Javiera Mena
Javiera Mena - abc
entrevista

Javiera Mena: «Toda acción artística es política»

La chilena presenta su nuevo disco, «Otra era», en el MBC Fest este sábado, el 9 de abril en el Ochoymedio Club de Madrid y el 15 en el Music Hall de Barcelona

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Arrinconado entre Los Andes y el océano Pacífico, en los últimos años Chile se ha erigido en una potencia exportadora de pop. Javiera Mena (Santiago, 1983), que mantuvo un encuentro digital con los lectores de ABC.es, es una de las puntas de lanza de esta escena que incluye a Gepe, Dënver, Álex Anwandter o Cristóbal Briceño.

–Algunas vez ha contado cómo fue su acercamiento a a los sintetizadores, simplemente empezó probando con el ordenador. ¿Quizá esto le ha dado a su música un plus más orgánico?

-Yo partí haciendo música con guitarra, quizá eso ha hecho que tenga una visión más orgánica de la electrónica y los sintetizadores. Me gusta no sólo generar emociones de bailar sino llegar a muchos más sitios, contemplar la melancolía, la tristeza, la alegría.

Darle más matices. Bailar sintiendo. O no bailar, y estar quieto escuchándolo.

-Si otros artistas maduran haciéndose más íntimos, con usted ocurre al revés. ¿Está más desatada en «Otra era»?

-Sí, me inspiré mucho en la discoteca, en las sensaciones que encierra como territorio inexplorado. Además, en este disco canto con más potencia. En «Esquemas juveniles» (2006) yo quería cantar como Jeanette: todo voz suave y doblada. En «Mena» (2010) cogí un poquito más de fuerza. En sonido trabajamos con Javier Garza en Miami, que ha grabado con Ricky Martin y le ha dado más cuerpo al disco. Además, siempre hablo de amor, pero «Otra era» es más deseo y pasión. Es el álbum donde pongo el foco más claramente en un concepto. Tiene más sexo explícito, es más adulto. Eso también te lo da la edad.

-Tiene varias letras, como «Luz de piedra de Luna» o «Sincronía, Pegaso» con un toque astronómico.

-Chile tiene unos cielos muy nítidos. Puedes ver constelaciones y miles de estrellas fugaces. Me ha impactado mucho mirar el cielo, la parte más astronómica. Me aficioné a ello y era tan grandioso que me dio hasta miedo. Hay muchos observatorios internacionales en Chile, tenemos a María Teresa Ruiz, una gran astrónoma, que ha descubierta enanas blancas –estrellas muertas–. Chile es un país que te hace mirar el cielo y hace que veas mucho más.

-Tanto usted como otros artistas chilenos tienen referencias de Alaska o Mecano. ¿A qué se debe?

-A Chile llegaba mucha música española, italiana y mexicana. Mecano fue muy importante para mí de pequeña, a mis primas les encantaba escucharlos. Cada canción me llevaba a una película diferente. También me gusta Camilo Sesto. Después descubrí a Alaska, Nacho Canut, Fangoria...

-En Chile defienden con más naturalidad a artistas como Camilo Sesto.

-También me llama la atención. Sesto ha hecho discos muy bonitos. En Chile quizá tengamos la imagen de una estrella a lo lejos y España vio su auge y caída. Single sacó una versión de Sesto preciosa. Pero hay algo político a veces. El otro día me decían que Mecano era de derechas. Un chileno no tiene ni idea de esto, nos quedamos con la música.

-En sus discos aparecen El Guincho o Jens Lekman ¿Con quién más querría colaborar?

-Surgen de mí, por mail. Me gusta mucho mezclar voces de gente que admiro. Lekman se me ocurrió porque me encanta su voz. Lo conocí en Chile y surgió. El Guincho me mandó su voz por internet.Me encantaría colaborar con Fangoria. También he hablado de hacer algo con Álex Anwandter. O con Anita Tijoux. Los artistas de habla hispana deberíamos unirnos más. Es un peligro ignorar lo tuyo porque vas a cualquier parte del mundo y los festivales tienen el mismo cartel. Más que chilena me siento latinoamericana. Chile es como Suecia con el electropop. Pero esto viene de largo, de Los Prisioneros y su disco «Corazones».

-«Corazones» es de 1990 pero suena a los ochenta.

-En Chile en los noventa se seguía escuchando música de los ochenta, estábamos más aislados, quizá llegaba todo en un barco (risas).

-Los Prisioneros salen al final de la dictadura de Pinochet. Comienzan siendo más punk y van hacia la new-wave. ¿Cómo ve ahora la música chilena y su sociedad?

-Aún no sé la respuesta. Sé que hay una reacción a un pasado muy represivo. Tuvimos a nuestro Franco, que fue Pinochet. En los noventa se empezó a salir y después se comenzó a superar esta muerte cultural y espiritual. Hay protesta, quizá en mi caso no al nivel de cantar «qué bien que se murió Pinochet». Pero toda acción artística es política. Como Los Prisioneros, que seguían siendo políticos con canciones como «Cuéntame una historia original», sobre todos los portazos que suenan en las esquinas de San Miguel. Yo hago mis vídeos y muestro quién soy, también creo que es política. Miyasaki, decía que su cine es político porque todas sus protagonistas son mujeres desde «Nausicaa» a «La princesa Mononoke». Un tema mío muy político es «Esa fuerza» sobre la música como elemento aglutinador.

-Declarar su homosexualidad o la portada de su disco han tenido que montar revuelo.

-Muchísimo. Leo los foros como aquí hace unos años, asambleas en las calles donde se cruzan comentarios para bien o para mal, cuestionando cómo debe ser la homosexualidad. Es política. Que haya debate ya me parece positivo.

-¿Qué música le gusta?

-Lindstrøm, Bomba Estéreo, Robyn, Yelle, Grimes, Porter Robinson, Chrome o Kesha. De grupos españoles Extraperlo, Hidrogenesse, La Bien Querida, Los Punsetes, Christina Rosenvinge, Single, El Guincho o todo el sello Canadá. También escucho mucho pop japonés y kizomba de África. En «Otra era» hay influencia de esto.

-¿A qué sonará su próximo disco?

-Estoy empezando a programarlo. Ahora estoy en medio de una rutina de producción diaria muy exigente. Ahora quiero hacer música para otros. Como Manuel Alejandro, que componía las canciones a Jeanette.

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