizo un concurso entre los usuarios de Twitter y de Facebook, y regalaba entradas para un par de usuarios de cada red social: debían de ser mayores de edad; en el caso de Facebook, debían tener al menos doscientos amigos en esta red social, y en el caso de Twitter cincuenta seguidores. Los ganadores del concurso se comprometían a realizar cinco publicaciones o cinco tuits sobre el espectáculo.

En Europa, uno de los pioneros ha sido la Arena de Verona. El legendario coliseo, que alberga uno de los festivales de ópera al aire libre más populares e importantes, ofrece localidades a 10 euros (el número de entradas depende de la disponibilidad de la Arena), cuyos ocupantes tendrán que tuitear la experiencia de la representación. Para adquirirlas solo deben tener una cuenta pública de twitter, de un mes de antigüedad al menos, con 1 tuit publicado en los últimos treinta días y cincuenta tuits en total.

El sistema no ha llegado todavía a España, aunque hay productoras que consideran la posibilidad de incluirlo en sus teatros. «Estamos esperando a ver qué tal funciona en Estados Unidos y otros lugares», dicen en una de estas empresas.

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