«Montaña» (2003) es la obra de Alberto Peral presente en esta exposición
«Montaña» (2003) es la obra de Alberto Peral presente en esta exposición
ARTE

Una aceituna con hueso y sin hueso

La Colección de Helga de Alvear en Cáceres prosigue su puesta en escena bajo la batuta de diferentes comisarios. Ahora le toca el turno a Chus Martínez, que ha titulado su apuesta «Las anchoas sueñan con panteón de aceitunas»

Cáceres Actualizado: Guardar
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Un título raro –¿nadie objetará que no resulta llamativo?– para este texto sobre una exposición que encuentra cobijo bajo el paraguas de una greguería de Ramón Gómez de la Serna: «Idiosincrasia. Las anchoas sueñan con panteón de aceitunas». Esta larga y rara sentencia ramoniana, como casi todas las suyas, es la que abre las puertas, hasta abril de 2017, del Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear en Cáceres, y la que ha elegido Chus Martínez (La Coruña, 1972) para montar una nueva exposición en torno a la colección de esta alemana afincada en Madrid de toda la vida y que siempre ha confesado su debilidad por un arte luminoso y estimulante.

Gusto y poder para comprarlo no le falta, y doy fe, por lo que me han contado, que perderse en sus almacenes y trajinar con lo que allí atesora puede ser lo más parecido al sueño de un niño con zapatos nuevos chapoteando en el agua sin padres, ni autoridades competentes que vigilen.

Dos mil ochocientas piezas conforman todo el conjunto hasta la fecha (la coleccionista sigue en activo) y, desde su presentación al público en este espacio, distintas y muy variadas han sido las lecturas firmadas por agentes del arte contemporáneo con diferentes registros generacionales y teóricos (José Jiménez, Rafael Doctor…). Todas muy exigentes en sus presupuestos, y acertadas cada una de ellas en su discurso expositivo.

«Ramoniana» de bien

Chus Martínez se confiesa ramoniana de toda la vida. Yo añadiría que variopinta en sus requiebros y, para muestra, el botón de los textos que acompañan el catálogo, que van de mencionar al psiquiatra de moda en los años sesenta R. D. Laing a sus experiencias en el barrio marginal de Can Tunis («Realicé un voluntariado en una de las mayores clínicas de metadona del mundo», cuenta Chus Martínez), para pasar a la cocina molecular («Un amigo me llevó a un seminario durante el cual nos mostraron un huevo cuya yema había sido reemplazada por café con leche... La cocina molecular y las tendencias que la acompañaban eran en cierta forma kantianas», remata). Entresaco a propósito estos ejemplos que se parecen tanto como un huevo a una castaña, que diría el acervo popular, porque, curiosamente, Gómez de la Serna no enjaretó greguería alguna con estos productos castizos en su metafórica dicción.

De este cesto intelectual y posibles fórmulas culinarias ha salido la exposición más desconcertante de todas cuantas hemos visitado en estos espacios que firmaron los arquitectos Tuñón + Mansilla. Por otro lado, nada nuevo bajo el sol que cobija los trabajos curatoriales de Chus Martínez, quien ha pasado, en una de las trayectorias profesionales más viajadas y ascendentes de su generación, de la sala Rekalde en Bilbao al MACBA de Barcelona, el Museo del Barrio de Nueva York, la 13ª Documenta de Kassel (la que hizo de Enrique Vila-Matas una «obra de arte»: lo sentó en un restaurante asiático («una rancia mesa del Dschingis Khan») a verlas venir. Tal cual lo narra el propio escritor en su libro «Kassel no invita a la lógica»: «El silencio lo interrumpió una llamada a su móvil de Chus Martínez desde Berlín… Cuando pienso en aquella llamada de móvil, me doy cuenta de que en el fondo tenía miedo de que Chus me dijera que presentía que la habían engañado al decirle que yo era uno de los pocos vanguardistas que había en la amuermada España. Y me siento contento de no haber perdido de vista en ningún momento la posibilidad nada desdeñable de que Chus, que tenía fama de ser muy lista, me había invitado a la Documenta para ponerme a prueba». Tras la Documenta, ella ocupa el puesto de directora del Instituto de Arte de la Academia de Arte y Diseño de la FHNW de Basilea.

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