Sevilla
Exposición Iberoamericana 1929: la postal más hermosa del certamen
La Plaza de América fue uno de los lugares más visitados con los pabellones fabulosos de Aníbal González: el Real, el de Bellas Artes y el Mudéjar
Un olor fragante a parques y jardines se colaba por las ventanas de los edificios. El viento atravesaba la crestería en piedra del pabellón de Bellas Artes y la fuente de la Plaza de América llenaba de cadencias acuáticas la postal más hermosa de la Exposición Iberoamericana de 1929. Alrededor de esta plaza se encontraban tres de los principales edificios del certamen: el pabellón de Bellas Artes , el Mudéjar y el Real . Eran como tres sueños de Aníbal González convertidos en piedra, ladrillo y azulejos.
No muy lejos pasaba el ferrocarril a tamaño reducido que recorría toda la exposición. Casi siempre llevaba pocos viajeros. El escritor británico Ewelyn Waugh visitó la muestra y afirmaba que la minúscula locomotora daba vueltas una y otra vez al recinto con los vagones vacíos. Y añadía que en el parque de atracciones giraba una gran noria «sin nadie en las góndolas».
Sin embargo, la plaza de América y sus fabulosos pabellones se convirtieron en uno de los principales focos de atracción del certamen. Siempre estaban llenos de gente. Los tres edificios de Aníbal González se colaron como souvenir en la maleta de los visitantes pues se plasmaron en miles de postales .
Eran tres ejemplos del mejor estilo regionalista. El pabellón Real evocaba el arte gótico de época isabelina , el de Bellas Artes reproducía el estilo renacentista y el de Arte Antiguo e Industrias Artísticas era de aire neomudéjar con típicas azulejerías, pavimentos de olambrillas y claustros que recordaban los de La Rábida y San Isidoro del Campo. Los tres edificios continúan en pie. El pabellón de Bellas Artes es el actual Museo Arqueológico , el Mudéjar acoge el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Real se espera que albergue un futuro museo dedicado precisamente a Aníbal González.
La Plaza de América contaba con un estanque espectacular y las glorietas del Reloj y de Cervantes con azulejos trianeros que contaban historias cervantinas.
Pero ¿qué había dentro de estas postales? El pabellón Real fue el espacio dedicado a mostrar las piezas artísticas de la monarquía. Había muebles, marfiles, orfebrería y tapices procedentes de los Reales Sitios . Los salones parecían haber sido trasladados desde La Granja o El Escorial. Además, se expusieron piezas de la Real Armería y de las Caballerizas Reales. Apartado especial tuvieron las piezas militares como si el pabellón hubiera congregado a los ejércitos fantasmales de todas las épocas del imperio : morriones de los Tercios de Flandes, arneses, espadas, adargas, codales, manoplas, armaduras y pistolas historiadas de guerras antiguas.
El pabellón de Bellas Artes era conocido como Palacio del Renacimiento y estaba inspirado en el Palacio de Monterrey en Salamanca. En su interior cada espacio llevaba el nombre de un artista:el Salón Velázquez, las galerías de Pedro de Mena y Alonso Cano,el Salón Central Zurbarán, las galerías adjuntas de Pedro Roldán, Martínez Montañés o el Salón Principal Murillo. Aquí se expusieron obras de Alejo Fernández, Tiziano, Rafael, El Greco, Caravaggio, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal o Goya cedidas por diversas instituciones. La catedral de Toledo y el Monasterio de Guadalupe contaron con espacios especiales. Sin embargo, hubo quejas por el abigarramiento museográfico .
El pabellón Mudéjar albergó obras de las catedrales de Oviedo, Santiago, Salamanca o Gerona con joyas muy valiosas como la Cruz de la Victoria, la Caja de las Ágatas y la Cruz de Nicodemus , pero también se expusieron sin orden dando la sensación de un fabuloso y caótico cajón de sastre. Parece que grandes obras de Felipe de Ribas, Martínez Montañés, Mengs o Goya se expusieron junto a piezas de arte menor.
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