Javier Corcobado, sentado, junto al resto de miembros de Mar Otra Vez, en la actualidad
Javier Corcobado, sentado, junto al resto de miembros de Mar Otra Vez, en la actualidad - Gerardo Romera
MÚSICA

Mar Otra Vez: «Éramos respetados y temidos a la vez»

La banda de Corcobado se reúne durante una sola noche para conmemorar en directo el treinta aniversario de «No he olvidado cómo jugar embarrado / Fiesta del diablo y el cerdo», su primer disco

Madrid Actualizado: Guardar
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Están todos los que son y son todos lo que están, sin trampas ni suplencias provocadas por el desencuentro o el desistimiento: Javier Corcobado, JuliÁn Sanz, Andrews Wax, Javier Rodrigo y Luis Corchado, titulares de la primera y fugaz formación de Mar Otra Vez, se reúnen en la sala El Sol para interpretar el feroz repertorio de una banda cuyo atipismo les permitió cruzar la Nueva Ola por el pasillo que -entre el respeto y el temor, como recuerda el propio Corcobado- le hizo la modernidad oficial y comercial. Sin mancharse. Apenas dos años duró la experiencia de un grupo que fue germen de muchas cosas, moderadamente tremendas, y cuya huella, arañada, ha permanecido en la memoria de quienes alguna vez los vieron en directo o escucharon el eco de su obra.

Treinta años después de aquello, Javier Corcobado compone y recita poesía, modula su voz para interpretar como Dios manda un repertorio de estándares latinos que tira de espaldas y, sin prisa, reúne las piezas que conforman su «Canción de amor de un día» (Cadud), proyecto cuya duración, veinticuatro horas, solo puede compararse en desmesura con la nómina de colaboradores que ha participado en su grabación. La reunión de Mar Otra Vez también dejará rastro sonoro en esta superproducción doméstica, una «Nana del fin del mundo» que, fuera de plazo, amplía un repertorio que en 1987 Mar Otra Vez cerró a la altura de «Miércoles cercano al infierno».

Junto a Mar Otra Vez estarán alumnos como Les Rauchen Verboten o Pablo Und Destruction

La misma Providencia a la que Corcobado responsabiliza del primer encuentro de los miembros de Mar Otra Vez está detrás de su segunda y efímera vida, improrrogable y programada para una sola noche, la de este viernes, 4 de diciembre, casi en vísperas de una Nochebuena como la que en 1987 el grupo madrileño aprovechó para juntar, por este orden, a un niño, un incestuoso, un cobarde, un gitano, un bobo, un más bobo, una niña, una incestuosa, un borracho, una gitana, un cobarde, una boba, un perro y un clavel. «Fueron a visitar a una borracha», seguía la letra. Continuará.

«Hace mucho que el tiempo nos dio la razón. Ahora el público está más preparado para el ruido, la disonancia y la música arriesgada. Es un buen momento para esta celebración, para este reencuentro», comenta Corcobado a ABC. Al hilo de este concierto se prepara la reedición de «No he olvidado cómo jugar embarrado/Fiesta del diablo y el cerdo», un disco muy apreciado por los coleccionistas, y también un álbum de versiones y homenaje en el que participan Sagrados Corazones, Les Rauchen Verboten o Pablo Und Destruction, invitados al recital de Mar Otra Vez. Antes de fijar una fecha para su regreso escénico, aún inseguros de su alcance y sus limitaciones, los antiguos miembros de la banda quedaron para «volver a vivir la experiencia de juntarnos en un local de ensayo -sigue Corcobado- y ver si éramos capaces de generar esa música singular que nos caracteriza». Sobra añadir que fueron muy capaces. Este viernes ni siquiera va a faltar medio bidón de gasolina en el escenario de El Sol.

Altruismo y barbarie

En lo que Javier Pérez Corcobado denominada «descripción» del concierto de este 4 de diciembre, un prospecto con indicaciones y sin posología, se advierte la distancia creativa y moral del compositor madrileño respecto a las «tendencias que conformaron la lamentable Movida, amparada por el Gobierno socialista». Hubo alejamiento escénico, pero también admiración. «De hecho, artistas triunfantes de la Movida venían a vernos a los conciertos como "algo exótico". Éramos respetados y temidos a la vez», recuerda el autor de «Tormenta de tormento».

«Aquí no hay maniobras ni estrategias, sólo el acto altruista de ofrecer un concierto magnífico», comenta Corcobado sobre la naturaleza de un recital cuyo carácter documental va a subrayar el lanzamiento de la reedición de su disco de debut. «Será una alegría para mucha gente, no sólo para los coleccionistas», añade el compositor sobre la vuelta al mercado del primer minielepé de Mar Otra Vez. Canciones como «Jonás» o «He matado a mi hermana» están casi listas para ser servidas. Desde el pasado viernes las ensaya Mar Otra Vez en un local muy próximo a la «nave cochambrosa» del barrio de Embajadores en la que Corcobado y compañía empezaron a organizarse como banda hace ya más de treinta años, entonces como Cuatrocientosveintinueve Engaños. También ensayaba allí Georgie Dann. Había mucho funk en aquellas instalaciones. El baile continúa.

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