El día que Keith Richards y Ron Wood se apuntaron con una pistola a la cabeza: los Rolling Stones a la gresca

Los miembros de la banda británica llevan juntos más de medio siglo, pero en su historia no faltan momentos en los que todo estuvo a punto de estallar

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Nacho Serrano

Si los Rolling Stones llevan juntos sesenta años, es porque siempre han sabido que si se separasen, sus carreras en solitario no serían tan relevantes como las de sus grandes rivales los Beatles. Quizá también se deba a que se está muy cómodo en un trono del rock'n'roll que nadie parece haberles disputado en todo este tiempo, e incluso a que se quieren un montón y se echarían de menos más pronto que tarde. Esta última teoría, sin embargo, parece la más descabellada teniendo en cuenta las peleas que han tenido desde que nació el grupo en 1962.

La más grave de todas ellas seguramente sea la que enfrentó a Ron Wood y Keith Richards a mediados de los ochenta, seguramente la época más convulsa e inestable para la banda. El episodio fue relatado por el propio Wood en sus memorias: su Biografia cuenta Ron Wood: «Todo el mundo estaba enfadado conmigo en esa época, y un día, después de una riña con Keith, él se marchó furioso a buscar su pistola… Al rato volvió con su 'Derringer', me apuntó con ella y me insultó . Yo tranquilamente saqué mi 'Magnum 44', y esa fue la última vez que Keith me amenazó con su pistola … hasta que vuelva a hacerlo».

De todas las riñas entre los Stones que se han contado durante todos estos años, muchas son leyendas urbanas. Así que nos fiaremos de las que han contado ellos mismos. En el mismo libro, Ron Wood contó otra de órdago, producida en un hotel más o menos por la misma época del amago de duelo western: «Keith irrumpió en mi habitación, rompió el recipiente de cristal de mi pipa, y se dirigió hacia mí mirándome a la cabeza… rompió una botella y me cortó con ella . Salí de allí furioso y me fui directo hacia Mick (Jagger) y Charlie (Watts), que estaban trabajando en una canción en una habitación que había en aquel mismo pasillo. Y mientras yo les miraba sangrando y manchando la alfombra, Mick me miró y me dijo: '¿Se te ocurre alguna idea para el puente?'. Al regresar a mi habitación, Richards sacó su navaja, me la puso en el cuello, y gritó: 'Te cortaría el puto cuello, pero tu novia nunca me perdonaría el escándalo que montaría … '. Esto lo dice quien consumió heroína durante diez años».

El guitarrista de los Rolling Stones Ron Wood, el día 27 en un hotel de Madrid EFE

En 1984, el que salió perjudicado de una pelea fue Mick Jagger, que recibió un puñetazo del Stone tranquilo, Charlie Watts , que perdió los nervios al sentirse menospreciado por el cantante. Así lo relató Keith Richards en su autobiografía 'Vida' publicada en 2018. «Estábamos en Amsterdam, y al regresar al hotel alrededor de las cinco de la mañana, Mick llamó a Charlie desde el teléfono de la habitación porque se había empeñado en tomar la última con él. Le dije que no lo llamase, no a esa hora. Pero lo hizo y dijo: '¿Dónde está mi baterista?'. No hubo respuesta. Colgó el teléfono. Mick y yo todavía estábamos sentados allí, bastante enojados… cuando, unos veinte minutos después, alguien tocó la puerta. Era Charlie Watts. Se había puesto un traje de Savile Row, perfectamente vestido, corbata, afeitado, toda la jodida equipación. ¡Podía oler su colonia! Abrí la puerta y él ni siquiera me miró, pasó directamente a mi lado, agarró a Mick y le dijo: 'Nunca me vuelvas a llamarme 'tu baterista'. No soy tu baterista, tú eres mi jodido cantante'. Luego lo levantó por las solapas de la chaqueta que llevaba puesta, que era mía, y le dio un gancho de derecha. Charlie lanzó su puñetazo de baterista, un puñetazo que he visto un par de veces y es letal; conlleva mucho equilibrio y sincronización. Hay que provocarle mucho para que haga algo así. Y se lo lanzó a Mick». Tras recibir el puñetazo, Mick cayó sobre una bandeja de plata de salmón ahumado y luego intentó escabullirse por una ventana, pero Richards lo detuvo porque la chaqueta era la que había vestido en su boda y no quería perderla. Entonces intentó calmar a Watts. «Me llevó veinticuatro horas después de eso para convencer a Charlie de que no le sacudiera más. Pensé que ya estaba cerrado el tema cuando lo llevé a su habitación, pero doce horas más tarde, él seguía diciendo: 'A la mierda, voy a bajar y hacerlo de nuevo'».

También a mediados de los ochenta fue cuando la relación entre Mick Jagger y Keith Richards llegó a su peor momento . El cantante prefería estar más concentrado en su desarrollar su carrera en solitario, cosa que no hizo ni pizca de gracia a Richards. La cosa no llegó a las manos (al menos que sepamos), pero sí a la música: Richards decidió responder componiendo 'All about you', una canción en la que no ocultó su hastío con su compañero, con una letra que decía: 'You always seem to haunt me, always try to haunt me, serving out injunctions, shouting out instructions / It is such a sad thing, to watch a good love die, I've had it up to here babe, I've got to say goodbye' (Siempre estás atormentándome, siempre tratas de atormentarme, dando órdenes judiciales, gritando instrucciones / Es algo tan triste, ver morir a un buen amor, hasta aquí hemos llegado nena, tengo que decirte adiós'. Evidentemente, esa despedida nunca llegó.

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