LIBROS

Martínez de Pisón, a la búsqueda de «Filek»

El escritor zaragozano vuelve a la fórmula de la «no ficción», ya empleada en «Enterrar a los muertos», para narrarnos la historia de Filek, un estafador que logró engañar incluso a Franco

Ignacio Martínez de Pisón ( Zaragoza, 1960)
José María Pozuelo Yvancos

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Esta narración no es una novela, aunque habría dado para varias. Ignacio Martínez de Pisón advierte que ha evitado la invención y se ha atenido a los hechos . Incluso señala que si fuese una novela, su autor habría hecho tal cosa o tal otra, pero no lo hace para respetar ese pacto de veracidad contraído con su lector, quien termina agradeciendo saber siempre dónde se encuentra lo conocido y lo conjeturado por el narrador. Es muy importante hoy cuando se trata de contar historias de la República, la Guerra Civil o la inmediata posguerra. Precisamente porque la retórica autoficcional y la falsa investigación predominan cuando se abordan estos temas y se mezclan elementos ficcionales con los reales.

La opción de veracidad lo convierte en uno de nuestros mejores novelistas, quien constantemente detecta en la historia relatada varios puntos clave que podrían haber dado para distintas novelas. Así, el breve episodio protagonizado por D’Annunzio en Fiume, efímera República del Fascio, o las vidas particulares nacidas en plena desmembración del imperio austrohúngaro con el que comienza la trayectoria de Albert von Filek. Sabe Martínez de Pisón que Zweig y el gran Joseph Roth han narrado historias semejantes. También otro grande, Claudio Magris , en «El Danubio».

La significación moral del punto de vista narrativo tiene mucha importancia en este libro

La historia que cuenta, luego de los antecedentes austrohúngaros de Filek, desemboca en la España de la República, en una materia que se parece en cuanto a estilo y tipo de libro a otro anterior, « Enterrar a los muertos» , donde Martínez de Pisón se entregó a la investigación de la desdichada suerte corrida por José Robles, el traductor de Dos Passos. No jugó entonces con los límites, pese a que el libro se dejaba leer con el interés de una novela, por respeto al personaje. Este sobre Filek no merecía tal respeto, pues fue un granuja redomado, estafador pertinaz, que llegó a engañar a muchos.

Primero, a ingenuos inversores; luego, nada menos que a Franco, vendiéndole un invento de gasolina hecha con agua y varios cereales y elementos aditivos de los que España era rica. Al principio al lector le ocurre lo que el autor confiesa: que sintió una cierta simpatía, casi comprensión, sentimiento que tantas veces los pícaros despiertan en España. Hasta que lo sucedido con la estafa a un padre judío, a quien le saca los cuartos prometiéndole que podía liberar a su hijo, colma el vaso de lo que el narrador y nosotros estamos dispuestos a admitir.

Sacas y «paseos»

La significación moral del punto de vista narrativo tiene mucha importancia en este libro. En la historia de esa estafa, Ignacio Martínez de Pisón se sirve de abundante documentación , entre ella su reflejo en las páginas de ABC y «La Vanguardia Española», los dos grandes periódicos que hoy continúan. Y no solo diarios, también páginas del BOE y atestados policiales, registros de cárceles, entradas y salidas del Registro de Patentes, etc. Muy pocos trabajos de historiadores han manejado tanta documentación de primera mano obtenida por Martínez de Pisón durante años en archivos de Austria, Hungría, Alemania, Italia y España, que le lleva a parroquias, partidas de nacimiento, de boda o listados de fusilamiento.

El momento que considero más valioso no es el que motiva el interés por el personaje, el fraude de la falsa gasolina, sino mucho antes y algo después. Mucho antes, al hilo de su encarcelamiento en checas y cárceles republicanas, hay un portentoso testimonio, con nombre y apellidos, horas y días concretos, en los que se produjeron las sacas para el «paseo» dictadas con ese capricho cruel de un destino decidido por un rencor anónimo, sin apelación posible .

La espera de la lista de la saca, que habría de llevar a las zanjas de Paracuellos a muchos, es sorprendentemente paralela a la de los fusilamientos franquistas en plena guerra, pero también en la posguerra inmediata ordenados por falangistas o responsables de las cárceles, como la de Nanclares de Oca, que se recoge con precisión. Martínez de Pisón busca a Filek y lo encuentra en un entorno de muertes y sinrazón. Su moral de ciudadano le pide no hacer novela. En este gran libro aquella sinrazón se comprende mejor desde los hechos, que hielan el corazón de todo español del alma.

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