Las obras de Medina Galeote se confunden con los espacios de la galería El Pacto Invisible
Las obras de Medina Galeote se confunden con los espacios de la galería El Pacto Invisible
ARTE

Medina Galeote, fajador y estilista

Los personales espacios de El Pacto Invisible le vienen que ni pintados a J. M. Galeote y sus ejercicios de camuflaje

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Sigue fiel José Medina Galeote (Gerona, 1970) a un modo de estar en la pintura que se traduce en un lenguaje que lo distingue y que hace de él una especie de «verso suelto». Y sigue, también, prendido en una exigente práctica que le hace conjugar lo reducido de esa especie de dialecto propio, basado en la esencial suma de trazos cual trama que se apodera de las superficies y en la que pueden camuflarse imágenes, y la insistencia en expandir la pintura. Subyace en ello una continua reconsideración de los límites y especificidades de la disciplina, que enriquece con el puntual cuestionamiento, mediante la inclusión de lo verbal y de metáforas, de la propia figura del pintor como creador, como ciudadano y como persona; esto es, lo creativo, lo político y lo emocional respectivamente.

Así, junto al implícito conflicto en torno a la representación, introduce de manera soterrada asuntos de índole social respecto al rol del artista. Vida y arte, por tanto, se presentan como indisolubles. En ese afán por dar testimonio, por acudir a lo vivencial, se desliza una imprecisa carga autobiográfica que oscila entre la ficción y la verdad, al modo de la literatura de Paul Auster.

«Pintura expandida»

Este «All My Things« es un ejemplo de «pintura expandida», ya que conserva la naturaleza ambiental de sus intervenciones sobre el espacio expositivo y el desbordamiento de las fronteras de los soportes (lienzos camuflados en grandes murales o lienzos que se exponen parcialmente superpuestos para ocultar algún contenido). Medina Galeote, enemigo de lo pretencioso, se ampara en la sencillez del título para ofrecernos un conjunto de piezas que vienen a recapitular su trayectoria y a escenificar nuevas soluciones y recursos.

Ahora irrumpe la figuración, que se incorpora con reconocibles siluetas, aunque sigue dialogando con la trama abstracta

Ahora irrumpe la figuración, que se incorpora con reconocibles siluetas, aunque sigue dialogando con la trama abstracta, cual topografía o huella dactilar, en la que se ocultan motivos y palabras. El artista, con decisión, conduce lo pictórico al espacio fronterizo de la esculto-pintura o de la «pintura tridimensional», ya que ocupa elementos volumétricos que diseña y que poseen una gran carga metafórica.

Acostumbrados a sus ambiciosas intervenciones pictóricas, dignas de ser consideradas monumentales, Medina Galeote se ajusta aquí a la particular distribución de esta galería, una casa del siglo XVIII. Como artista que trabaja sistemática y lúcidamente el concepto de camuflaje, en un ejercicio de mimetismo, se apropia pictóricamente del espacio replicando algunos de los más singulares elementos del edificio. Esto ocurre en «Doble suelo, donde «traslada» el cromatismo de las baldosas hidráulicas de una de las estancias al techo, de modo que distorsiona el espacio. El entrelazado de adoquines curvos del patio se refleja en la superficie metálica sin pintar de una peonza, llegándose a confundir con sus orgánicos trazos y diluyéndose en el entorno. Esta obra, «Le grand tour», es una de esas metáforas sobre vida y arte que pueblan la exposición, una madura asunción de que todo continúa, que el mundo gira a pesar de las contingencias y dificultades de la práctica artística. En «The Hunter» asemeja su modo de operar, ajeno a corrientes y grupos, con la soledad del francotirador, mientras que en unos escultóricos púgiles, con el ilustrativo título de «Vida negra», escenifica la creación como un combate, como un continuo cambio de golpes. Y ahí emerge su figura, no sólo como duro fajador, sino, sobre todo, como fino estilista.

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