Luigi Ghirri, el cartógrafo de la Italia provinciana

El Museo Reina Sofía abre la temporada con una retrospectiva del original fotógrafo, que se mostraba como un «amateur»

«Módena», 1973. Luigi Ghirri CSAC. Universidad de Parma

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El Museo Reina Sofía arranca la temporada con una exposición del fotógrafo italiano Luigi Ghirri (Scandiano, 1943-1992) , bajo el título «El mapa y el territorio» , producida por la pinacoteca española, en colaboración con el Folkwang Museum de Essen, donde ya se vio de mayo a julio de este año, y el Jeu de Paume de París, adonde viajará el próximo año. Ghirri es un desconocido para el gran público, aunque es un creador de culto en su país. En 1970 abandonó su anterior trabajo ( aparejador y topógrafo ) para dedicarse por completo a la fotografía. Frente al neorrealismo en blanco y negro imperante en la Italia de los 50 y 60, Ghirri reacciona con imágenes siempre en color (usaba el color porque el mundo real lo es también), en las que apenas aparecen personas; en ocasiones lo hacen de espaldas. Una apuesta por el anonimato. En una época en la que el arte povera y artistas como Pistoletto imperan en la escena artística italiana, emerge Luigo Ghirri, que «no aspira a ser un fotógrafo serio, sino un artista», según sus propias palabras.

James Lingwood , comisario de la exposición -que permanecerá abierta hasta el 7 de enero de 2019-, ha seleccionado 250 instantáneas , repartidas en catorce grupos temáticos . Como sus «Paisajes de cartón», en los que Ghirri fotografía anuncios publicitarios («son fotos de fotos», advierte Lingwood). También retrata las casas de la gente de clase media de Módena, donde vivió y trabajó; a los visitantes de los museos (es un precedente de lo que años más tarde haría el alemán Thomas Struth )... Ghirri cartografía una Italia provinciana, alejada de los centros turísticos (Roma, Florencia, Venecia), aunque no falta una mirada crítica, incluso kitsch, hacia los parques de atracciones , como el de Rímini. Una de las características más curiosas de este fotógrafo es que se mostraba como un «amateur», un aficionado . Incluso revelaba sus carretes de Kodachrome en los mismos laboratorios donde lo hacía la gente corriente.

Un hombre contempla dos de las fotografías de Luigi Ghirri EFE

Autodidacta, siempre al margen (su obra en color se consideraba sospechosa por ser muy cercana a la popular y publicitaria), ligado al arte conceptual y a artistas como Baldessari , explica el comisario que Ghirri «hace viajes mínimos , por los pueblos de alrededor de Módena, donde fotografía los objetos cotidianos, que son recuerdos de muchas personas. Su obra no tiene parangón con ninguna otra». Su trabajo se centra en el exterior, en las calles de Módena. Apenas hay interiores. El encuadre siempre fue una de sus principales preocupaciones. Sus sencillas y humildes «Vedute» contrastan con las de los artistas venecianos del XVIII, como Canaletto y Bellotto.

«Mi objetivo no es hacer fotografías, sino mapas, cartografías que se convierten en fotografías », decía el propio Ghirri sobre su trabajo. Y es que su trabajo como topógrafo marcó indeleblemente su labor fotográfica (marca límites, territorios), que resulta fría, sin drama ni emoción . Algo que buscaba Ghirri con su trabajo. Aunque algunas de sus cartografías son lugares poéticos. «En un mundo dominado por el tsunami del narcisismo en la generación de Instagram -comenta Lingwood-, Ghirri es un pensador sobre la fotografía. Tenía una gran curiosidad y le gustaba reflexionar sobre ella».

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