Jerry Gorovoy, ayer en Bilbao
Jerry Gorovoy, ayer en Bilbao - AFP

Jerry Gorovoy: «Louise Bourgeois necesitaba crear para sobrevivir»

Asistente durante 30 años de la artista y presidente de la Easton Foundation, confiesa que la creadora francoamericana tuvo, al menos, dos intentos de suicidio

En septiembre abrirá al público su casa de Chelsea. Serán visitas de pequeños grupos

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No comenzó con buen pie su relación con Louise Bourgeois. La artista amenazó con llevarse una de sus obras expuesta en una galería del Soho, de la que Jerry Gorovoy era el comisario, porque no le gustaba cómo estaba colocada. Era 1980. Difícil imaginar aquel día que la relación entre ambos duraría más de treinta años, tiempo en el que se convirtió en su asistente y mano derecha. Hoy preside la Easton Foundation, una institución benéfica que gestiona el legado de la creadora, junto con el Louise Bourgeois Trust. Sus hijos, Jean-Louis y Alain, son sus herederos. Tuvo un tercer hijo, Michel, que adoptó y que murió en 1990. Gorovoy está en Bilbao supervisando el montaje de la exposición dedicada a sus Celdas.

Hace un alto para atender a la prensa y hablarnos de cómo era la mujer y la artista.

En septiembre se abrirá al público la casa de Louise Bourgeois en Chelsea, que donó a la Fundación. Serán visitas de pequeños grupos. Un año antes de morir, compró la casa anexa y ahora se van a unir ambas. Acogerá un centro de investigación, biblioteca y archivo, jardín de esculturas... Cuenta también con un programa de residencia de artistas. Fue en esa casa donde todos los domingos recibía a jóvenes artistas y estudiantes para charlar con ellos. Eran los llamados «Bloody Sundays». «Siempre estaba rodeada de jóvenes, porque le gustaba la energía que emanaba de ellos, su espíritu de lucha. Tenía pocos amigos de su edad», explica Gorovoy. Entre los proyectos para el futuro, dice que se publicarán los escritos de Louise Bourgeois (más de mil páginas) y sus diarios. «Son increíbles». ¿No le molestaría a ella que vieran la luz? «No. Decía que era una mujer sin secretos».

Culpa y ansiedad

Gorovoy no elude hablar de problemas muy personales, como la tendencia suicida de la artista: «Lo intentó al menos dos veces y posiblemente hubo una tercera: la primera, tras la muerte de su madre. La segunda, cuando su padre quiso emparejarla con un amigo. Tenía mucha ansiedad, muchos miedos y un sentimiento de culpabilidad». ¿A quién culpaba? «En muchos casos, a ella misma. No sabía cómo relajarse, cómo tranquilizarse. A veces se mostraba muy deprimida. Necesitaba crear para sobrevivir. Pero el arte no la curó, simplemente hizo que se sintiera mejor». ¿Logró olvidar y perdonar? «No se olvidaba de nada». ¿Cómo fue la relación con sus hijos? «Se sentía culpable porque quizá no había cumplido las expectativas de ser una buena madre».

La recuerda como «una persona muy fuerte y con una firme determinación», a la que le gustaba trabajar sola, que «no creaba para el público, sino para ella misma», y que «cuando sentía miedo, atacaba». El feminismo la tomó por bandera. ¿Le disgustó? «Era una mujer independiente y apoyaba a los grupos feministas. Pero no le gustaba ser etiquetada como una artista femenina, feminista». Su obra, dice, «es como un polígrafo: lo que sentía, su estado de ánimo, influía en todo lo que hacía». Pero cree que se ha exagerado mucho la relación de amor-odio con su padre y la historia de la infidelidad con la niñera: «Es una interpretación desafortunada y muy reduccionista de su obra. De joven, intentó controlarla, pero Louise quería a su padre. Fue una relación muy fuerte».

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