ARTE

La luz como una de las Bellas Artes

Las galerías Cayón y Elvira González acogen sendas exposiciones de dos maestros en crear con la luminosidad: Dan Flavin y Olafur Eliasson

Detalle de una obra de Eliasson

FRANCISCO CARPIO

La luz, entendida -y sentida- como metáfora, energía y concepto, ha iluminado con el calor y el color de sus rayos y sus ondas una parte sustancial de las manifestaciones humanas. Su carácter simbólico, e incluso sacralizado, se ha constituido asimismo en un referente de casi obligado cumplimiento dentro del mundo de las artes visuales. Podemos, pues, afirmar que en numerosas ocasiones el Planeta Arte se ha encendido -y también se ha incendiado- con el ritmo de la materia lumínica. La luz -parafraseando a Thomas de Quincey- considerada pues como una de las Bellas Artes .

Sin luz no hay visión . Una suerte de tautología que puede y debe aplicarse así al espíritu y la voluntad creadora de numerosos artistas. Aunque las primeras manifestaciones de la luz en el arte gozan obviamente de una longeva mayoría de edad (les recomiendo en este sentido el libro de Gillian Wolfe , La luz en el arte ), lo cierto es que será a partir del paso de la década de los cincuenta a los sesenta cuando las experiencias artísticas que emplean la luz en sus distintas formas (neones, holografías, vídeo, leds, fotografía, cajas de luz, cine…) comienzan a adquirir un relevante protagonismo.

Una de las figuras más destacadas dentro de este contexto será la de Dan Flavin (Jamaica, Nueva York, 1933 - Riverhead, Nueva York, 1996), pionero en el empleo de tubos de neón y luces fluorescentes en el arte contemporáneo . A partir de un recurso tan heterodoxo y tan cuestionable como material artístico, este creador, uno de los principales representantes del minimalismo, conseguirá articular unas instalaciones absolutamente singulares y reconocibles en las que ofrecerá nuevas posibilidades de lectura de conceptos tan clásicos en el arte como el espacio, la escultura, la arquitectura e incluso la propia pintura.

Coincidiendo con ARCO, la galería Cayón nos ofrece una agradable y elogiable sorpresa con una ambiciosa exposición sobre la obra de este artista americano, la primera dedicada de manera exclusiva al conjunto de trabajos que llevó a cabo en diálogo con una serie de destacados nombres del arte del siglo XX, Albers, Calder, Mondrian, Newman o Twombly , entre otros. Son cerca de doce piezas, realizadas entre las décadas de los 60 a la de los 90, en las que plantea su personal homenaje -cromático y espacial- a estas figuras.

Análogamente, Olafur Eliasson (Copenhague, 1967), uno de los protagonistas más destacados del panorama contemporáneo internacional, es otro artista asimismo interesado en la utilización de la luz y en la reflexión sobre sus potencias expresivas en relación con el espacio, así como con sus diferentes posibilidades de percepción. El artista islandés-danés inaugura, también por estas fechas, aunque sin llegar a tener el interés ni la magnitud de la otra propuesta, su tercera individual en la galería Elvira González . Según sus propias palabras, en Echo Activity , la obra realizada para esta ocasión, «nos damos cuenta de que la realidad es relativa, de que podemos cambiar lo que es real, y entonces podemos lanzar una mirada a lo que vendrá». Un trabajo que analiza pues los poliédricos ecos que conforman la representación de la realidad (interior y exterior al espectador) y los innumerables reflejos que éste construye a través de su propia percepción de la luz y del espacio.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación